Acercamiento preliminar a los contextos geográfico y ecológico del municipio de Suacha
Caminando el Territorio, en el ámbito de su línea de gestión de investigación con enfoque territorial, presenta el siguiente análisis de la estructura ecológica potencial del municipio de Suacha, producto de la revisión de varios textos especializados y del trabajo de campo desarrollado en el marco del ejercicio de las caminatas de reconocimiento territorial; como insumo técnico para el desarrollo de procedimientos de intervención directa en los ecosistemas del municipio.
Suacha hace parte de una unidad geográfica y ecológica, denominada Sabana de Bogotá o cuenca alta del río Bogotá, que abarca el territorio comprendido entre el municipio de Villapinzón (donde nace el río Bogotá) al noreste, hasta el municipio de Sibate al suroeste. Se concibe como una unidad, puesto que presenta una misma configuración geomorfológica, representada principalmente por dos estructuras, los cerros orientales y la planicie alta andina y además porque en términos ecosistémicos, presenta características similares en cuanto a su distribución de vegetación, clima y suelos, de acuerdo a los diferentes gradientes altitudinales presentes en la región.
En ese sentido, en el municipio se encuentra la estructura ecológica típica de la Sabana de Bogotá, estudiada hace algunos años por el maestro Thomas Van der Hammen, a través de la técnica científica de la paleoecología.
Es así como en Suacha, antes de la intervención humana, en sus territorios más planos y bajos, que tienen una altitud aproximada de 2.256 msnm según la Alcaldía Municipal de Soacha (2014, p. 12); en las zonas inundables del río Bogotá, del río Suacha y del río Aguas Claras, lo que actualmente son las comunas tres (León Trece) y dos (Suacha Centro), en el área urbana y las veredas Bosatama, Canoas y el Charquito (por eso el nombre de estas dos últimas, relacionados al agua), en el área rural del corregimiento dos; sobresalían dos ecosistemas, el bosque inundable, en el que el Aliso (Alnus acuminanata) era la especie dominante (Van der Hammen, T. 1998, p. 43) y el humedal, que Van der Hammen las describió como “áreas relativamente bajas donde se mantiene el agua más o menos estancada al nivel del suelo o encima de este nivel todo el año o en gran parte del año […] presentaban tipos de vegetación abierta (principalmente hierbas) pantanosa o acuática” (Ibíd., p. 45).
Aquí es importante resaltar un factor climático particular del municipio, que condiciona su configuración ecológica, los bajos niveles de pluviosidad con respecto a otras zonas de la Sabana, el “promedio anual es de 694,8 mm” (Alcaldía Municipal de Soacha & Universidad Distrital Francisco José de Caldas. 2009, p. 13). Por lo cual la vegetación propia de los ecosistemas de bosque inundable y de humedal en Suacha, probablemente se encontraba estrechamente ligada a otras formaciones vegetales, más adaptadas a condiciones secas, configurando un paisaje arbustivo y abierto, principalmente en las zonas de humedal, como se puede observar actualmente en el humedal el Vínculo.
En el área altitudinal del bosque andino bajo (2.550 – 2.800 msnm), representada por los cerros interiores y las zonas de ladera, ubicadas en el actual territorio de las comunas Cuatro (Cazuca), Cinco (San Mateo) y Seis (San Humberto), de la zona urbana y en las veredas Panamá, Fusungá, Chacua y parte de Villa Nueva, del corregimiento Uno y en la vereda Canoas, del corregimiento Dos; predominaba el ecosistema de enclave subxerofítico o semiárido. Un escenario natural que “junto con los ecosistemas de humedales son los únicos centros de endemismo [del altiplano cundiboyacense], y mantienen hasta la actualidad importantes elementos biológicos endémicos y característicos, entre aves y plantas, algunos de ellos de reciente descripción para la ciencia” (Calvachi, B. 2012, p. 1), además “hace parte de los ecosistemas naturales terrestres remanentes del país” (Ibid., p. 30), “es además uno de los componentes esenciales de la estructura ecológica principal de la nación” (Van der Hammen y Andrade, 2003, citado por Calvachi, B. 2012, p. 30) y se puede considerar como “islas biogeográficas, refugio de plantas y animales únicos […]”(Hernández y Sánchez, 1992; Pinzón, 2000; Vera Ardila, 2003, citado por Calvachi, B. 2012, p. 31). En el que la Tuna (Opuntia), el Hayuelo (Dodonaea), el Agave y el Espino (Duranta mutisii), son los principales elementos que conforman su estructura vegetal (Van der Hammen, T. 1998, p. 40).
