Cosas buenas y cosas malas

Créanme, apreciados lectores de esta nota, que he tenido una inmensa satisfacción al leer en este periódico la opinión y deseos de muchos estudiantes que, bajo la dirección de alguna de sus profesoras de la Dirección de Cultura, de uno de sus Colegios, procura no solo el buen uso de los puentes peatonales y el espacio público, y las señales de tránsito del municipio.


Así se procura el buen comportamiento de los ciudadanos en la calle y se les entrega tarjetas cívicas del Varón del Sol, que señalan Buena Nota y Te Rajaste, según las actuaciones de los ciudadanos en las calles y los puentes, con las instrucciones correspondientes de la secretarías de Gobierno Movilidad, a cargo del Director de Cultura Héctor Peñaloza, que representa a su pueblo y a su vieja familia local, indicando, además los símbolos de Soacha.

Todo esto, apreciado lector, porque en Soacha tampoco hay gobernabilidad, porque ninguno de sus últimos alcaldes ha sido capaz de crear las “condiciones óptimas de aplicación y recepción de los modelos y planes de administración”, es decir, no hay capacidad para que el municipio camine por sí solo. Tampoco hay gobernanza porque este nuevo modelo implica gobernar con eficacia y una elevada calidad.

Y recordemos aquí, además, que en el programa de gobierno del actual alcalde denominado “Seguridad, Cultura y Paz” se decía que “la percepción de seguridad ha empeorado; según datos del Observatorio de Seguridad de Cundinamarca en 2013 se presentó un aumento en el número de incidentes de violencia interpersonal con 3.273 casos, homicidio común 221 casos y hurto a personas y establecimiento 403 casos, que evidencia alto nivel de conflictividad y violencia, siendo Soacha el lugar donde se concentra en mayor porción la actividad delictiva en el Departamento. Además, el 17% de los ciudadanos señala haber sido víctima de un delito y el 23% que alguno de los miembros de su hogar lo fue. Y si la realidad es que hay en Soacha un millón de habitantes, se tiene un policía por cada 1.232 y así al lector le debe dar risa hablar de la seguridad en Soacha. O es, acaso, que nos llevan unos agentes y luego los devuelven? Bonito así porque esto significa Inseguridad absoluta. Entonces, quiere esto decir que estamos defendiendo la presencia permanente de los delincuentes.

De otra parte, es lamentable la actitud de la Policía en Soacha cuando actúa en casos muy especiales. Y decimos muy especiales, porque en la noche del 4 de noviembre pasado, cuando los residentes del barrio Eugenio Díaz celebraban el aniversario 38 de dicho sector, con permiso de la Secretaría de Gobierno hasta las 5 de la mañana. Pero a las 2:30 se acercó un Policía y “de manera descortés y agresiva” solicitó la terminación de la actividad para obligar a las personas a salir…” y los sacaron pese al permiso de la alcaldía como si fueran delincuentes”.

Olvidó el comandante de la Policía local que es el alcalde quien expide los permisos, como el del “día de los hechos”, y que los debe cumplir y no violarlos. Ignoró también la persona y lo que representó Eugenio Díaz Castro, y mostró su ignorancia sobre el personaje que se festejaba. Ojalá se haya ido, aunque le vaya bien.

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