El engaño de las autoridades para solucionar la movilidad entre Soacha y Bogotá

A raíz de la gran congestión de la Autopista Sur y de la problemática que ha mostrado el sistema Transmilenio, en Soacha se ha propuesto desde una línea férrea, buses eléctricos, RegioTram y hasta un viaducto, pero la realidad es que los habitantes del municipio deben conformarse con montar en los viejos colectivos o en los articulados de color rojo.


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Todo lo propuesto se quedó en una simple ilusión para las cerca de 200 mil personas que diariamente deben movilizarse entre Soacha y Bogotá, y viceversa.

Lo único que parece convertirse en realidad es la construcción de las fases II y III de Transmilenio, cuya troncal se pretende extender hasta el sector de El Vínculo, en donde se harán tres estaciones más y 3.3 kilómetros de vía.

Sin embargo, aunque ya hay un Conpes firmado, al igual que el acuerdo de cofinanciación entre los ministerios de Hacienda y Transporte, Transmilenio, la Gobernación de Cundinamarca y la Alcaldía de Soacha para la construcción de las dos fases, los tiempos de ejecución del proyecto ya se han dilatado y aún no se sabe cuándo estará construida la troncal hasta El Vínculo.

“Todo lo que han prometido se ha quedado en el aire. Ni el RegioTram, ni el tren, ni mucho menos el Metro. Y Transmilenio está en veremos porque cada vez que hablan nos dicen fechas diferentes, entonces a Soacha la siguen mirando como el patio trasero de la capital”, sostuvo Asdrúbal Gómez, residente en el centro de la ciudad.

La realidad dice que para desplazarse hasta la capital colombiana hay tres opciones: la primera es el transporte colectivo tradicional, conformado por autos viejos, incómodos y destartalados, y que además hay que soportar los enormes trancones que se forman en Bosa. La segunda es montar en Transmilenio, un sistema obsoleto, incómodo, demorado por las enormes filas e inseguro; y la tercera es el transporte particular, reservado sólo para unos pocos, pero que también debe enfrentar la congestión de la Autopista Sur y el pésimo estado de las vías del municipio.

Lo demás se quedó en la imaginación de quienes guardaban la esperanza de contar con más alternativas de movilidad y desplazamiento. El RegioTram se reservó para Sabana Occidente, el Metro para Bogotá y el Viaducto elevado para la memoria de Germán Vargas Lleras. Ahora se espera que las fases II y III de Transmilenio se hagan realidad y que por lo menos amplíen la flota de buses articulados y las frecuencias de estos aumenten.

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