Gabo regresa a sus aulas de bachiller
En Zipaquirá a través de una sala de exposición en la vieja casona a donde Gabo llegó hace 71 años a uno de los más prestigiosos internados del país, pervivirá el rostro, la presencia, los escritos, y hasta las novias del nobel y sus amigos y compañeros de bachillerato, regresaron para reiniciar su labor pedagógica, esta vez, con otro fin.
Gabriel José de la Concordia García Márquez está nuevamente en el aula de clases y con el mismo tablero, en el que terminó su bachillerato en el Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá, el prestigioso colegio de una ciudad de vocación educadora, que entonces había pasado de las manos del clero a la de escritores, artistas y músicos como el maestro Guillermo Quevedo Zornoza.
En las hojas amarillentas del cuaderno de estudiante, se leen los poemas del párvulo escritor liceísta, dedicados a las refinadas princesas de una sociedad zipaquireña típicamente cachaca en sus costumbres y moda, aventajada y exquisita en las artes y las letras.
Los nombres, los escritos, los retratos y las historias de un edificio que habla, fueron recreados mágicamente por la antropóloga y museóloga zipaquireña Carmen Cecilia Acuña, autora de un nuevo contenido para los visitantes de la ciudad de la sal, la sala Gabo del Centro Cultural de Zipaquirá.
El salón de clases donde terminó su bachillerato García Márquez en Zipaquirá, ubicado en una inmensa casona construida en 1.760 en la esquina de la carrera octava con calle séptima, ha sido recreado para mostrarle al visitante, los detalles de una Zipaquirá ilustrada, histórica, y plena de brillantes hombres de letras, de grandes músicos y notables escritores, pintores, poetas e historiadores.
También, Berenice Chávez, Virginia Lora, Carlos Martín y Alejandro Ramos, reaparecieron en la escena del hijo del telegrafista en sus cuatros años de retretas, tertulias, matinés y noches poéticas, durante la finalización de su bachillerato en Zipaquirá entre 1943 y 1946.
La sala Gabo es la primera sala exposición museística de un escenario que hoy es el Centro Cultural de Zipaquirá, donde se forman niños y jóvenes en todas las artes, pero donde estarán los poetas, escritores e historiadores de Zipaquirá, que le dieron a la ciudad la bien ganada fama y reconocimiento de ciudad literaria y erudita.
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