¿Cual ruta tomar ahora?

Después de una campaña electoral agitada y mediatizada por sesgos políticos y por la marcada polarización entre dos opciones políticas claramente distintas, se puede afirmar que la participación que se generó en torno a ella fue nutrida pese al alto abstencionismo que desde siempre ha imperado en este tipo de procesos. El electorado (más exactamente el 54%) finalmente inclinó la balanza hacia un país ultraconservador y continuista de una perspectiva política que pocos frutos de justicia e igualdad social ha dejado al país.


En consecuencia serias dudas aparecen de lo que vendrá para Colombia en estos 4 años, esto con base a que la campaña ganadora tiene anclada una larga lista de nombres asociados a casos de corrupción y clientelismo en el país, nombres que estaban ansiosos por mantener el status quo que desde hace décadas ha dominado el escenario político del país, aspecto que como lo mencionaba anteriormente deja profundos interrogantes para este próximo periodo presidencial.

Sin embargo, para los que creímos en un proyecto distinto de país, la derrota electoral no fue abrumadora o aplastante como la han querido hacer notar algunos sectores políticos de extrema avanzada y medios hegemónicos de comunicación. Por el contrario, se construyó un movimiento que permite vislumbrar una luz de esperanza con miras a futuros procesos, pues fueron poco más de 8 millones de ciudadanos los que elegimos una ruta distinta a la que nos han obligado a transitar los gobiernos y maquinarias de siempre, una en la cual la democracia multicolor, la justicia social y la paz fueron el eje articulador del sueño de una Colombia Humana. Esto también quedará escrito en el libro de la historia como la campaña alternativa que más votos ha logrado atraer, lo cual todavía tiene pensando a aquellos sectores radicales porque ven que es cosa de tiempo que su control se debilite. Los ciudadanos ya están despertando del largo letargo.

En consonancia, la lucha que se viene ahora es primero que todo contra la falta de unidad, es primordial que se generen desde ya escenarios de debate para establecer acuerdos sobre lo fundamental que permitan seguir fortaleciendo este proyecto sólido que se gestó con mucho carisma, voluntad y sacrificio por quienes hicieron parte de la Colombia Humana y de la Colación Colombia; procesos que mostraron un compromiso de cambio con el país.

Es difícil no pensar que se puedan presentar algunos desencuentros, pero hay que tratar de construir un proceso en común que permita ir por alcaldías y gobernaciones, por ejemplo, para llegar con fuerte impronta al 2022, en este sentido se debe forjar una política de consenso que venza las posibles animadversiones innatas de cualquier ejercicio político.

De igual manera, es urgente trabajar con la juventud, con los miles de jóvenes que en los próximos años entraran con su voto a incidir en el campo político, hay muchos que desde los colegios ya preguntan y se cuestionan cada vez más por su país, y desean contribuir a una transformación social, por tanto, no se puede menospreciar esta inquietud que cada vez avanza con más ahínco en nuestra juventud, pues a juicio personal en ellos está el cambio generacional que tanto aclama Colombia; quedó demostrado que la mayoría de los que votaron por la campaña ganadora fueron los de aquellas generaciones que están pensando la política desde posicionamientos arcaicos nada justos y solidarios, propios de su tiempo.

Distintamente ocurrió con los 8 millones de votos que claramente en su mayoría fueron voto joven y de sectores alternativos o marginados de la sociedad, quienes ya han aprendido la cruda lección de la historia colombiana y que desde hace mucho tiempo han deseado cambiarla.

Finalmente a muchos les incomodará esta reflexión que debo recalcar es una opinión personal, si usted piensa distinto y hace parte de la campaña ganadora, felicitaciones, espero la decisión que tomó sea la más conveniente acorde a sus expectativas y ojalá logre traerle beneficios a esta debilitada patria (aunque esto lo afirmo con bastante escepticismo). Para los que nos pensamos en una propuesta distinta de país en las pasadas elecciones la invitación está abierta a seguir construyendo, a seguir soñando, a no dejar sucumbir el ideal de vivir en una Colombia libre de corrupción, más justa y solidaria, que esa sea la ruta que nos lleve a un mejor futuro, el cual no está muy distante.

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