La CAR alerta por presencia de caracol africano en varios municipios de Cundinamarca
El caracol gigante africano es una especie invasora, introducida de manera ilegal en el país hace varios años con fines estéticos, medicinales y alimenticios, hoy está presente en varios municipios de la jurisdicción de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), entidad que alertó con respecto a la prevención, manejo y control que se debe tener.
“En Cundinamarca existe una proliferación de este caracol africano, principalmente en las regiones del Alto Magdalena, Sumapaz, Tequendama, Gualivá, Bajo Magdalena y Rionegro”, dijo Jesús Humberto Patiño, director de la regional Tequendama de la CAR.
La especie se alimenta de material vegetal, cadáveres en descomposición e incluso, de estucos de paredes y bloques de ladrillos.
“En los países tropicales como el nuestro ataca 800 especies de plantas entre ornamentales, tubérculos como la yuca y el ñame, frutales como la papaya, el melón, los plátanos, legumbres y leguminosas, hortalizas y principalmente los árboles de cacao, caucho y café”, explicó el funcionario al referirse al impacto para los ecosistemas de la zona.
Reproducción de la especie
El cuerpo del caracol africano es marrón oscuro, su piel es gomosa, tiene cuatros pares de tentáculos, dos cortos y dos largos con ojos en sus extremos, miden entre cinco y 20 centímetros de longitud y su concha tiene hasta siete vueltas.
“Puede sobrevivir en todos los climas, tiene hábitos nocturnos y crepusculares, la actividad diurna la realizan en días nublados y en días húmedos, es hermafrodita, produce varias tandas de huevos fértiles, hace posturas entre 100 y 400 huevos, tiene un máximo de posturas de 1.200 al año; además los huevos pueden permanecer en latencia por largos períodos para luego eclosionar cuando las condiciones sean favorables”, advirtió el director regional.
Control y manejo
La CAR hace jornadas de pedagogía en los municipios de su jurisdicción para explicar a la comunidad cómo prevenir y controlar la especie y al mismo tiempo, evitar riesgos para la salud.
“La manipulación de la especie debe darse con la debida protección, es decir, usando guantes para evitar la contaminación por parásitos, nunca se debe manipular directamente con la mano”, añadió el funcionario de la Corporación.
Luego de recolectar los individuos, con las medidas de bioseguridad, se puede hacer control físico poniendo los caracoles en una bolsa con agua para su ahogamiento o control químico introduciendo cal o sal a la bolsa para su deshidratación. En cualquiera de los dos escenarios, es importante consultar con expertos para recibir asesoría.
La disposición final de la especie se puede hacer por enterramiento en el mismo predio de donde fueron recolectados, poniendo cal en la zona y lejos de las fuentes hídricas o se pueden llevar a celdas de seguridad o rellenos sanitarios.
Prensa CAR
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