La Cacería de brujas
Volvimos a lo mismo. Ese sello indeleble con el que siempre se relacionó al movimiento estudiantil, y que sólo se pudo borrar a través de la movilización organizada, la imaginación y el discurso político coherente, ha regresado. Me refiero a la estigmatización de la comunidad académica y la satanización del rol de estudiante.
Un estudiante muerto y otros tantos mutilados en la UPTC de Tunja; tres muertos en una explosión en la localidad de Suba. Al sólo escribir este enunciado la conclusión más simple que se puede hacer, y sumándole el discurso derechista en el que vivimos, es lo que estamos escuchando casi a diario: presencia de la guerrilla en las universidades.
Y puede que sí, que la guerrilla esté presente, como también lo están los grupos Paramilitares sembrando el terror y fortaleciendo sus redes de microtráfico, tal y como sucede en la U de Antioquia, también lo hacen cobrando vacunas a quienes tienen ventas ambulantes, situación que ocurre en la UniCordoba. Y ¿Qué decir de las jóvenes “pre-pagos” que abundan en las Universidades Privadas? ¿Acaso son chicas que sencillamente acceden a estas prácticas para conseguir dinero y así costear sus instintos consecuentes con la sociedad de consumo? Pues no. En esos centros de estudios hay mafias ligadas al narcotráfico, la prostitución, la trata de blancas, etc. Y los servicios de inteligencia del Estado también están infiltrados, andan en los salones de clase grabando a los profesores, anotando las conversaciones entre estudiantes, poniendo cámaras incluso en los baños (La UniValle y la UniCauca pueden dar fe de eso), saboteando las marchas, iniciando las confrontaciones contra la Policía. En consecuencia, este peligroso coctel preparado fuera de los campus educativos repercute en ellos y motiva la estigmatización.
¿Cuándo entenderemos que la Universidad (cuál sea su apellido) es un reflejo de nuestra sociedad? Quienes llegan al salón de clases a estudiar, a interactuar en los espacios comunes con sus compañeros no lo hacen desde cero. Están, en alguna medida, influenciados por el entorno social en el que se desempeñan, y en dicho entorno factores de educación, de cultura, de imaginario, de clase social juegan un papel determinante. Dichos factores, incrustados en la conciencia y materializados en la acción humana, no desaparecen en el momento de entrar o salir en institución o lugar alguno, siempre están presentes.
Y como hay infiltración, también existen montajes. No entiendo cómo calificar las declaraciones de la Policía (en los hechos de Suba) al insinuar que eran papas bomba. Para determinar la veracidad de la declaración habría que hacer una minuciosa investigación en el lugar de los hechos. Un ejercicio de observación y un juicio de valor no son suficientes: 45 casas averiadas por la onda explosiva y unos papeles alusivos a grupos subversivos aparecen intactos. Algo huele mal y pareciera que tiene fines políticos.
Para el mes de abril es la primera reunión de la MANE con el gobierno nacional, qué mejor escenario para el gobierno que llegar a una mesa de concertación con un movimiento estudiantil debilitado y repudiado ante la sociedad, de ahí la cacería de brujas.
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