Madres de Soacha ven un hilo de esperanza en la justicia con la detención de Uribe
Texto escrito por: Blanca Nubia Monroy*
«Hace exactamente una semana, la Corte Suprema de Justicia ordenó la detención preventiva y domiciliaria de Álvaro Uribe Vélez, mientras lo investiga por compra de testigos a su favor. En los noticieros dijeron que esa era la noticia política más importante de este año en Colombia, porque es la primera vez que un expresidente es detenido. Pero para nosotras, las Madres de Soacha, es una pequeña luz de esperanza para que haya justicia en el país. Una pequeña ventana que se abre para que haya justicia por el asesinato de nuestros hijos.
Sabemos que a Uribe lo detuvieron por un caso diferente al de nosotras, que es el asesinato de nuestros hijos para presentarlos como bajas militares: los falsos positivos. Pero con lo del martes pasado nos damos cuenta de que el expresidente no es inmune a la justicia. Desde que comenzó esta lucha por la verdad y la justicia, nosotras intentamos reunirnos con él, le enviamos cartas, pero no nos prestó atención.
Ahora que la Corte Suprema de Justicia ordenó su detención esperamos que más adelante lo investigue por los otros crímenes que ocurrieron bajo su mandato, entre esos el asesinato de nuestros hijos. Soy una madre en busca de justicia y una verdad plena, y como víctima le pido a esta corte que no olvide el caso de los falsos positivos, pues son crímenes de lesa humanidad.
Nosotras también esperamos que este primer paso hacia la verdad y la justicia no se convierta en una nueva pelea política que no contribuye a nada. Quienes siguen a Uribe han dicho que mientras a él lo detienen, miembros de las Farc que le hicieron tanto daño al país ahora son congresistas. Pero pasa que ellos se sometieron a un Acuerdo de paz para contar la verdad sobre el conflicto armado, a diferencia de Uribe.
Quizá haya gente que cuando lea esta columna dirá que las Madres de Soacha estamos llenas de odio. Los seguidores de Uribe nos criticarán. Pero estamos seguras de que ellos no han perdido a un hijo en circunstancias iguales a las de nosotras. Nuestros muchachos eran humildes y trabajadores. Tenían familias que los querían mucho. Algunos veían por sus padres y hermanos. Eran importantes para sus seres queridos. Pero se los llevaron con engaños, con falsas oportunidades de trabajo. Creyeron que iban a ganarse un dinero para ayudar a sus familias, pero jamás imaginaron que iban a encontrarse con la muerte.
Todos aquellos que estuvieron involucrados no saben el daño tan grande que causaron. Acabaron con tantas familias. Pero tampoco pensaron que mujeres y madres se unirían por el amor que les tienen a sus hijos, que se unirían para lucha por la memoria, la verdad y la justicia de sus hijos. Ellos, nuestros muchachos, no se pudieron defender, pero nosotras sí los podemos defender. Eran inocentes, nuestros hijos no eran guerrilleros y no estaban involucrados en actividades ilegales, como lo dijo en 2015 el mismo Uribe.
Somos madres, somos guerreras que llevamos una pelea con un Estado corrupto, donde las víctimas no son prioridad. Yo, desafortunadamente, soy víctima de la guerrilla, de los paramilitares y del Ejército. A un hermano lo mató el Epl, a otro lo desaparecieron los paramilitares y a mí hijo lo asesinó el Ejército. Para mi familia estos golpes fueron terribles, especialmente para mi señora madre. Si ella estuviese viva, me diría que dejara de pelear con el Estado. Pero voy a llegar hasta las últimas consecuencias. Hasta ver verdad plena, justicia y no repetición.
Justicia significa que las personas involucradas en el asesinato de nuestros hijos estén en la cárcel, como todos los que comenten un delito, y no en una guarnición militar o en detención domiciliaria. Por eso insistimos en pedirle a la Corte Suprema de Justicia que también comience a investigar a Uribe por los falsos positivos, y que no le quite la detención, porque eso sería muy triste para nosotras y para un país que pide justicia».
*Blanca es la madre de Julián Oviedo Monroy, un joven de Soacha que desapareció el 2 de marzo de 2008. Seis meses después encontraron su cuerpo en Ocaña (Norte de Santander), enterrado en una fosa común. Blanca hace parte de la organización Madres Falsos Positivos de Colombia – MAFAPO.
Fuente: Pacifista
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