Preocupante ola de atracos pone en peligro la vida de los estudiantes de Compartir

El asesinato de un estudiante en las afueras del colegio, las riñas constantes y los atracos perpetrados por pandillas y grupos delincuenciales, se convirtieron en un ‘callejón sin salida’ para la comunidad educativa de la Institución Educativa Compartir. El rector denunció poca atención por parte de las autoridades.


El pasado miércoles, Nelson Mateus de 16 años y quien cursaba décimo grado en la Institución Educativa Compartir, salía normalmente de clases junto a sus compañeros cuando un menor de edad, que se encontraba bajo los efectos de sustancias psicoactivas, se acercó presuntamente para ultrajar a una de las estudiantes. Nelson reaccionó con el ánimo de defenderla sin saber que sería su último gran acto de valentía, ya que el delincuente en medio de la riña generada, le propinó dos puñaladas que le cegaron la vida.

El silencio es imperante en la zona y muy pocas personas se atreven a hablar del tema porque la inseguridad va en aumento, aún cuando la comunidad educativa de este colegio lleva varios meses clamando por la presencia constante de la policía en las horas en donde hay más afluencia de estudiantes, es decir, cuando salen los de la mañana y entran los de la tarde a eso del mediodía, al igual que entre las seis y siete de la noche, que es cuando se cruzan los de la tarde y los de la noche.

“Hay que decirlo con franqueza que esto se esperaba tarde o temprano, esto tenía que pasar porque desde hace mucho tiempo hemos venido insistiendo a las autoridades que nos manden policía, especialmente entre las doce y la una ya que por esa puerta se movilizan 2500 estudiantes que salen y 2500 que entran, generalmente hay bandas esperando a que los chicos salgan para robarlos”, señaló un estudiante de la institución educativa.

“La verdad uno no se mete en esas cosas porque son capaces de que van y después le hacen algo, entonces es como algo difícil de decidir, de todas formas si algo hay por acá es delincuencia, sobre todo consumo de droga y atracos a los muchachos”, dijo Salomón Torres, habitante del sector.

Pero si hay alguien que también muestre su preocupación por la situación de extrema gravedad que se vive en las afueras del plantel educativo, es el rector Álvaro Rodríguez, quien explica que se han tratado de implementar estrategias para evitar que los alumnos del colegio ocasionen riñas, tanto en la vía pública como en las instalaciones del colegio. De acuerdo a lo expresado por el directivo, los alumnos cuentan con 50 docentes que son agentes de promoción del respeto entre la comunidad educativa.

“Al interior de la institución permanentemente estamos haciendo talleres, tanto así que la comunidad en este momento reconoce que se ha mermado la cantidad de riñas callejeras que propiciaban nuestros estudiantes y a raíz de ese suceso seguiremos trabajando concientizándolos primero de que no carguen armas, segundo de que deben tener un autocontrol y pensar las consecuencias antes de cualquier cosa”, señala el rector.

No obstante, el llamado principal es para que las autoridades tomen cartas en el asunto de una manera efectiva, ya que en muchas ocasiones tanto la Secretaría de Gobierno como la Policía, han realizado la promesa de mejorar las condiciones de seguridad para los estudiantes mediante el establecimiento de un CAI móvil y la presencia de más uniformados, sobre todo en las horas álgidas donde los alumnos corren un mayor riesgo.

“Hay muchas pandillas, expendedores de droga, reducidores y gente de todas las categorías que vienen y se ubican alrededor de la acera del frente esperando que salgan los niños y las niñas, tenemos conocimiento de muchos atracos de los cuales yo he oficiado a las entidades y a las autoridades con los testimonios de los mismos estudiantes, y la verdad, nosotros nos sentimos huérfanos porque no vemos la presencia de la policía en esas horas pico”, concluyó el rector.

Para los estudiantes, los patrullajes de los pocos policías dispuestos en la zona es demasiado reducido, algunos de ellos afirman que las rondas de los uniformados no duran el tiempo necesario mientras los alumnos entran y salen de clase. “Ellos vienen en sus motos, revisan el panorama y se van rápidamente, dándole el resto del tiempo a los delincuentes para que dispongan de la zona a su antojo”.

“Nosotros como estudiantes nos reunimos con el alcalde y con un agente que en ese momento era el encargado de la seguridad de los colegios de Soacha. Le dijimos al Dr. Nemocón que necesitamos más policía en cada cambio de jornada, que es de 12 a 1, de 6 a7 y de 9 a 10 de la noche, entonces nos enviaron dos policías que venían solo los miércoles como media hora y se volvían a ir, pero a nosotros de qué nos sirve que venga un policía media hora y vuelva y se vaya, si no va a estar pendiente a la hora de salida, que es donde están los problemas que tenemos en la institución”, manifestó Estefanía Contreras*, una de las representantes estudiantiles.

“Como siempre hay una pelea, la gente prende las alarmas pero nada sacan con eso, deberían más bien llamar a la policía porque hay veces algunas personas se meten en las peleas, por lo que terminan agrediéndolas a ellas también”, señaló otro estudiante en relación a la participación de la comunidad cuando hay algún acto que atente contra la integridad de los alumnos.

Con este complicado panorama y la inoperancia de las autoridades, la comunidad educativa de Compartir no quiere seguir colocando las víctimas para que por fin se tomen los correctivos necesarios en cuanto a esta problemática, porque vale la pena decir que no solo son los estudiantes los que se arriesgan a atracos, sino también los docentes, vigilantes y aseadoras quienes también pueden ser víctimas de las agresiones por parte de los delincuentes.

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