“Chambonada” de un contratista origina emergencia sanitaria en Jardín Infantil de Soacha
Con escasos dos años de funcionamiento, el Jardín Infantil CDI Hesed del barrio Compartir registró una emergencia sanitaria y parte de sus instalaciones se inundaron de aguas residuales, problema que afectó la salud de casi 300 niños y niñas entre 2 y 5 años de edad. Este es el ejemplo de la calidad de contratos que se desarrollan en Soacha.
La obra fue inaugurada en 2017 por la Alcaldía de Soacha, fruto del contrato 1799 bajo la interventoría de Oscar Ramírez y desarrollada por el Consorcio CDI Soacha como contratista; el manejo del jardín fue entregado posteriormente al ICBF.
Pero el pasado 22 de febrero se presentó una emergencia sanitaria en el Jardín Infantil, ubicado en el barrio Compartir: las aguas residuales se devolvieron por un sifón de la cocina y pasados dos días en el baño contiguo a la bodega de la zona de alimentos se produjo una filtración de las mismas aguas, generando un olor fétido que afectó a los niños.
La emergencia fue transmitida al presidente de la JAC del barrio, Heriberto Ramírez, quien dijo que era necesario formular un oficio a la Dirección de Servicios Públicos del municipio de Soacha, con el fin de que prestarán un carro vactor. La Coordinadora de la institución redactó la solicitud y la emergencia fue atendida, pero al verificar el lugar del daño, no se encontró la caja correspondiente.
La Dirección de servicios públicos expuso que se necesitaban los planos de la edificación para determinar cuál era la caja principal y así dar solución al percance. Por medio de la entidad se hizo una solicitud a la alcaldía para obtener los planos hidráulicos, y aunque desde hace un año se venía haciendo la petición, finalmente se logró.
Al buscar el punto exacto del problema, en los planos no sé encontró la caja que originó el daño, aunque sí se observa que en el área de la cocina, al frente del lavaplatos, hay una caja, y que en el baño, debajo de la taza, está la segunda.
Consiguiente a ello las directivas del Jardín contrataron un maestro de obra que procedió a intervenir el suelo del predio como indicaba el croquis; se rompió el baño y la cocina pero no se encontró ninguna caja. “Él empezó a romper tanteando a ver donde estaba la caja, se logró ubicar más o menos al frente de donde se preparan los alimentos, y en un espacio contiguo al indicado”, dijo Keila Quiñónez, coordinadora del CDI.
Después de un fin de semana de arreglos, el lunes acudieron al lugar funcionarios de servicios públicos y dijeron que no se podía ingresar la manguera para destaponar la caja. “Ellos colaboraron desde las 2:00 p.m. hasta las 4:30, sacando todo el agua de allí para encontrar la tubería principal y finalizar el proceso; se sacaron alrededor de 100 canecas de agua; el maestro se quedó hasta las 9 de la noche colaborando con la emergencia, hasta que encontró que la caja estaba taponada de residuos y carecía de la malla que filtra las grasas”, expuso la coordinadora del Jardín.
Después de la jornada de limpieza, salieron 13 bultos de escombros y varios ladrillos, fruto de lo acumulado en casi tres años que lleva funcionando el CDI y sin haber tenido ninguna clase de mantenimiento por parte de la alcaldía, como propietaria del predio.
“Si las cajas se hubieran ubicado bien como reza en los planos, no se habría tenido la dificultad de que los niños tuvieran que salir antes de la jornada prevista para subsanar la dificultad presentada; además si las cajas se hubieran encontrado correctamente instaladas, solo había sido necesario levantar la tapa, arreglar y volver a sellar”, explicó Heriberto Ramírez, presidente de la JAC de Compartir.
Según ingenieros y el maestro de obra, lo que se observó de las respectivas cajas es que no están adecuadas para el correcto uso, puesto que no tienen el respectivo pañete por dentro y deben contar con una tapa para acceder fácilmente, y de este modo evitar emergencias sanitarias como la presentada.
Los ciudadanos que realizaron la veeduría desde la Junta de Acción Comunal dicen que la construcción no se hizo de manera adecuada o siguiendo las normas establecidas, evidenciando que los planos de la red hidráulica no corresponden a la parte física de la obra.
“Desafortunadamente por la falta de tapas y los planos incorrectos, se demoró el proceso de destaponamiento, pero se logró atender la emergencia a tiempo, y a pesar de que tocó romper, nuestro Jardín siguió en funcionamiento porque por este problema se podía haber cerrado las instalaciones por parte de la Secretaría de Salud o el ICBF”, concluyó la Coordinadora.
Finalmente, el plantel educativo está pendiente de la construcción de obras complementarias, red contra incendios, botes de basura, tanque de reservas y recubrimiento de pasto sintético para mejorar y embellecer el lugar, y de este modo ofrecer a los niños y niñas un mejor espacio de desarrollo integral de sus capacidades motrices y de aprendizaje.
Reportería:Yineth Camila Castillo
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