Municipio de Soacha no actúa en el caso de Valles de Santa Ana
Durante ocho meses la comunidad del barrio Valles de Santa Ana, ubicado en la comuna uno, ha manifestado su inconformidad ante la inadecuada intervención que la constructora Vindico realizó sobre la vía principal del sector. Aun así, ni la Secretaría de Planeación ni la Dirección de servicios públicos han actuado para solucionar el caso.
Desde el principio trataron de advertir que las obras de actualización del sistema de alcantarillado llevadas a cabo no cumplían con las normas, y que por el contrario perjudicaban la integridad de los habitantes. Como resultado, después de la insistencia de la gente, el miércoles 18 de noviembre más de 200 familias tuvieron pérdidas tras la inundación de sus hogares debido a la ruptura de un tubo de ocho pulgadas manipulado por funcionarios de la constructora.
En un principio, Vindico, la empresa responsable del incidente, consultó con la comunidad y le prometió a los residentes del barrio Valles de Santa Ana que mejoraría el sistema de alcantarillado de la vía principal, y que conjuntamente haría lo mismo con la vía, dejándola pavimentada y con la actualización del espacio público para que les permitieran realizar la instalación de la red de acueducto que surtiría de agua a la urbanización Torres de Santa Ana, edificada por la constructora; ante la promesa de Vindico, los habitantes permitieron que la entidad comenzará el proceso.
Una vez empezó el proceso la comunidad esperaba que su conclusión se diera en un plazo de dos meses, como lo había sugerido el contratista. Sin embargo, ninguno de los compromisos se cumplió y olvidaron el pacto que habían adquirido con la comunidad de Valles de Santa Ana; siendo así dejaron la vía principal del barrio inconclusa en cuanto a instalación del sistema de alcantarillado y agua residuales corresponde, perjudicando a mas de 200 familias que habitan en el sector.
Por su parte los residentes de Valles de Santa Ana fueron reiterativos, tanto con la empresa constructora como con la firma interventora y la administración municipal, al manifestar su preocupación debido al estado y apariencia insuficiente de las obras, advirtiendo que en caso de una tempestad se verían seriamente perjudicados.
Arcesio Torres, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio, detalló:
“Desde el principio nos percatamos que la obra no iría para ningún lado, pasados los 2 meses de iniciada nuestra vía estaba en un pésimo estado y solo nos habían dejado un gran problema que amenazaba la integridad de nuestros hogares y la seguridad de los peatones, debido a los grandes huecos sin señalización y la disposición inadecuada de los materiales de trabajo; conjuntamente nuestra indignación aumentó cuando la firma contratista abandonó totalmente las obras, dejándonos el problema de forma indefinida”.
Desesperado por la situación, el presidente de la junta se dirigió en repetidas ocasiones a Planeación, tratando de esclarecer a qué dependencia correspondía la interventoría de la obra, encontrando que entre la Secretaría de Planeación y la Dirección de Servicios Públicos “se arrojaban la pelota”, al tiempo que la comunidad se veía más perjudicada.
Después de más de 6 meses de insistencia, el líder comunal logró que la secretaría de planeación delegara a un funcionario para que se encargara del asunto. Inicialmente el profesional demostró interés ante la situación, razón por la cual se realizaron dos reuniones con la presencia de la empresa contratista, el Acueducto de Bogotá y la administración municipal. Del encuentro se establecieron unos compromisos que iban dirigidos a la culminación y reparación de las obras lo antes posible, pero pese al trabajo prometido a la comunidad, después de dos meses nunca se vio el resultado y la condición de la vía siguió siendo la misma.
Durante los meses que trató de gestionar, el líder comunal reiteró en repetidas ocasiones que a demás de la incomodidad y el daño que ya había causado a las familias residentes de la vía, el mayor temor de ellos es que debido al estado de la misma, durante la temporada de invierno se vieran perjudicados por alguna inundación. Como lo había previsto Torres, no fue necesario una fuerte lluvia para que la mayor preocupación de la comunidad se hiciera real, bastó con la manipulación errónea del tubo madre de ocho pulgadas que surtía de agua al barrio para que más de 200 familias se vieran perjudicadas debido a una inundación que alcanzó los 50 cm de altura, hecho que acabó con los electrodomésticos y enseres de la mayoría de residentes del barrio, causando pérdidas millonarias entre los vecinos.
“Desde el principio les dijimos que nos perjudicaran, incluso le rogamos a la administración municipal y a la empresa que nos colaboraran con la terminación de las obras y de la vía, por su parte ellos dijeron que no pasaría nada y que estaban a poco de culminar el trabajo; después actuaron durante una semana con “pañitos de agua tibia”, haciendo pequeñeces sobre el caos que generaron, ahora no fue necesario que lloviera y ellos mismos se encargaron de perjudicar a todos nuestros residentes, de tal forma que muchos lo perdieron todo. Ahora me pregunto, ¿Quién va a responder por esta tragedia? Si la constructora no fue capaz de terminar la vía ¿cómo hará para subsanar el perjuicio que han provocado a toda una comunidad?”, expresó el líder comunal.
Era la 1:00 a.m. cuando los residentes se percataron de la ruptura del tubo, impotentes observaron como el aumento del nivel de agua iba acabando con aquellas cosas que no podían rescatar, desesperados por la situación optaron por bloquear la autopista sur para recibir atención. El llamado fue atendido por la Policía, pero pasadas las 9 a.m. y después de hecho el daño, aún no se había hecho presente ningún funcionario de la oficina de Planeación o de la administración municipal.
Afectados por las pérdidas, los residentes de Valles de Santa Ana, además de demostrar que sus quejas tenían fundamento, optaron por priorizar el apoyo a los más perjudicados, aprovechando espacios para pedir colaboración tanto a entidades como la administración municipal para gestionar ayudas que les permitan subsistir durante los siguientes días a aquellos que lo perdieron todo.
Finalmente, el representante del barrio, agregó: “Tuvo que ser necesaria la tragedia para que pudieran poner sus ojos sobre nosotros, lamentablemente la atención que recibimos es de entidades a las que aún no les compete el problema, sin embargo agradecemos su apoyo. A pesar de ello nos entristece que pasadas las 8 a.m. y después de millones en pérdidas, ningún funcionario de la administración municipal ni de la empresa constructora se hiciera presente, ni siquiera el profesional a cargo de la revisión de la obra Jaime Alonso, ni el secretario de planeación”, concluyó el residente.
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