Subiendo en la ecoclina propia de la Sabana de Bogotá, encontramos el Bosque Andino Alto (2.800 a 3.000 o 3.100 msnm), con presencia exclusiva en la zona rural del municipio. En el corregimiento Dos, en las veredas Cascajal, San Francisco, Alto de la Cruz y el Charquito, dominaba el Bosque Alto Andino de tipo Húmedo o de Niebla, producto del aire cargado de humedad que asciende directamente del valle del Magdalena por la vertiente interna (occidental) de la cordillera oriental. Y en el corregimiento uno, en las veredas Villa Nueva y San Jorge, prevalecía un Bosque Alto Andino un poco más seco, pues la mayoría de la humedad que trae el aire proveniente del océano atlántico y de la región amazónica, se queda en la parte más alta y oriental de la cordillera. Entre las especies leñosas que se destacaban en estos territorios, se encuentran el encenillo (Weinmania tomentosa), el Pegamoscos (Befaria), el Gaque (Clusia spp.), el Canelo (Drimys), el Mano de Oso (Oreopanax), entre muchas otras especies, pues este ecosistema se caracteriza por sus elevadas tasas de diversidad biológica (Ibid., p. 32).
El ecosistema de las máximas cumbres montañosas de la Sabana de Bogotá, el páramo, también tiene espacio en Suacha, en el corregimiento Uno, específicamente en las veredas San Jorge, Hungría, Alto del Cabra y Romeral. Según la última actualización del Atlas de Páramos de Colombia 2012, una porción importante del municipio hace parte del complejo paramuno Cruz Verde – Sumapaz, exactamente “3.728 hectáreas” (Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt. 2012, p. 1), que representan el 19,65 por ciento del municipio, es decir, que prácticamente la quinta parte de Suacha es exclusivamente ecosistema de páramo. De este ecosistema proviene el 80 por ciento del agua potable que se consume en Colombia. El Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, lo define como un socioecosistema (2013, p. 27), al no desconocer su histórica relación con el ser humano, tanto con comunidades indígenas como campesinas. Además, es un sistema natural complejo, conectado y complementado directamente con los bosques andino y andino alto. Entre su vegetación potencial, dominan los pastos (Calamagrostis, Swallenochla), el frailejon (Espeletia), el Palo Colorado (Polylepis) y el Rodamonte (Escallonia) (Van der Hammen, T. 1998, p. 27).
A pesar del enorme potencial ecológico del municipio de Suacha, son pírricos los esfuerzos de las instituciones y autoridades ambientales locales, regionales y nacionales de diseñar e implementar políticas, programas, proyectos y acciones, encaminadas a promover el manejo ambiental sostenible y la protección de su inigualable patrimonio ecológico, a tal punto de ignorar por completo ecosistemas enteros y de vital relevancia a nivel biológico y social, como el enclave subxerofítico y algunas zonas de humedal.
Además, existen otros factores de deterioro, presiones antrópicas que ponen en grave peligro los valiosos ecosistemas municipales, una de las principales, sin duda es la minería, actividad actualmente objeto de investigación de Caminando el Territorio. Según la Agencia Nacional Minera (ANM), además de los actuales 67 títulos mineros vigentes en ejecución que representan 3670 hectáreas, hay a la fecha 56 solicitudes en curso, si estas se aprueban, en total habrían 123 títulos mineros en Suacha, que representarían 7502,51 hectáreas, prácticamente el 40 por ciento del territorio municipal, mucho más del doble de su actual zona urbana, que amenazan directamente la alta montaña andina de Suacha (Bosque Andino Alto y Páramo). Otra de las actividades que condenan seriamente la dimensión ecológica de Suacha, es la expansión urbana desbordada.
Ante los diezmados y mínimos relictos de ecosistemas potenciales que logran sobrevivir a los insostenibles factores de presión en el municipio, se hace necesario, en primera medida el reconocimiento territorial, como ejercicio indispensable para identificar la importancia y necesidad de la estructura ecológica en el sostenimiento de todas las formas de vida en el territorio y promover valores de identidad y sentido de pertenencia por Suacha. Y en segunda medida, promover procesos de organización comunitaria y de movilización social pacífica y argumentada, que favorezcan la protección y la defensa de los valiosos escenarios naturales del municipio.
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