Bajos instintos

El domingo 30 de octubre se intentará definir nuevamente el futuro de los ciudadanos de Soacha; y si afirmo que se define su trágico destino, es por que hace cuatro años, no solo quienes eligieron a Martínez Tarquino sino incluso quienes fueron sus opositores y sus detractores, en algún momento “creyeron” que él sería el Moisés que guiaría el pueblo a la tierra prometida donde abundaba la leche y la miel; que sería el punto de quiebre entre la corrupta e ineficiente hegemonía “ramirista” y una nueva época de progreso y bienestar para los ciudadanía de Soacha.


Los miles de ciudadanos que depositaron su confianza, sus sueños y sus aspiraciones largamente frustradas en el cuestionado, investigado y sancionado alcalde saliente, no sintieron menos frustración con el grupo de concejales que eligieron, porque su balance no es difícil de evaluar dada la lamentable pobreza de su gestión, que además de negativa, estuvo rodeada de las más variadas prácticas políticas corruptas.

En esta instancia del poder político se abre también la posibilidad de la renovación con gente joven, con idoneidad profesional y sobre todo con mujeres y hombres honestos que de llegar podrían darle un viraje definitivo a la historia política del municipio.

Según los hechos políticos que han tenido lugar en los últimos días y que han sido registrados por algunos medios entre ellos el presente, el clima del debate se ha venido polarizando gravemente como lo demuestra el tono de las acusaciones que se están originando en algunos sectores políticos en los cuales se ha pasado de los enunciados vacios de sus consignas al agravio, dejando de lado la argumentación seria y responsable por la injuria, la amenaza y la intimidación amparada en el anonimato.

Varias de las expresiones de su discurso político, revelan pasiones y actitudes francamente de corte fascista, porque no se resignan a admitir que su nefasta gestión personal y la que llevaron a cabo los alcaldes títeres que impusieron durante veinte años, crearon las condiciones de su propia e inexorable muerte política.

Naturalmente esta reacción responde tanto a la angustia como al temor que invade esos sectores de volver a ver frustradas nuevamente sus aspiraciones de reconquistar el poder. En consecuencia, ni sus líderes, ni sus financiadores, ni sus asesores han escatimado esfuerzos ni recursos para cooptar con dinero otras fuerzas políticas sin posibilidades y sin ninguna oportunidad de figurar, han demandado candidatas y candidatos por presunta doble militancia, y no dudaràn en poner en funcionamiento el maletín, algunas horas antes del inicio de la jornada electoral.

Esta práctica política tiende a parecerse cada vez más a las tenebrosas formas que adquirió la práctica política de los sectores más reaccionarios en los lugares más apartados del país y en el ambiente del municipio queda la sensación y la pregunta al mismo tiempo si la mano negra del ex senador Martínez Sinisterra no tiene velas en este entierro, en el que se descubre los bajos instintos de quienes quieren regir los destinos del municipio.

angelhumbertotarquino@yahoo.es

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