Por una educación Sentipensante

Indudablemente Orlando Fals Borda dejó un legado bastante amplio para el pensamiento crítico en Colombia y Latinoamérica, no obstante de los cientos de temas y conceptos que desarrolló en sus diversas obras, creo que uno de los que más llama la atención es el de “sentipensante”, haciendo la aclaración que no fue un término ingeniado por él sino que lo tomó de una comunidad de pescadores de San Martín de Loba en Bolívar.


Sentipensante es aquel que piensa y siente con el corazón y la razón unidos, manteniendo un equilibrio entre estas dos dimensiones, lo que traduce en el desarrollo de una sensibilidad hacía los problemas que agobian a la sociedad y hacia las realidades o contextos que poseen contradicciones o agudas crisis, a las cuales a su vez hay plantear urgentes respuestas. El que logre posicionarse desde esta perspectiva seguramente tendrá una visión distinta sobre lo que emerge en la sociedad, probablemente generará un enfoque más o menos ampliado de los fenómenos inherentes a la realidad, pero así mismo, la observará en clave de complejidad.

Ser sentipensante es tratar de vencer los obstáculos que se nos presentan y dar cuenta de todo lo que ocurre, deponiendo las distracciones que sencillamente tienen la finalidad de distorsionar la mente y mantenerla anquilosada a un cotidianidad no problemática, no pensante, no reflexiva.

Es así que la educación del siglo XXI debe encaminarse hacia una posición Sentipensante. Es imperativo que desde nuestros colegios y universidades se eduque para el verdadero uso de la razón, pero no uso en tanto forma técnica u operativa, sino de manera comprometida, es decir, desde una condición práctica y teórica que se alinee por una senda liberadora. En ese sentido, la educación Sentipensante debe cumplir un papel verdaderamente transformador y proponer alternativas a la crisis que se representa en diferentes matices y que se vive en Colombia actualmente.

Un proyecto político sólido inicia desde una educación bien fundamentada, la cual debe interactuar más profusamente con las comunidades vulnerables en las ciudades, con los campesinos de las regiones más apartadas del país, con aquellas comunidades indígenas que han sido negadas en la historia, por tanto una educación.

Sentipensante se proyecta desde la praxis, adquiriendo un fundamento crítico y emancipador, tal como también lo proponía Freire en su prolífica obra; se debe dejar a un lado la idea de una educación bancaría que es la se dedica a repetir y reproducir, en cambio es necesaria una educación que permita crear y construir.
El atraso, la pobreza y la dependencia económica se superan basados en una educación que responda verdaderamente a los diversos contextos, que atienda a las realidades disimiles que afronta nuestro país. Entonces es importante superar el modelo arcaico de educación que todavía defiende las posturas netamente conductistas.

Es importante que el docente tenga conciencia de la realidad en la que está inmerso y que desde ella propicie reflexiones para desarrollar sus clases, de esa forma dispondrá de buenos elementos didácticos para enseñar y aprender (pues el docente también va adquiriendo aprendizajes en su práctica pedagógica). Es así que el educador también precisa tener un pensamiento comprometido si desea inclinarse por la vía Sentipensante; desde esa medida inicia un proceso serio de observación de la realidad, pero no se puede quedar como observador pasivo sino que debe propiciar espacios de intervención y transformación. No obstante, hay que tener en cuenta que no se debe pensar en transformar contextos amplios de manera inmediata, sino que todo se enmarca en un proceso paulatino, escalonado, el cual requiere una estructuración política, por tanto es una tarea que toma tiempo.

Algunos de los problemas que vive nuestro país radican también en una falta de conciencia general sobre ellos, y una de las causas de dicha falta de conciencia radica precisamente en el modelo educativo que se ha potenciado más como un mecanismo de exclusión que como un mecanismo de proyección y unión. Valdría la pena observar que la educación en este país está sectorizada; hay una educación para los pobres, una educación para los de estrato medio y una educación para las castas más privilegiadas del país.

Así mismo la educación en este país no ha jugado un papel preponderante en la sociedad, algunos la ven como un paso tedioso para obtener bienes y satisfacer algunas necesidades, otros sencillamente no le confieren ningún valor, y muy pocos son los que verdaderamente ven en ella una herramienta de acción para la solución de problemas.

El educador comprometido en ese orden de ideas es un educador Sentipensate, el cual tiene una gran gama de posibilidades para su actuar, aunque debe siempre estar en la disposición de crear y re-crear su práctica educativa, para que no se quede en la repetición o en la monotonía. De igual manera, debe construir su ejercicio pedagógico partiendo de los contextos en los que se circunscriba poniendo en evidencia las contradicciones, creando en sus estudiantes una conciencia crítica que propenda cambios contundentes, pero ante todo dando la posibilidad de generar una educación que abandone los viejos paradigmas.

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