Zorros, los responsables de ataques a animales del departamento
Se trata de dos pequeños zorros grises que desde hace 6 meses habían intentado ser domesticados por campesinos de una finca.
El habitante de la vereda Chirvanque que vio a estos animales, a lo mejor, quedó cautivado por su aspecto dulce e inofensivo: hocico corto, pelaje gris oscuro o plateado en el dorso, vientre blanco y cola larga y espesa.
De pronto no le vio ningún problema al hecho de capturarlos y llevarlos a su finca habitada por gallinas, conejos y vacas lecheras. Quiso darles a probar otros alimentos que no fueran crudos, a recibir caricias de manos grandes y pequeñas, y que poco a poco fueran perdiendo ese miedo a lo desconocido.
Pero, en realidad lo que le estaba haciendo a este par de ejemplares silvestres era un gran daño porque, debido a la domesticación, los dos zorros estaban perdiendo su destreza para cazar. Aunque a veces lograban escapar del encierro al que los tenía confinados su dueño y se dedicaban a corretear pollos y otros animales de corral de los vecinos.
Así, un día, el mismo agricultor que los llevó a su casa se cansó y aprendió que, aunque lucían dóciles, no eran mascotas y decidió dejarlos en la Secretaría de Desarrollo Rural de Lenguazaque.
De inmediato, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR, los recibió para valorar el estado físico e iniciar su rehabilitación.
«El zorro gris es un mamífero carnívoro que habita en bosques andinos en buenas condiciones. Cuando esos hábitats no están bien, ellos no los pueblan», indicó el ingeniero ambiental Carlos Bello de la Dirección de Evaluación y Seguimiento de Control Ambiental de la CAR.
Por la fragmentación del ecosistema y la extensión de la frontera agropecuaria, su número se ha visto reducido en la provincia de Ubaté, Cogua, Tausa, Sutatausa, donde era tradicional su presencia.
La caza que, según las autoridades ambientales se practica ilegalmente en brigadas de hombres que van tras sus huellas, es otra de la grandes amenazas para estas especies, pues se cree que son peligrosos para los seres humanos y “hay que aclarar que ellos sólo viven para capturar mamíferos pequeños, aves y frutas que son su alimento preferido” añade Bello.
Por eso la CAR resaltó que es importante solicitar que no los sacrifiquen. “No es que ellos se metan a territorio prohibido, es totalmente opuesto, el humano es el que ha invadido su ambiente natural ampliando los límites de sus parcelas, cultivos y zonas de ganadería” dice el ingeniero.
Lo aconsejable es llamar al 3 20 90 00 , línea de atención de la CAR que funciona 24 horas para la zona de Cundinamarca y avisar sobre la presencia de alguna especie salvaje cerca a la población o para denunciar la tenencia de estos animales exóticos o silvestres que la ley colombiana prohíbe.
Ambos zorros tienen 28 meses. Aún están a tiempo para recobrar sus reflejos naturales dentro de un proceso de rehabilitación en un centro de fauna especializado que terminará con su liberación.
Fuente: Noticiasrcn.com
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