Causas del Paro Nacional Agrario también se sienten en Soacha

Aunque formalmente no se han unido a las movilizaciones que se realizan en varias regiones de Colombia, los campesinos de Soacha también se han visto afectados con las consecuencias de los Tratados del Libre Comercio (TLC) y las políticas agrarias que ha determinado el gobierno nacional, las mismas que han generado la crisis que hoy por hoy afronta el país.


Vale la pena recordar que Soacha en su mayoría es rural, pues mientras que las seis comunas que conforman el perímetro urbano son apenas un 20% o 30% del territorio, las 14 veredas de los corregimientos alcanzan más del 70% del municipio. Gran parte del sector rural de Soacha tiene vocación agrícola, allí se realizan actividades como ganadería, porcicultura, cultivo de hortalizas y frutas, producción de lácteos y demás labores relacionadas con el campo.

Sin embargo, como sucede en la mayoría (por no decir todo el agro colombiano), en Soacha se siente y se evidencia el abandono estatal y las dificultades que tienen los campesinos para subsistir, dadas las trabas que desde que entró en vigencia el TLC se han puesto para la producción agropecuaria, sin dejar atrás la avalancha de importaciones de alimentos que han minimizado el trabajo del campesinado.

También es importante mencionar la famosa ‘semilla certificada’, una medida atada a los compromisos adquiridos por Colombia con la firma del TLC, que impide a los campesinos sembrar, trabajar o intercambiar semillas que no estén certificadas por el ICA (Instituto Colombiano Agropecuario), teniendo en cuenta que esta sólo puede ser utilizada una vez, contrario a lo que los campesinos solían hacer para optimizar su producción. Por otra parte, la semilla certificada también facilita la entrada de productos y alimentos de los países con los que el gobierno nacional suscribió dichos tratados, pero más que nada de Estados Unidos.

Así están hoy los campesinos de Soacha

En diálogo con algunos campesinos de los dos corregimientos, Periodismo Público.com pudo conocer la preocupación que hay entre ellos por las dificultades que han tenido que afrontar, así como los perjuicios que les ha ocasionado las medidas anteriormente mencionadas. Si bien en este momento desde Soacha no se han generado ningún tipo de movilización, no se descarta que más adelante se decida lo contrario en caso de que la situación se complique:

“El TLC implica que a los productores no los subsidien como sí lo hacen en Estados Unidos, entonces el perjuicio que se genera para nosotros es total, más con las cosas en letra menuda que se van sabiendo de estos tratados. En nuestro caso particular nos hemos visto bastante perjudicados en la porcicultura, porque los precios de la carne suben y bajan con frecuencia, y esto ha representado pérdidas para todos. La gente trata de sostenerse, pero en el TLC quedó consignado el no subsidiar la parte agropecuaria, para que así los otros países puedan meter sus productos a Colombia”, explicó Luis Romero, habitante de la vereda San Francisco del Corregimiento dos.

Romero manifestó que los TLC son muy buenos cuando los ‘pintan’, pero que después la gente se va dando cuenta de los efectos nocivos que traen. El señor Romero también aseguró que el gobierno esconde muchísimas cosas, revela lo que le conviene, pero calla la parte que más le afecta a la población campesina, que según dijo, es la más vulnerable. “Esto tiene muy inconformes a los campesinos, y todo por culpa del Estado colombiano. Por eso se debe sentar un precedente por cuenta nuestra, porque somos la parte productiva de este país”, señaló el residente de San Francisco.

“Acá en la vereda nos hemos visto afectados con la producción de leche, debido a que el precio en el mercado ha bajado mucho, y la comercialización de nuestros productos se ha hecho muy difícil. En este momento tenemos reservas y podemos producir, en mi caso yo hago yogurt, pero utilizo la leche que dan las vacas. Por ahora no nos hemos unido al paro, pero si la situación se llega a complicar debemos unirnos y apoyar la movilización, porque uno de campesino no puede estar de acuerdo con lo que no le conviene. Las demandas de los compañeros de otras regiones del país son justas, ellos son los que se están viendo afectados directamente”, agregó Soraya Martínez, habitante de la vereda San Jorge del Corregimiento uno.

Finalmente, en la vereda Cascajal del corregimiento dos, se habló de una situación bastante apremiante, que aunque es bien sabida por muchos, poco se menciona. Como consecuencia del limitado abastecimiento de agua que hay en este sector, los cultivos de hortalizas (principal actividad productiva de la vereda) deben ser regados con las aguas del Río Bogotá:

“Sembrar una mata de cualquier cosa nos sale muy costoso, uno saca la cosechita y tiene que competir con precios muy bajos, entonces la vida del agricultor se ha hecho muy difícil, al igual que el trabajo en el campo. Como están las cosas en este momento a uno le da hasta pereza de sembrar, el tiempo está muy seco y la comercialización tiene muchos obstáculos, por eso la producción ha disminuido. Sin embargo, esto no es un problema de ahora, sino que viene desde hace mucho tiempo atrás”, manifestó Procopio Martínez, habitante de Cascajal.

Martínez indicó que ahora se ve con más fuerza la ganadería, pero que las personas que han logrado seguir cultivando hortalizas, están cerca del Río Bogotá, por lo tanto riegan sus cosechas con sus aguas: “Es una problemática que nos afecta no sólo a nosotros, sino también a los campesinos de municipios como Funza, Mosquera y otros más ubicados sobre la sabana. Las personas que viven en la ciudad no saben nada de esto, pero desde hace muchos años hemos podido ver que las hortalizas se riegan con aguas del río, porque no hay con qué más hacerlo”, concluyó el habitante de Cascajal.

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