Soacha sí tiene quien le escriba
Jonathan
Caicedo es un joven egresado de la Institución
Educativa León XIII, docente de la Uniminuto, licenciado en humanidades y lengua castellana, con una maestría en literatura. Es un hombre soñador
que está escribiendo un libro sobre Soacha
y que en algún momento le compuso
un poema al “Cerro de las dos tetas”.
Un poema dedicado a las dos tetas de Soacha.
Una asunción rocosa emerge de la tierra y se eleva pobremente a la llanura árida de sus pezones. Desplazados y militares, gente muerta del conflicto, guerra entre bandos que ningunea a los nadies.
Las ¡Tetas! emergen verticales e iluminan las faldas del pueblo de Bochica.
De todos y de nadies, pedazo de tierra que se hizo hogar para el silencio, que camina tan nostálgico, que hasta la noche piensa en irse a dormir más temprano que de costumbre.
¡Cerro de Tetas!: alimentas las heridas de los niños que no pidieron nacer. Alumbras este parco municipio que muere a dagazos por los que cortan tus faldas…
Este poema hace parte de los
escritos de un hombre que estudió en la Institución Educativa León XIII de la
comuna 3, y que actualmente vive y
labora en Soacha como docente de Uniminuto. Ha dedicado su vida a la lectura de
la mano propia con la poética; a sus treinta años cuenta con una licenciatura
en humanidades y lengua castellana, y una maestría en literatura, ahora espera
seguir con un doctorado relacionado con el tema de su maestría porque ama la
escritura.
Jonathan Caicedo es el nombre de este orgulloso soachuno que se ha dedicado a escribir poemas de todo tipo
y lo ha logrado gracias a horas largas de lectura de grandes escritores; menciona
que son contadas pero sublimes, de 100
personas solo 2 quedan impactadas con una obra de arte. “En el Transmilenio uno puede leer literatura,
y me pasó que la gente queda impávida, eclipsada, causa suspiro, lo deja a uno
temblando, y ese es el nivel, la obra debe estar bien lograda, bien trabajada,
depende del autor, de su ritmo, de la voz, el momento por el que se esté pasando,
se logra tocar sensibilidades porque es la esencia de las personas”.
“Este espacio es
solo para locos”, menciona Caicedo
mientras se jacta de risas que refleja al ver que su trabajo ha dejado una
semilla infinita en los corazones de algunos de sus lectores, pues ha logrado publicaciones en Colombia y el extranjero;
países como México, España y Argentina han sido su casa en el trayecto de la
escritura. El imaginario de transmitir algo, de tocar fibras es un verdadero
texto bien logrado y trabajado.
“Hago una sinergia entre la locura y la lucidez, para
decir cosas hay que soltar un tornillo,
los problemas del país son fuertes, los
escenarios de violencia, injusticia, cosas que no dejan salida, las letras
sirven como bálsamo para curar las heridas, estas hermosas palabras se
describen de lo que no se imagina, de unos tenis rotos, de Transmilenio y su
congestión, del sistema educativo, es ponerse las gafas de la cotidianidad y
relatarla”, dijo Caicedo.
Dice que el mejor ejercicio para redactar es corregir, el primer objeto que debe tener un escritor es una papelera, el inspirado debe borrar, ese borrar y rasgar la pintura lo hace encontrar algo en los libros, cuando se empieza a interpretar versos se halla el verdadero sentido. Si bien algunos escritores al dejar de escribir morían, como los románticos alemanes que la única manera de hacer catarsis era componer su poesía que los sanaba o los hacia hundir en sus grafemas, ese es el significado de leer en voz alta y repensarse, y en figuras literarias para deshojar el alma en letras que en ocasiones carece de seriedad, y es ese instante donde la obra pasa por las alcantarillas, por los barrios, y toca a alguien.
Sin lugar a dudas, el docente Caicedo quiere trascender con su forma de expresión artística, por eso “ahorita estoy trabajando en la primera publicación que verá la luz en agosto. Se trata de un libro de poemas que se llama mediaciones de la locura y se encuentra en corrección de estilo; la invitación con este trabajo es por una apuesta que trae a colación partes del municipio de Soacha: cine, libros, Transmilenio, lluvia de palomas, captación de imágenes, en fin”, concluyó Caicedo.
Por: Yineth Camila Castillo
Siga a Periodismo Público en Google News. Suscríbase a nuestro canal de Whatsapp