Nos guste o no, Nemocón es el alcalde
En mis doce periodos consecutivos al concejo municipal de Soacha y en los cinco periodos a la Asamblea Departamental de Cundinamarca, siempre fui buen perdedor porque nunca el movimiento comunal al cual pertenecí, logró que el gobernador nos nombrara alcalde, y digo esto porque tampoco fui arrogante, vanidoso, retrechero o triunfalista, sino humilde y generoso en las pocas veces que el movimiento ganara la elección de un contralor, un personero o un tesorero municipal.
En Soacha los alcaldes se miden por sus obras a los tres años de haber comenzado su trabajo administrativo, y entonces vamos a esperar este tiempo para hacer el balance de todas las propuestas que hizo el alcalde Nemocón en su campaña y sacar la conclusión de cuántas se convirtieron en realidad; porque también sabemos, como dice el evangelio: «mucho es lo que dicen pero no hacen. Inventan cargas pesadas e insoportables y se las ponen a los demás sobre los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un solo dedo para empujar. Todo lo que hacen es para llamar la atención de la gente».
No queda otra alternativa sino esperar, «Amanecerá y veremos dijo el ciego». Alcalde Nemocón: la tractomula de la victoria no la puede empujar usted solo. Debe asesorarse en lo posible de profesionales Soachunos (hay bastantes) para que pueda sacar adelante sus propuestas y no se conviertan en otra de las decepciones políticas, como las que se han presentado con las últimas administraciones. Usted bien sabe y no olvida que cuenta con muchos enemigos muy grandes, entre otros, los vanidosos, los enaltecedores, los falsos blindadores e intelectuales que le darán abrazos permanentes, y de los que más bien se debe cuidar-como son los menos sospechosos- es de los contratistas consuetudinarios que ya tienen los aguijones envenenados para llegar en cualquier momento y decirle: «Tome y cuánto vale su actuación; o dicho de otra manera a lo soachuno, píntela como quiera y diga de a como nos toca». OJO alcalde que en Soacha ya no hay botones de dos ojos sino de cuatro, y si hablamos de las vistas, ponga su mirada en el concejo municipal porque a pesar que fue renovado en un 40%, todavía le queda un guiño de incapacidad, intolerancia, corrupción administrativa, clientelismo, politiquería, karma de la envidia, deshonestidad, egoísmo, personalismo, poco sentido de pertenencia y sensibilidad social.
Debo recalcar que al concejo municipal, muchas veces llegan candidatos que nunca hicieron una obra en beneficio de la comunidad, ni siquiera nunca sembraron un árbol; pero también es cierto que no llegan candidatos que se esforzaron y trabajaron constantemente con y por la comunidad, pero no se reconoció dicho esfuerzo y trabajo, y se califica esta situación como una injusticia especialmente para quienes repiten pero que no lograron salir. Pero esta es la vida política, porque muchos son los llamados y pocos los escogidos, y muchas veces llegan quienes menos se esperaban y tenían poca credibilidad, pero llegaron.
Hablando de la historia política de Soacha, la «perpetuidad» nunca ha existido en el sentido completo de la palabra, pero sí ha durado hasta veinte años, pero el pueblo no ha resistido más y así como también ha habido que esperar 20 años para llegar al poder trayendo como consecuencia la decepción, no solo para sus seguidores y electores durante este tiempo, sino también con los funestos y desastrosos resultados en lo político, económico, social y religioso para el municipio.
PEJUSAVA
pejusava@hotmail.com
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