Un colombiano es el hombre más pequeño del mundo
Por algo más de un mes, Edwar Niño, habitante de Bosa, será reconocido internacionalmente por ser el hombre más pequeño del mundo.
Edward Niño Hernández es de muchas formas un típico joven colombiano de 24 años. Adora bailar regatón, sueña con tener un auto – de preferencia un Mercedes -y quiere conocer el mundo. A la cabeza de la lista de personalidades que desea conocer están los actores Jackie Chan y Sylvester Stallone, así como el ex presidente Álvaro Uribe.
Lo que hace que Edward sea distinto es su tamaño: es un poco más alto que una maleta de mano y pesa apenas 10 kilos (22 libras). Con sus 70 centímetros (27 pulgadas) de estatura, el libro de récords Guinness acaba de certificarlo como el hombre más pequeño del mundo.
«A los dos años se paró de crecimiento», dijo Noemí Hernández, la madre de Edward, el mayor de cinco hermanos. El titular anterior del récord era He Pingping, de China, que sobrepasaba a Edward por apenas cuatro centímetros (1,5 pulgadas). He murió el pasado 13 de marzo.
Un reinado que puede ser muy corto
Se espera que un joven de Nepal, Khagendra Thapa Magar, se convierta en el hombre más pequeño del mundo el 14 de octubre cuando cumpla los 18 años. Con 56 centímetros (22 pulgadas) de estatura, ya es reconocido por Guinness como el adolescente más pequeño del mundo.
Los padres de Edward afirman que los doctores nunca pudieron explicar por qué era tan pequeño. «Nunca nos dieron qué era el diagnóstico», dijo la madre en su departamento modestamente decorado en un barrio de Bosa, en el sur de Bogotá.
Noemí Hernández, de 43 años, dijo que Edward pesó sólo 1,5 kilos (3,3 libras) al nacer. Aseguró que médicos de la Universidad Nacional lo estudiaron hasta que tuvo tres años y luego perdieron interés en el caso.
Ella y su esposo, un guardia de seguridad, perdieron en 1992 una hija que era igual de pequeña cuando iba a cumplir un año.
Un cuerpo pequeño con problemas grandes
El hijo más pequeño de la pareja, Miguel Angel, de 11 años, mide 93 centímetros (37 pulgadas) y tiene rasgos faciales similares a los de Edward. Los otros tres muchachos de la familia son de altura y apariencia normal.
«Estoy feliz porque soy único», dijo Edward en una entrevista.
Sin embargo, tiene sus problemas: sufre de cataratas en ambos ojos, lo cual nubla su visión, asegura la madre, quien resaltó que requiere urgentemente de una cirugía que no pueden pagar. «No ve bien. No puede leer», dijo su mamá.
A lo largo de la entrevista, los ojos de Edward se le mojan con frecuencia y juega con los cordones de sus zapatos negros de niño pequeño. Aparte de sus ojos, no tiene otros problemas médicos.
Es agudo mentalmente y ríe con facilidad, aunque algunas veces cuesta entenderle lo que dice y sus pequeños dedos le dificultan escribir.
Edward tuvo que repetir varios de sus grados escolares antes de dejar los estudios definitivamente en el 8vo grado, aseguró la madre. Es muy sociable, adora viajar y le gusta jugar dominó y damas. «Lo que le deprime es encerrarse en la casa», dijo la mamá.
Al pasar las páginas de una edición anticipada del Libro de Récords Guinness 2011, que sale al mercado la próxima semana, la madre le muestra a Edward la foto de la mujer más pequeña del mundo, una chica de India. El joven no muestra el menor interés, pues asegura que ya tiene novia.
Tratando de llevar una vida normal
El chico gana algo de dinero bailando en tiendas de departamentos para atraer clientes, y esta trabajando en una película en la que representa a un matón del narcotráfico. En su escena más importante, Edward se ve involucrado en una balacera.
Durante la entrevista representa la escena imitando las armas con los dedos índices de ambas manos, y luego cae sobre el brazo de la silla. Su personaje no sobrevive.
Edward sonríe ante la posibilidad de conseguir otros trabajos en el cine y ser el centro de mayor atención pública.
Pero ser el hombre más pequeño del mundo también tiene sus desventajas, dijo. Aunque ya no le fastidia todas las fotografías que le toman, el hecho de que lo toquen tanto sí le parece un estorbo. «Sí, me molesta», dijo. «Que no me toquen, que no me alcen», pidió.
Fuente: El colombiano, edición digital
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