Entre el Castrochavismo y los papás Noel estamos fregados

El “Castrochavismo” se ha convertido en el coco de nuestros padres, no sabemos muy bien a qué hace referencia pero es la forma de explicar que si seguimos una idea contraria a la de un reconocido líder político radical, estamos en alto riesgo de quedar sin papel higiénico, leche, pollo y demás productos básicos.


Algunas personas que se consideran estudiosas y afortunadas ven en este término un reflejo del desconocimiento e ignorancia. Personas a quienes sus trabajos, negocios y/o estudios les han dado la oportunidad de mejorar sus condiciones económicas y al finalizar el año les gusta analizar la realidad nacional, haciendo una fuerte crítica a las políticas “asistencialistas”, les preocupa que la población con bajos recursos no planifica, observan con asombro que quienes ha recibido casas “gratis” no pagan cuotas de administración y cada día sus demandas sociales son más amplias.

Como nadie se salva de la magia de la navidad, en su corazón se convierten en Papás Noel, les emocionan los rostros de los niños al recibir un regalo y año tras año destinan parte de su presupuesto para dar presentes como un gesto de bondad y agradecimiento. Toman su costal y se van a los sectores más humildes a ofrendar un detalle para los niños, hacen la entrega, tomas algunas fotos y al final regresan a sus hogares con la satisfacción de “ayudar a quien más lo necesita”, su vida continúa normal y probablemente nunca más volverán a ver estos pequeñitos.

Detrás del telón la cosa funciona así, a los niños siempre les emocionará recibir algo, por lo tanto ya tienen la sonrisa lista para recibir no importa de donde venga: fundaciones, políticos, ciudadanos, empresas, etc. El regalo que probablemente no es fabricado en Colombia y rápidamente quedará destrozado irá a parar a las vías públicas, tapando el precario sistema de alcantarillado y meses después ayudará a las inundaciones que se verán por televisión.

Al dar el regalo se piensa que se apoya a unos padres que no tienen como dar un detalle a sus hijos y es que no les alcanza porque representaría una cerveza menos. Soacha año tras año recibe la caravana de buenos corazones desconocedores que en los lugares que más apoyo reciben, más se compra licor y pólvora para navidad y fin de año.

Sin saberlo están acostumbrando a los niños a recibir por la única razón de ser “pobres”, es tentador para un niño, que será un adulto, la condición de vulnerabilidad; este adulto del futuro sabrá que si el Estado apoya, no será necesario trabajar cumpliendo horario y siguiendo instrucciones.

Este niño que sonríe mientras le dan un regalo posiblemente es el mismo que será abusado mientras su familia duerme en las fiestas y otro en estado de embriaguez aprovecha la situación; el que será golpeado porque no hizo algo que le fue solicitado o el que verá a su padre detenido por alguna riña en medio de los tragos. Momentos que marcarán el futuro.

¿Qué hacer entonces?, tal vez dar más que lo que pueda ser comprado con dinero, dar tiempo, conocer la vida e historia de aquellos a quienes se quiere ayudar, no aparecer solo en navidad, ser constantes en el territorio y apoyar la transformación de esta realidad, velar porque los recursos públicos se inviertan de manera adecuada y no seguir alimentando la tendencia social a estirar la mano para recibir, desconociendo que también se debe dar.

No hacerlo puede hacer realidad el fantasma del “Castrochavismo” buuu, buuu, buuu.

Un feliz año nuevo y títere con cabeza también recibe buenos corazones llenos de regalos.

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