La dualidad del patriotismo mundialista

Una interesante muestra de amor por la patria se genera en esta época debido a la presencia de la selección nacional en las finales del mundial de fútbol. Pareciera que el destino de las naciones estuviera supeditado a un partido de fútbol y no a las acciones que se construyen diariamente desde la comunidad y los administradores de turno. Aun así lo que acontece es ejemplo y punto de reflexión para toda Colombia.


Sin duda la premisa “Pan y circo” sigue y seguirá vigente para los colombianos, ya quedó demostrado en las pasadas elecciones presidenciales, en donde el actual mandatario obtuvo 3.759.971 votos para continuar con su mandato y un cantante de reality logró 6.301.815 de votos para ser el ganador del programa de entretenimiento. Hoy el show se traslada a la Selección Colombia.

Es importante resaltar que el juego ha despertado un hermoso sentir nacional que no se evidencia en ningún momento pese a las grandezas naturales y grandes representantes de Colombia en el extranjero que quedan opacadas frente a la actuación de los jugadores de la selección nacional y director técnico colombianizado. Traigo aquí apartes de la carta que comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes envían a James Rodríguez, en donde se resalta la construcción de nación a partir del fútbol.

“…el fútbol es más allá de nuestra propia nacionalidad, es cooperación, es encuentro, es colectivo.

Es usted y toda la selección, la expresión de lo que nosotros deseamos para nuestro país, pluralidad en un proyecto de nación, un país en que la diferencia es complementaria. Esa es la alegría que nacerá de una democracia incluyente, una democracia con respeto a las fuentes de la vida, como las aguas y los árboles, los páramos y los seres humanos; una democracia donde a nadie se le mate, se le torture, se le desaparezca, se les desplace por pensar en un nuevo país, más justo para todas y todos; una democracia en donde todos somos importantes, incluso, nosotros, los habitantes rurales, así como en la selección todos aportan.

Incluso, en donde esa individualidad, como usted la expresa, se mantiene con una cierta timidez, con humildad y sin prepotencia por ser goleador. Usted ha expresado ese nuevo sentir… en donde el trabajo es de todos, aunque usted lidere y concrete con goles”.

Los valores presentes durante el juego dan la posibilidad de que en los colombianos renazcan un sinnúmero de emociones que parecían perdidas: esperanza, alegría, fe y sobre todo amor por la patria.

Durante el juego, miles de colombianos, amantes de la patria que han sido indiferentes frente a la presencia internacional que explota y desangra los recursos naturales sagrados de nuestro país, se unen para festejar los goles de la selección nacional. Mientras aplauden el particular baile de los jugadores, logran olvidar la corrupción de los gobiernos de turno, la cual podría mitigarse con la participación de las Veedurías Ciudadanas que podrían estar compuestas por esos miles de colombianos que aman tanto a su patria como para permitir los vejámenes gubernamentales.

Con una camiseta importada (porque es más barato importar que apoyar la mano de obra colombiana) o producida por una marca extranjera (que da un aparente mayor estatus), Colombia tiene una expectativa mayor a la que se genera por los proyectos de ley, diálogos de paz, convenios internacionales y otras acciones que verdaderamente regirán el destino nacional.

Utilizando cientos de productos para sentirse colombiano, manillas, alcancías, pelucas, trompetas y se comparte el tiempo de los partidos al lado de bebidas, se completa el ajuar para el festejo nacional. Después del triunfo, los seguidores de la selección, dejan la evidencia de su amor patrio por toda la calle que se convierte en el basurero de bolsas, latas, confetis y otras cosas más que hacen cuestionar ese amor por el país. Esto sin olvidar la harina y la maicena que podrían alimentar a los habitantes de calle que viven en Colombia.

Aunque Colombia entera vibra frente al mundial, lamentablemente los ojos internacionales siguen presentando nuestra nación como un lugar de narcotraficantes, ladrones y oportunistas, omitiendo la visibilización de la grandeza natural y humana que hace de Colombia una gran nación.

No se critica ver fútbol y disfrutarlo, el problema es que después de los partidos Colombia continuará con su letargo y aquel amor patrio se perderá dejando a la deriva el destino de la nación porque la ciudadanía se olvidará que para construir patria se necesita lo que la selección Colombia está enseñando: trabajo en equipo y cooperación.

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