No cesa la agresión a los niños en Soacha
Luego de la muerte de una niña de tres años el pasado fin de semana tras recibir una dura golpiza de su padrastro, los habitantes de Soacha manifestaron su rechazo al doloroso hecho y muchos cuestionaron el papel de los padres al dejar a sus hijos en manos de familiares o amigos.
El hecho ocurrió en la noche del 28 de abril cuando la madre dejó a la niña con su padrastro porque tenía que cumplir turno laboral.
Cuentan las autoridades que el joven de 21 años no soportó que su hijastra llorara y por ese motivo la golpeó brutalmente y la echó al agua fría. Tras el escándalo, los vecinos llamaron a la policía y los uniformados rescataron a la menor, quien fue trasladada a un centro asistencial; no obstante la niña no aguantó y falleció.
La policía reaccionó ante el hecho y el pasado jueves el padrastro fue capturado en el sector de Parque Campestre y trasladado de inmediato a un juzgado para que enfrentara el proceso.
La Fiscalía entregó pruebas y lo señaló de cometer homicidio agravado en menor de 14 años, pena que tiene un castigo que oscila entre 33 y 50 años de prisión sin beneficio de excarcelación.
Ante lo sucedido, habitantes de Soacha rechazaron el hecho, pero responsabilizaron a los mismos padres por delegar el cuidado de sus hijos.
“El problema es que muchas veces le ponemos más cuidado al trabajo que a nuestros hijos, creo que es algo que se debe revisar para evitar que se sigan presentando estos hechos”, dijo Carmelina Suárez, residente de la comuna dos.
“Muy triste que pasen estas cosas, considero que todo esto es fruto de la degradación de la sociedad, necesitamos darle un vuelco al tema de la justicia y meterle mano a educar a niños y niñas desde muy pequeños para que tengamos padres responsables en un futuro”, agregó María Eugenia Salazar, madre de familia residente en Compartir.
Lo cierto es que en Soacha asesinan a otra menor por causa de la violencia intrafamiliar y aunque esta vez capturaron al responsable, nadie le devolverá la vida a la menor de tres años que no tuvo derecho a llorar.
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