Soacha no hace nada para evitar llegada de desplazados a la ciudad
Si bien es cierto la Personería de Soacha prendió las alarmas por la masiva llegada de desplazados al municipio, especialmente de Buenaventura, las autoridades municipales poco y nada hacen para evitar que este flagelo siga inundando a la ciudad de familias víctimas del conflicto armado en Colombia.
Sólo esta semana llegaron alrededor de cien personas desplazadas al municipio para sumarse a las miles que ya han arribado y que buscan ayuda desesperada por su precaria situación económica y social.
Las cifras indican que el municipio alberga a más de 45 mil personas víctimas del conflicto, las cuales prefieren zonas periféricas de la ciudad como Altos de la Florida, Cazuca, Ciudadela Sucre, La María y Ciudad Latina, entre otros sectores.
En condiciones normales, diariamente llegan alrededor de cuatro familias desplazadas al municipio, pero en situaciones especiales esa cifra aumenta vertiginosamente, como ocurrió en los últimos seis días cuando arribaron unas cien personas, en su mayoría procedentes de Buenaventura, Valle, a raíz del conflicto que vive esa ciudad por la presencia de las bandas criminales.
Lo preocupante es que las causas del desplazamiento radican netamente en un problema nacional y las consecuencias recaen sólo en algunas ciudades o municipios como Soacha, que es escogido por las familias desplazadas por diferentes factores.
Según los expertos, el valor tan bajo de la tierra en Soacha, sobre todo en las zonas periféricas y las mafias existentes para invadir y negociar lotes a precios reducidos, son los dos factores que más llaman la atención de las víctimas. “Otro atractivo es que hábilmente el gobierno nacional ha habilitado oficinas de ayuda en la ciudad, como la UAO, RED Juntos y Familias en Acción para que los desplazados lleguen al municipio a pedir ayuda”, explicó un funcionario que pidió no revelar su nombre.
Igualmente, hay testimonios que en Bogotá se hacen personas en los terminales y oficinas públicas para enviar a los desplazados a Soacha, argumentando que sólo en esta ciudad es donde brindan las ayudas adecuadas para las víctimas.
Pero sin duda, el principal factor es la falta de compromiso de las autoridades locales para impedir que diariamente lleguen desplazados a buscar refugio en el municipio, teniendo en cuenta que es un problema nacional y que Soacha no tiene capacidad de atención ni recursos para suministrar la ayuda que requieren las víctimas.
No hay una política establecida ni una dependencia encargada de estar atenta y vigilar que este fenómeno no crezca. Las alarmas se prenden sólo cuando las familias desplazadas llegan a la Personería a solicitar que las reconozcan como víctimas del conflicto, o al arribar a la UAO a pedir ayuda. Sin embargo, nadie (ni la alcaldía, ni la Policía, ni la sociedad civil) hace algo para evitar que esas familias lleguen y se asienten en algún lugar de la ciudad.
“Aquí llegan como Pedro por su casa y nadie les dice nada. Clavan cuatro palos, techan y encierran con latas o polisombra y ya. Yo en los tres años que llevo acá nunca he visto al alcalde, a la Policía o a alguien del municipio que les diga que eso no se puede hacer, no hay control ni interés para acabar con este fenómeno”, aseguró un líder de Altos de la Florida.
Si bien es cierto los desplazados llegan con su propio drama y no tienen la culpa de buscar un refugio en Soacha, el municipio sí es responsable al permitir que el problema crezca y dejar avanzar un fenómeno que, sumado a la inundación de vivienda VIP y de interés social, va a terminar por explotar esa ‘bomba’ que se ha formado y que repercutirá en una profunda crisis social que tendrá que afrontar, no sus dirigentes, sino los habitantes de la ciudad.
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