¿Qué pasa por la pequeña cabeza de aquel que puede tomar la decisión política?

“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.” Mario Benedetti

“Democracia: es una superstición muy difundida, un abuso de la estadística.” Jorge Luis Borges

“La lucha del ser humano contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido.” Milan Kundera


Es así que, en muchos lugares de éste país, después de que aquel habitante del territorio manifieste un descontento, una crítica o algún punto de vista divergente sobre la forma del proceder desde el gobierno o acerca de alguna decisión que haya sido tomada por la administración o alguno de sus representantes, en los círculos de la tradición y la desinformación se dirá que su acción irreverente es una forma incorrecta de accionar, esta persona será tachada y además, corre el riesgo de que su imagen sea llevada a escenarios de tortura propiciada por la opinión pública dominante.

Pero en cambio, con ocasión a los últimos escándalos del país en términos de decisiones políticas tomadas, algunos de los representantes que han sido electos, gracias al voto popular de muchos ciudadanos o que han sido nombrados por autoridades, han salido a la luz con una serie de justificaciones que se salen del marco del descaro y rayan en el desconocimiento de la responsabilidad ética, política, social y PÚBLICA que reviste las funciones de cada uno de esto miembros, en aquellos mismos círculos donde el ciudadano crítico ha sido tachado, estos representantes del descaro serán tenidos en cuenta para próximas elecciones a otros cargos de responsabilidad social, política, económica y sobretodo PÚBLICA.

¿Qué nos queda como ciudadanos cuando uno de “nuestros” congresistas ha sido elegido para que no lea un texto de ley antes de su discusión y respectiva aprobación?, ¿qué nos queda cuando otros no se atreven a dar una explicación, a penas esperada por la sociedad, frente a una decisión que ha sido tomada a nombre de todos los colombianos? O en el plano local, en SUACHA: ¿qué nos queda a los habitantes de éste territorio, en términos de aplicación de herramientas de control social, cuando uno de los contratistas de la Alcaldía es citado a rendirle cuentas a la ciudadanía en el cabildo de control político por excelencia y éste se niega en dos oportunidades a su asistencia?, en éste caso: ¿Qué pasa por la pequeña cabeza de aquel que puede tomar la decisión política y no se ciñe a la responsabilidad social que le imprime lo PÚBLICO?

Una pregunta muy pertinente, en términos genéricos, que aplica a cualquier instancia de decisión (nacional, regional, departamental o local) es, precisamente ¿qué imagen es la que quiere vender el gobierno cuando es permisivo con éste tipo de situaciones, o cuando nombra a éste tipo de personajes en la administración? Y en SUACHA es muy pertinente tal pregunta, cuando el discurso que se erige en elecciones y gana la partida electoral manifiesta que: “por una serie de votos se tiene legitimidad[1]”, o “que por una serie de apoyos, desde familias que representan esa forma sucia de hacer las cosas, la Suacha debe ser gobernada por los “Suachunos”, o bueno, esos suachunos a los cuales se les debe una serie de favores en la elección.

Afirmaciones que nos generan más interrogantes, ¿Cómo fue el nombramiento del Concejo Territorial de Planeación en Suacha?, ¿Cuál es el mérito para ser asesor en temas de política social?, ¿Cuál es el concurso de méritos establecido para nombrar al Director de Participación Comunitaria?, ¿Cuál es el requisito fundamental para nombrar al representante de los Jóvenes ante el Consejo Territorial de Planeación?, ¿Cuál es el perfil de los encargados de los temas de planificación, o hacienda, o jurídica? A caso los ciudadanos de la SUACHA ultrajada lo sabemos?

Interrogantes y más interrogantes pueden generarse, mensajes en falso que emite el gobernante al dejar en blanco esa serie de asuntos, lo interesante es que tales personas tengan tan poca perspectiva, como en el caso de negar al Concejo Municipal, por ejemplo, un mandato constitucional, nada diferente a un proyecto de reforma constitucional que “pasa” el trámite legislativo sin ser leído. Es así que en éste caso me pregunto frustradamente: ¿Qué pasa por la pequeña cabeza de aquel que puede tomar la decisión política? De aquel que ha sido nombrado y no sabe lo que hace, o de aquel que nombra éste tipo de personajes, o de aquel que vota por ellos.

En esa perspectiva, todos terminamos siendo responsables de las malas decisiones, de las justificaciones descaradas y faltas de perspectiva, así como de las consecuencias sociales, políticas, económicas y PÚBLICAS que se generan, es decir, finalmente somos quienes sufrimos las consecuencias de nuestras decisiones.

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