Carta abierta para mujeres reales
Por Nina Lemus
En este mes, en el que conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, recordamos la lucha de mujeres que marcaron la diferencia en el pasado y lideresas que lucharon por nuestros derechos, pero ahora no quiero hablar de ellas, sino de nosotras, y como cada una de ustedes, las que están leyendo esta columna, también hacen la diferencia.
Somos nosotras las que día a día nos levantamos a luchar por nuestras familias, hay quienes además de ser mamá y papá, al mismo tiempo son amas de casa para luego salir a trabajar. Esta rutina se nos convierte en el pan de cada día, a veces queremos salir corriendo por la carga que tenemos; sin embargo, respiramos profundo, contamos hasta 10 y lloramos en nuestras habitaciones sin que nadie se dé cuenta, cogemos de nuevo fuerzas para seguir adelante con todas nuestras responsabilidades.
¡No es fácil!, pero el amor por nuestras familias nos mueve para madrugar a dejar almuerzo, alistar a los niños, hacer desayuno y muchas cosas más en el hogar. Aunque esto no es todo, también asumimos nuestra faceta como profesionales, realizamos a cabalidad las funciones asignadas en el trabajo para recibir una remuneración económica que nos ayude a cumplir con compromisos como: pensiones estudiantiles, mercado, servicios públicos y hasta créditos bancarios, en fin… son una cantidad de obligaciones financieras que también logramos hacer.
Reconozco que es difícil después una rutina pesada llegar a casa con una sonrisa de oreja a oreja, pero si hay hijos, debemos ayudarlos a realizar sus tareas y preguntar cómo estuvo su día. Recuerda que este tiempo en familia hará más feliz nuestras vidas, requerimos de un último esfuerzo a diario para desconectarnos de los celulares y compartir una cena, esto también en una muestra de afecto a nuestra pareja e hijos, a esto le llamo tiempo de calidad. Mujeres, esta misión sé que la podemos liderar nosotras, les aseguró que así tendremos familias más sólidas.
¡Ojo! No te olvides de ti, reserva un espacio en tu agenda mensual:
Haz lo que más te guste, consiéntete porque lo mereces; ve al cine, al spa, a la iglesia, a tomar una copa de vino, hacer deporte, o al salón de belleza, ¡sé feliz!; y no olvides llegar a acuerdos con tu esposo e hijos, delega responsabilidades hogareñas para equilibrar la balanza. Si tú puedes, todos pueden.
Somos fuertes, así que fijemos el rumbo al que queremos llegar y emprendamos el camino del amor, la constancia y el aprendizaje para seguir siendo las mujeres exitosas que ya somos.
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