Ana María Cuesta, directora del Centro de Memoria, deja un legado imborrable en Bogotá

Bogotá despide a Ana María Cuesta, directora del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, cuya voz se convirtió en símbolo de dignidad para las víctimas del conflicto armado

Ana María Cuesta, directora del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, falleció dejando tras de sí una trayectoria marcada por su compromiso inquebrantable con los derechos humanos, la dignidad de las víctimas y la construcción de la memoria histórica en Bogotá.

Desde el mismo Centro, a través de un sentido comunicado, se reconoció su legado y se reafirmó el compromiso de continuar su labor: “Nos comprometemos a honrar su memoria y cuidar su legado en los derechos humanos, seguir trabajando por la dignidad de las víctimas, la construcción de paz y memoria en la ciudad y el país”.

Ana María Cuesta asumió la dirección del Centro en noviembre de 2023, luego de haber hecho parte del equipo del exdirector José Antequera Guzmán. Su llegada al cargo no fue fortuita: llevaba más de una década dedicada al trabajo con las víctimas del conflicto, a través de proyectos culturales, artísticos y comunitarios que buscaban no solo recordar, sino también sanar.

Socióloga de profesión y reconocida por su trabajo en movimientos sociales, Cuesta defendió con firmeza la necesidad de que la memoria fuera un puente hacia la reconciliación. “Ana María deja una huella de compromiso y dedicación de más de 10 años en el Centro de Memoria y toda una vida dedicada a la defensa de los derechos humanos”, expresó la entidad que lideró hasta sus últimos días.

La noticia de su fallecimiento ha generado múltiples mensajes de despedida y reconocimiento en redes sociales. El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, señaló: “La mejor forma de honrar a Ana María es seguir trabajando por la dignidad de las víctimas y la construcción de memoria y paz en Bogotá y todo el país”.

Desde la Consejería de Paz, el secretario general Miguel Silva Moyano también se pronunció: “La vocación de servicio y el amor con el que hacía su trabajo hacían que Anita siempre brillara. Hoy Bogotá pierde a una servidora excepcional, pero nos queda su ejemplo”.

La ciudad de Bogotá y el país pierden a una mujer incansable, que creyó en la fuerza de la memoria para transformar el presente. Su ausencia deja un gran vacío, pero también una ruta trazada para seguir construyendo una sociedad que no olvida.

Foto: Alcaldía de Bogotá

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