En Sibaté se evangeliza para proteger la naturaleza

Aunque es común que arzobispos y sacerdotes evangelicen para compartir la palabra de Cristo, monseñor Jaime Alberto Mancera lo hace con el fin de promover la protección del medio ambiente y el cuidado de la tierra. A manera de crónica, conozca esta interesante historia escrita por Yessica Cepeda.


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Eran las 8 de la mañana cuando llegaron al municipio de Sibaté los líderes de la labor social provenientes de Zipaquirá, Girardot, Funza, y monseñor Jaime Alberto de la ciudad de Bogotá. Ellos, más que acostumbrados a madrugar y a disfrutar del primer tinto y el pan caliente de la mañana, saben que las bendiciones de Dios, para comenzar el día, se reciben mejor desde tempranas horas.

“Estoy al frente de la vicaría de evangelización desde hace 9 años, en la Arquidiócesis de Bogotá, y particularmente desde hace 3 encargado de los temas sociales que como líderes religiosos nos convocan, entre eso, coordinamos el compromiso de nuestros fieles católicos con las causas sociales y por su puesto con el medio ambiente“, dijo monseñor Mancera.

El religioso tiene una mirada tranquila, una voz contundente pero llena de cariño y suavidad. Su sonrisa es amplia y bastante contagiosa, siempre atento y con ideas en todo momento rondando en su cabeza, inicia el recorrido junto a sus compañeros por el Parque Agroecológico Ozagua, ubicado en la vereda Perico del municipio de Sibaté. El agua de panela, el pan fresco, algunas golosinas y frutas, hacen parte de los morrales, maletas y canguros que llevan estos hombres entregados a Dios y a sus comunidades. Además de caminar y recorrer la reserva que tiene este importante parque, han venido a aprender acerca de cómo nace y se cuida el agua, de cómo los árboles generan microclimas protegiendo flora y fauna a su paso, un recorrido de experiencias y naturaleza con un solo fin: llevar un mensaje ambiental contundente a sus parroquias.

El recorrido continúa y monseñor comenta: “La ventaja de estos espacios es que ya hemos visto un impacto en el desuso de la palma de vino y cera, uno que otro nos llega el Domingo de Ramos a vender ramitos hechos con este material; en ese momento eso desconcierta, pero ya es mínimo en comparación con otras épocas, la gente ya llega con su matica o su pañuelo para ser bendecido, o simplemente sin tener nada en manos, disponen su corazón y su fe que también es lo más importante. En otra época eso era impensable, pero hoy han entendido otro tipo de realidad, y es que hay que proteger la naturaleza que nos rodea”.

El recorrido avanza y los párrocos disfrutan del aire puro, las frutas que caen de los árboles y comentan algunas problemáticas que aún ven desde las comunidades que lideran. Monseñor Jaime Mancera reflexiona: “Una de las cosas que siempre trabajamos y le decimos a la CAR, es que necesitamos acercarnos más a esos vendedores, productores o comerciantes, más allá de los fieles normales, pues esas asociaciones de artesanos deben ser capacitados al menos desde diciembre para que no hagan estos ramos, sino que usen otras alternativas que la CAR nos ha enseñado. Que quienes viven de eso, sepan que sí hay otros artículos o ideas que pueden hacer con materiales diferentes, y seguro así logramos blindar lo que se ha logrado”.

También hay espacio para la reflexión colectiva y para hablar de los gustos y aficiones, por eso monseñor, sin dudar, asegura que su gran pasión es el tema urbano, son los imaginarios urbanos, pensar y reconsiderar cómo se deben organizar esas grandes ciudades para que sean de beneficio para todos. Sobre eso él piensa: “A partir del estudio del documento del papa Francisco acerca de cuidar nuestra casa común, la tierra, estamos trabajando para que en las parroquias haya grupos y proyectos ecológicos organizados que trabajen en todos los temas ambientales posibles, nos unimos además a las fechas ambientales existentes y con la CAR en Soacha y Sibaté continuamos sembrando vida y arboles por los seres queridos que ya no están, y seguiremos trabajado en la difusión de todos estos temas que la autoridad ambiental nos enseña desde nuestros púlpitos”.

Así, con una sonrisa y asegurando que desde la misa le pedirán a Dios por cada uno de estos propósitos que se han pactado, termina el recorrido de los párrocos. Son hombres tranquilos, llenos de energía y buen ánimo. Quieren contagiar a sus comunidades por la protección del medio ambiente; y en líderes como Monseñor Jaime Alberto Mancera, se camina seguro rumbo a la protección de los recursos naturales; todo por nuestra casa común y la única posible que se tiene: El Planeta Tierra.

Por: Yessica Cepeda Villarraga

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