Ministra en autojaque
Por: Hernán Castellanos Ramírez
Días atrás expresaba que los sindicatos del Ministerio del Trabajo tenían en jaque a la ministra en el marco de las negociaciones colectivas, después de conocer de cerca lo que está ocurriendo al interior del mismo; estoy convencido que Gloria Inés Ramírez se infringió un autojaque.
Cada día que pasa la situación se recrudece y los canales de comunicación se desvanecen con las consecuencias que eso conlleva en lo que respecta a la gestión que debe adelantar dicha cartera para garantizar los derechos laborales de los colombianos, no solo la de los funcionarios de dicho Ministerio.
Es paradójico que los trabajadores de la entidad encargada de velar por el cumplimiento de las normas que regulan las relaciones laborales sean los que hoy se expresan manifestando como a ellos no se les respetan los derechos consagrados en la Constitución y la ley, como tampoco los pactados en convenciones colectivas que, como sabemos, son ley para las partes.
Hay un principio del derecho que consagra que el desconocimiento de la ley no es excusa, eso para todos los ciudadanos y otro adicional, según el cual, los funcionarios públicos son responsables por sus acciones, pero también por sus omisiones en el cumplimiento de sus funciones públicas. No es tan sencillo como evadir un dialogo o dejar de asistir a una reunión que sean parte del cumplimiento de los deberes de la función pública.
Aquí existen dos situaciones: la primera es que se presume que la ministra Gloria Inés Ramírez conoce los deberes de su cargo, y la segunda presunción es que en su condición de exdirigente sindical no solo conoce las obligaciones que tiene un empleador en el momento de entrar en negociaciones con sus trabajadores, sino que también tiene conocimiento de los derechos de estos últimos. Al parecer, por los hechos, ambas admiten prueba en contrario.
Las actuaciones de la ministra muestran a las claras como existe un desconocimiento o, peor aún, un desdén total por honrar la normatividad laboral, ha incumplido puntos de convenciones colectivas anteriores e incluso de convenciones firmadas por ella en su condición de ministra. Insólito que una ministra que fue presidenta de Fecode, olvidando su origen sindical, ni siquiera tenga la capacidad de honrar la palabra empeñada en la convención firmada bajo su dirección.
Hay puntos de la convención colectiva suscrita por Gloria Inés Ramírez, en su condición de ministra de Trabajo, que a ningún empleador se le hubiera ocurrido permitir que se incluyeran, como es el hecho de permitirle a los sindicatos participar de las etapas del concurso de méritos exigido por la ley de carrera administrativa o garantizar dentro de lo pactado incrementos salariales progresivos, para esto último se requiere un aval favorable del Ministerio de Hacienda de difícil consecución, menos en las actuales circunstancias.
Muy seguramente los firmó en la embriaguez de ocupar el cargo y sentarse a negociar sin olvidar su origen sindical, y no percatarse de la posición que ocupa ahora, alegremente creyó que podía aprobar todo lo que fuera beneficioso para los trabajadores y hoy, tarde, se percata de la imposibilidad de cumplir dichos puntos; pero tampoco da la cara para reconocer el error y persuadir a las organizaciones sindicales de la inconveniencia de dichos puntos. Lo cual deja mucho que pensar y exaspera a la dirigencia sindical. Ella lo debe saber si no ha olvidado sus épocas de directiva de sindicato.
Más allá de la participación sindical en las etapas del concurso de méritos, se han tomado unas medidas al interior del Ministerio que riñen con circulares emitidas por la Comisión Nacional del Servicio Civil, ente rector de la carrera administrativa, y del Departamento Administrativo de la Función Pública, como es el hecho de modificar el Manual de Funciones y Competencias Laborales durante los 6 meses previos a la convocatoria del concurso de méritos para proveer los cargos de carrera administrativa.
De igual forma se contrató con la ESAP el estudio de un rediseño institucional para adecuar la planta a los tiempos que corren, algo perfectamente natural, pero que convierte en inconveniente la apertura del concurso de méritos para los cargos de carrera administrativa; sería mucho mejor convocarlo una vez se conozca e implemente el resultado final de lo contratado con la Escuela Superior de Administración Pública, so pena de incurrir en un doble gasto y por ende en detrimento de los recursos públicos.
A lo anterior se debe sumar el hecho que no asiste a las reuniones convocadas para adelantar las negociaciones, envía delegados en su representación sin facultades para negociar y para demostrar la poca voluntad de diálogo les da la orden de no asistir a las mismas. Se agudiza la situación cuando sus funcionarios de confianza amenazan e instigan a los funcionarios en paro con el no pago de salarios.
Evidentemente a la ministra Ramírez se le salió de las manos la negociación con los sindicatos o seria que cuando firmó la convención colectiva esparció tanta mermelada que hoy se ve en la imposibilidad de cumplirla y no tiene la gallardía de reconocerlo. Como se aprecia, la ministra se puso en autojaque.
Al Margen. El afán polarizador del presidente demuestra claramente el interés que tiene en mantener su estilo y forma de pensar en el Gobierno.
Siga a Periodismo Público en Google News. Suscríbase a nuestro canal de Whatsapp