Gratitud infinita para la selección Colombia que nos hizo soñar y pensar que podríamos obtener la copa del mundo
Gratitud infinita para una selección que hizo que el fútbol colombiano despertara en el mundo, que logró unir a 47 millones de compatriotas que con mucha humildad, esperanza, orgullo, alegría y presteza, soñáramos con la posibilidad de tener el máximo trofeo futbolístico del mundo para nuestro país.
Infinitas gracias a un entrenador como el profesor José Pekérman, un hombre que con su humildad, altruismo, confianza, amor y sobre todo con nuevas ideas y planteamientos para trabajar con el equipo, logró cambiar el pensamiento de los jugadores, inculcándoles las ganas de triunfar y haciéndoles saber que eran los mejores y que no tenían nada que envidiar a ningún equipo del mundo.
Gracias a este estratega del fútbol, que consiguió combinar la experiencia de algunos jugadores y la juventud y el talento de otros, que les inculcó la importancia de trabajar en equipo, de cuidarse unos a otros en el terreno de juego, y lo más hermoso, por haberles infundido el valor del compañerismo, la amistad y la humildad.
Este sentimiento de gratitud también se extiende para dos veteranos de fútbol, Faryd Mondragón y Mario Alberto Yépez, dos grandes futbolistas que gracias a su experiencia y motivación constante para sus compañeros, lograron depositar la suficiente confianza para que la selección llegara tan alto.
No tenemos sino eterna gratitud con cada uno de los futbolistas colombianos, grandes figuras que nos personificaron con altura, dignidad y orgullo patrio en la copa del mundo, quienes con su arduo trabajo, disciplina, entrega, entereza, tesón e infinito amor, nos hicieron reír, abrazar, compartir, llorar de alegría y, lo más importante, unirnos como un país que ama a su selección, que somos optimistas y que queremos a gritos la paz.
Gracias al Mundial Brasil 2014 por permitirnos mostrarle al mundo el buen fútbol que hay en Colombia, gracias por hacernos recuperar la confianza y por ser una vitrina para nuestros jugadores. Ahora sí podemos decir que en Colombia resucitó el fútbol.
Por: Marianelcy Villota Y.
Comunicadora social – Periodista