No les corten la cabeza…investiguen y sancionen
Los reyes en tiempos antiguos cortaban cabezas de los hombros, como bajarse del caballo, demostrando su gran poder sobre la vida y la muerte.
Cuando se presentan situaciones que indignan a la sociedad, generalmente los dirigentes como una forma de acallar las voces, buscan un responsable de todo y lo destituyen para dar sosiego a la población, que de alguna manera ve satisfecho su deseo de justicia.
Hace algunos días en el municipio de Soacha se presentó una explosión en zona residencial, al parecer por la presencia de una industria que no cumplía con los requisitos que establece la ley, y desafortunadamente cobró vidas humanas.
Una de las funciones de los alcaldes municipales es velar para explotar, pero de bienestar, y ponerle el ojo a las actividades industriales, más aun cuando no cumplen con todos los requisitos legales.
Para cumplir con esta función, la plática sale del presupuesto que todos alimentan con impuestos, que a su vez salen del bolsillo desde el momento en que compran un dulce, ya que con los recursos se busca el personal encargado de la gestión del riesgo y el seguimiento a las industrias. Es decir que “trabaja” para que estas cosas no pasen.
¿Para qué tantos recursos?, ¿Quién responde cuando ocurren estas tragedias? El contratista que recibió las quejas de la comunidad y de forma rápida contestó para salir a tiempo, no resolvió la situación; el concejal “padrino” que consiguió el cargo, sin tener en cuenta si el protegido sabía lo que hacía; el Alcalde que debe hacer frente al dolor de las familias y la indignación de la comunidad, a quien sus super asesores le aconsejan encontrar un culpable que esté fuera de la esfera de la Alcaldía.
Nadie asume una responsabilidad. ¿Dónde están las respectivas investigaciones, identificando desde qué momento se tenía conocimiento de esta situación y cuáles fueron las medidas adoptadas para controlarla?
¿Qué pasa cuando los ciudadanos ponen en conocimiento de la administración situaciones irregulares como esta? Mi abuela decía que si alguien hacía algo malo que perjudica a otros y yo guardaba silencio, me hacía cómplice.
Hay contratistas y funcionarios que llevan años en la administración para quienes estos casos no son nuevos, ya son varias las explosiones con vidas de por medio, que como resultado solo muestran actas, listados e informes.
Más allá de seguir saliendo a medios de comunicación a expresar la solidaridad con las víctimas, que salgan de la oficina de control interno y los entes de control las investigaciones respectivas y no se permita que estos trágicos hechos, que son la suma de negligencias, sigan ocurriendo.
Si ellos no logran nada, tal vez sólo nos quede recurrir a la famosa Reina Roja, que con una sola frase lo resuelve… “Córtenle la cabeza”. Tal vez sea más fácil apelar a la magia o la fantasía, que lograr un verdadero compromiso frente al significado de la función pública. Esta práctica también la desarrollaban los reyes en tiempos antiguos, quienes bajaban cabezas de los hombros, como bajarse del caballo, demostrando su gran poder sobre la vida y la muerte.
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