Carta a los campesinos de San Jorge

Para mí es grato venir a San Jorge y tener el privilegio de compartir con sus habitantes; aquellos que desde siempre de manera cálida y hospitalaria nos han acogido cuando por aquí he pasado con mis estudiantes, enseñándoles el valor de estos lugares, del campo y de la naturaleza.


Es importante atender a la invitación que me han hecho los compañeros de la red juvenil de Suacha, en especial, al llamado de Karen y Gabriel con quienes he compartido bonitas experiencias en este amplio territorio del dios varón, ese que desde remotas épocas ha visto al indígena y al campesino labrar la tierra, no en vano como refiriera Roberto Velandia (importante historiador de Cundinamarca) en Suacha el maestro Bochica le enseñó a los muiscas a cultivar la tierra. En ese sentido esa memoria ancestral pervive todavía entre los habitantes de esta hermosa vereda, esa que hoy se encuentra seriamente amenazada por las nuevas formas con que el supuesto “desarrollo” trata de integrar a los territorios; siempre a expensas de la naturaleza y las comunidades.

San Jorge, Hungría, Alto del Cabra son el bastión agrícola de Suacha, pero lastimosamente pocos lo saben, y tal vez en eso radica que esta zona este ampliamente marginada en el contexto local, es pesaroso que los habitantes de la zona llana, la cual es la parte urbana, no reconozcan las características que posee este lugar. Pocos saben que aquí se cultiva la fresa, papa, arveja y otra serie de productos elementales para la dieta diaria del Suachuno. Pocos saben que la leche de las deliciosas almojábanas proviene de esta zona incrustada en las verdes montañas de este gran municipio, verdor que podría convertirse en un desierto creado por la acción de las empresas mineras, y de la negligencia de aquellos quienes dicen ser nuestros gobernantes y que supuestamente están para proteger los derechos del pueblo. Pocos saben que tenemos una linda comunidad campesina que también es fundamental en la construcción del territorio.

Este lugar es fundamental para el desarrollo de la población, aunque históricamente su papel haya sido relegado. A veces hago un ejercicio imaginario y algo especulativo que de todas formas me invita a soñar, y es ver un corregimiento sin el emplazamiento de las industrias que actualmente hacen parte del sector, tal vez en ese espacio soñado, el río Suacha no estaría tan contaminado como en la actualidad, posiblemente sería un afluente de abastecimiento del preciado liquido para la zona y para algunas comunas de la parte urbana, es probable que también el corregimiento uno fuese punto de constantes visitas de aquellos que tengan a la naturaleza como centro de esparcimiento y relajación total, seguramente el corregimiento uno sería el protagonista de un mejor presente. No obstante el panorama actual es distinto y su realidad compleja.

Aunque el objetivo de este breve escrito no es expandir una visión pesimista, porque de uno u otro modo para eso estamos aquí, intentado construir comunidad, generando por medio de estos espacios procesos de interacción y de defensa del territorio, pues la comunidad es el primer actor que está llamado a debatir, reflexionar, y proponer otras formas alternativas de un desarrollo que propenda por la conservación de la tierra, los elementos de la naturaleza y sus prácticas socio culturales que en cierta medida también son la memoria de este pueblo, cuya historia está bastante olvidada.

La vereda San Jorge está llamada a ser un centro de aprendizaje en el cual la gente reconozca la importancia del sector rural para la sostenibilidad del territorio, donde el campesino nos comparta su saber, sus tradiciones y su relación con la tierra. San Jorge debe convertirse en un polo de reconocimiento para la historia del municipio, la cual seguramente hunde sus raíces en el sector rural, pues primero fuimos un territorio agrario de origen indígena, y probablemente el corregimiento uno vio pasar generaciones de indios y campesinos por sus caminos, montañas y bosques.

La comunidad de esta hermosa vereda tiene un papel vital en la construcción de un nuevo espacio donde se tenga en cuenta la vida, la historia, la naturaleza y se funde de igual manera otra visión cultural sobre el desarrollo. San Jorge está destinado a enseñarnos a ser comunidad, y por otro lado; a convertirse en un modelo para otras zonas rurales de nuestra golpeada, turbulenta, pero amada patria, esa que debemos reconstruir desde abajo, desde las bases y sin la visión depredadora de aquellos que la han manejado desde las altas esferas del poder. San Jorge debe ser ejemplo de vida, paz y comunidad para Suacha. ¡San Jorge resiste!

Escrito realizado el 9 de Mayo de 2015 en el marco de la escuela itinerante de los derechos humanos, organizada por la Red Juvenil de Suacha.

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