Círculos de aprendizaje: reivindicando el Derecho a la Educación de los niños de Altos de la Florida
Con el propósito de reingresar al sistema educativo a todos aquellos menores que han sido excluidos de este Derecho como consecuencia del desplazamiento forzoso en las zonas de conflicto, desde el año 2008 se lidera por parte del ACNUR (Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los Refugiados) este proyecto que está dirigido a población entre los 7 y los 17 años.
Desde su comienzo el proyecto ha contado con la financiación del ACNUR y el apoyo de la Cooperación Internacional, aunque a partir de 2010 también ha recibido ayuda económica del Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para la Seguridad Humana (UNTFHS por sus siglas en inglés) para fomentar iniciativas de Educación Flexible, especialmente a la población en situación de desplazamiento o niños que se encuentren en extrema vulnerabilidad, desescolarizados o que simplemente estén por fuera del sistema escolar.
“Lo que queremos es integrar localmente a los niños que vienen de otros lugares con quienes ya están instalados acá, en algo que llamamos ‘Ambientes Protectores’, donde el pequeño que llega no se queda por fuera del sistema escolar, sino que automáticamente es integrado y al mismo tiempo tiene la oportunidad de continuar con su educación. Hoy precisamente como resultado de este proyecto hemos querido obsequiarles un cuento titulado ‘Eloísa y los bichos’, en el cual se reflejan las vivencias que tienen ellos cuando por alguna por alguna razón deben abandonar su lugar de origen. La idea es que vean que no están solos y tampoco son los únicos que sufren la problemática”, explicó Nieves Batres, Coordinadora del ACNUR en Soacha.
El libro en mención fue elaborado por los colombianos Jairo Buitrago y Rafael Yockteng, dos escritores que por medio de esas páginas plantean la necesidad de sensibilizar y concienciar a quienes reciben a estos niños, dado que muchas veces se cree que cuando llega una familia o una persona en situación de desplazamiento a un lugar como Soacha, llega a quitarles el trabajo, el espacio para vivir o las oportunidades, sin tener en cuenta que no han sido desplazados porque hayan querido, sino que existe un motivo muy fuerte que los obliga a ello y es la protección de sus vidas
A lo largo del proceso se ha contado con la participación de la Corporación Infancia y Desarrollo, entidad que trabaja como operadora del los ‘Círculos de Aprendizaje’, donde también se cuenta con al acompañamiento del Ministerio de Educación Nacional.
“ACNUR siempre ha sido una entidad que nos ha apoyado y beneficiado bastante en todo lo que tiene que ver con el trabajo de protección de los niños y las niñas en Soacha. En Altos de la Florida nos hemos vinculado con la protección a la Primera Infancia, dándonos cuenta de la alta necesidad que había en el sector para la atención de los menores en edad preescolar. Ellos nos han apoyado en la labor de consecución de pequeños, la formulación del proyecto y por supuesto todo lo necesario para poder desarrollar esta iniciativa. Hacemos presencia en Soacha desde hace unos 7 años, el mismo tiempo en el que ACNUR nos ha venido patrocinando. En la actualidad llevamos ya dos fases en dos años, hoy estamos arrancando una nueva con el mismo modelo, pues lo que queremos es alcanzar cambios significativos con los sistemas familiares, buscando que estos niños puedan alcanzar un foco de estabilidad ingresando a las instituciones educativas para que se puedan seguir vinculando proyectos para otros beneficiarios”, agregó Andrea Torres, Asesora Pedagógica de la Corporación.
La labor del ACNUR en Soacha
Desde el año 2005 inició el trabajo oficial de esta agencia de las Naciones Unidas en el Municipio, y específicamente en Altos de la Florida comenzó entre 2006 y 2007, a raíz de un diagnóstico participativo que se hizo en esta comunidad con el acompañamiento de 14 organizaciones más, tanto del sistema de la ONU como de algunas universidades, el Ministerio Público, las ONG’s nacionales e internacionales, la Administración Municipal en su momento y por supuesto la comunidad.
“La idea era identificar las problemáticas más sentidas en el sector, pues a veces se llega con proyectos y se tiene la idea de que se sabe qué necesita la comunidad, pero no es así. Entonces lo que se quiso fue que la misma gente identificara sus problemas y planteara soluciones a los mismos. A raíz de ese estudio y con el apoyo de Cooperación Internacional, ACNUR construyó un Polifuncional compuesto por un aula escolar con su respectivo comedor y cocina, un centro médico y un hogar comunitario, gracias al acompañamiento de ‘Un techo para mi país’. Nuestro objetivo era restituir el Derecho a la Educación y a la Salud, además de garantizar la seguridad alimentaria en un lugar donde la tierra no es muy fértil”, concluyó Batres.
Fueron cerca de 20 los niños que recibieron este libro, que a partir de ahora se convertirá en una ayuda pedagógica que complementará el proceso de formación de estos pequeños.
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