Delincuencia se tomó Ciudadela Sucre
Graves hechos de inseguridad se han presentado en la última semana en la comuna cuatro de Soacha, donde varios despachadores de rutas y conductores de servicio público han vuelto a ser atracados por pandilleros que además amenazan a toda la comunidad, especialmente a quienes denuncian estas situaciones.
En horas de la madrugada de este lunes ocurrió el último hecho delictivo que por poco le cuesta la vida a un conductor de servicio público de la empresa CootranSanMateo, quien se disponía a iniciar su recorrido cotidiano desde la comuna cuatro. Hombres armados lo interceptaron en el sector de la antigua base militar de Ciudadela Sucre y a cambio de no atentar contra su vida le exigieron la entrega de la plata que llevaba consigo, el hombre al verse rodeado no opuso resistencia pero sus agresores rompieron los vidrios de su vehículo y le quitaron el dinero.
Hay que decir que el pasado sábado también se presentó una situación aún más increíble. Varios conductores que hacían fila para recibir su turno de despacho fueron sorprendidos a las 7 de la mañana por un grupo de delincuentes que con arma en mano los atracaron sin la más mínima contemplación, exigiéndole a cada uno la entrega del dinero y sus pertenencias sin que nada se pudiera hacer.
“A mí ya me pegaron un disparo por atracarme una vez, es una situación que nos afecta mucho en San Rafael Ciudadela Sucre, nos amenazan porque no les damos plata, a mí me mandaron razón en días anteriores que si no les daba dinero ahí me tenían ya en la lista, claro que hasta el momento no les he dado nada pero sí estoy amenazado, por lo que cuando salgo de aquí del paradero estoy pendiente de cualquier cosa sospechosa”, dijo Hernán Marín, conductor de Coopcasur.
“Ayer me atracaron dos muchachos, uno golpeó en la ventana del conductor, entonces yo puse el freno de mano y me bajé, le dije que por qué hacía eso y me mandó la mano al bolsillo y me dijo: sabe qué cucho, perdió, cuando de repente siento que le pegó con un tubo al vidrio, uno me sacó una pala y el otro me amenazó con el tubo, luego salieron a correr, a los 5 minutos llegó la policía y uno de los agentes me mostró unas fotos donde logré identificar a uno de los que me robó. Sin embargo, me quedaron de llamar por si los capturaban y es el momento en el que no he sabido nada, por eso digo que aquí todos somos ‘tilín tilín y nada de paletas’ porque a la hora de ir a frentear cada uno coge por su lado y no hay unión”, indicó Adolfo Vergel, conductor de servicio público.
Esos episodios hacen recordar lo ocurrido hace algunos meses cuando un conductor de servicio público fue asesinado en el sector de Rincón del Lago. De igual modo, cabe señalar que así como los conductores, los despachadores de ruta y la misma comunidad también se encuentran muy preocupados, ya que los delincuentes además reseñan a las personas que se atreven a denunciar o ayudar de algún modo a los conductores atracados. En el caso de los despachadores, ellos son los que se quedan en el paradero siendo que allí es donde muchas veces ocurren los robos. Estos hechos vienen repitiéndose contantemente debido a la fuerte situación social que se vive en la parte periférica de Soacha, en donde la ley no existe, y si existe es impuesta por jóvenes pandilleros que amedrentan a la comunidad sin que esta pueda resistirse porque las retaliaciones no se hacen esperar.
“No solo amenazan a los conductores, aquí también amenazan a nuestros hijos y a nuestras casas, porque dicen que nos van a romper los vidrios y a acabarlas, hemos demandado pero los muchachos siguen haciendo de las suyas aquí con todo el mundo, yo demandé por amenaza a mi familia, pero lo único que me dicen es que si me vuelve a pasar, vuelva a poner la demanda, eso es como si me dijeran que tengo que esperar a que me maten o maten a alguien de mi familia para que se haga algo”, expresó preocupada Solangie Jiménez.
“Yo vivo aquí en el barrio y tengo que llegar a las 4 de la mañana hayan o no hayan carros, así que tengo que salir seis cuadras sola, igual si los conductores son atracados ellos salen y se van, y los que quedamos acá somos nosotros, entonces prácticamente quedamos solos haciéndole frente a la delincuencia, y por más que uno se quiera meter a ayudar, no lo puede hacer porque los despachadores somos los que quedamos acá”, dijo una de las personas encargadas del despacho de vehículos.
Como solución, la comunidad propone que el CAI que existía en el paradero de San Rafael sea instalado de nuevo, teniendo en cuenta que la misma población fue quien dispuso del terreno y de la construcción del mismo para que funcionara permanentemente, pero por disposición de las autoridades fue desinstalado en razón a la construcción de la nueva estación de policía que se tiene planificada para el sector y la disposición de la antigua base militar. De igual modo solicitan el respaldo y la unión entre conductores para así evitar que además de los atracos, sea la vida de una persona la que se pierda.
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