¿Hay esperanza en Soacha?

Con este título se inició el Editorial de este periódico el 23 de abril último. Y el editorialista, director del mismo, iniciaba diciendo lo siguiente:


“De entrada les digo que sí, pero una cosa es la esperanza y otra muy distinta es la realidad. Muchos seguimos guardando esa ilusión de cambio, progreso y desarrollo, o quizá esperando que tarde o temprano suba un alcalde capaz de liderar un proceso que le dé a Soacha la imagen que se merece.

Cuatreño, tras cuatreño, elección tras elección el panorama es el mismo y la esperanza se mantiene. ¡Ese sí es! Es el cambio! ¡Ese sí transformará a Soacha! Y la verdad, cambia el nombre del mandatario, de algunos funcionarios y quizá el estilo, pero la esencia no. Todo sigue igual y diría que hasta peor.

Desde 1988, cuando Soacha eligió por primera vez a un alcalde por voto popular, que a propósito fue Fernando Ramírez, las cosas en el fondo siguen igual. Claro, cada uno con estilo diferente y con condiciones propias… Con los Gobiernos que los han sucedido hay una serie de críticas, justamente por falta de autoridad. Que cada Secretario es una república independiente, que todas las órdenes se las pasan por la faja y que les falta pantalones para gobernar una ciudad como Soacha………Y ustedes dirán ¿Qué tiene que ver la palabra esperanza con los nombres de los ex alcaldes? Sencillo. Porque cada vez que se elige un mandatario existe esa ilusión de ver a una Soacha diferente y transformada. Pero la triste realidad es que cada vez hay más problemas, más desarraigo y menos compromiso…” “Lo único cierto es que cada quien llega con su gente a pagar favores y hacer lo que considera pertinente para el municipio, pero en el fondo no pasan de ser pañitos de agua tibia que calman la sed de unos pocos, mientras la inmensa mayoría sigue seca por la falta de esa agua viva que curaría buena parte de los males de esta dolida Soacha que en algún momento bauticé…como Soacha dolores viuda de asfalto……las cosas no son fáciles, pero tampoco imposibles, porque un cosa sí es cierta. Mientras existan los intereses politiqueros, el ego de nuestros líderes, el individualismo, la apatía de los ciudadanos y la mirada despreciable de la Nación y el Distrito, es prácticamente imposible que Soacha cambie.”

Hay que acotar aquí, que el Gobernador pidió a la Nación su intervención para solucionar la crisis por la ola invernal y pidió ayuda ante la emergencia vivida como consecuencia del deslizamiento de tierras ocurrido por el invierno, pues no podía ser con recursos del Municipio y el Departamento, sino con dinero de la Nación para una reubicación inmediata ante el peligro de los habitantes de Altos de Cazucà, Altos de Florida y Ciudadela Sucre.

Señor Alcalde: Usted es una persona seria y responsable. Acabe de inmediato con los funcionarios de cualquier cargo que no cumplan a cabalidad con sus funciones o haga que se acostumbren, por lo menos, a pensar siquiera una hora diaria. Y haga que dejen abiertas las puertas de la alcaldía para que cuando los despidan del cargo no pretendan salir quitando los vidrios, o hacerlo por debajo para que nadie se entere de su incapacidad. Además para que ese funcionario se vaya de inmediato, aunque le vaya bien.

Señor Alcalde: Usted es un hombre serio y con ideas que si se convierten en realidad, serán de inmenso beneficio para Soacha y sus gentes. Pero no permita que esas ideas no se lleven a cabo por la ignorancia absoluta de algunos empleados que más bien se deben dedicar a resolver problemas como los de animales que invaden las calles para buscar comida y haga que la busquen porque sería más fácil. Pero no arruine sus programas con ellos en cargos de importancia porque nada resolverán, si no es un crucigrama que diariamente pretenden llenarlo de cualquier manera, porque tampoco para esos casos son capaces, pues, casi siempre, donde deben colocar trabajo, han de poner carajo.

Y, ahora aquí, siendo justo con lo que se ha dicho, habrá que concluir expresando nuestra indignación con los que ocupan cargos públicos y elegidos para gestionar los intereses municipales; tienen tal cortedad de miras que son incapaces de ver más allá de su pequeño mundo egoísta y ventajoso.

Estoy seguro que el secretario de infraestructura y demás empleados han olvidado sus obligaciones laborales, porque nada hacen, salvo reclamar su sueldo y en tales condiciones deben recoger sus maletas y tomar el bus para sus casas. Por lo menos así se dan cuenta de lo terrible que es dejar en el garaje el vehículo oficial para usar el Transmilenio, que también es cómodo y rápido en llegar a su destino. Feliz viaje señores funcionarios de la Secretaría de Infraestructura y estén seguros que nadie en Soacha notará su ausencia. Feliz viaje y estén tranquilos, porque muy pronto llegarán peores que ustedes, o tal vez iguales porque nuevamente harán lo mismo. Buen trabajo en otro sitio porque en Soacha ya se cansaron de verlos y su presencia sólo se convirtió en una permanente visita a la Alcaldía.

Queridos coterráneos:

Para concluir hay que decir, como seguramente muchos soachunos, que va nuestro desprecio orientado a los que, ocupando cargos públicos y elegidos para gestionar nuestros intereses, tienen cantidad de miras para el ejercicio de las funciones que les señalaron y han sido incapaces de ver más allá de sus narices y de su pequeño mundo egoísta e irresponsable.

Es, entonces, el alcalde quien debe hacer rectificar esta estrategia de mediocridad, porque no puede presidir la filosofía de la gobernanza, pues nos empobreceremos todos y, como consecuencia, también nuestra tierra. En conclusión, empleado de su gobierno que no trabaje o no tenga capacidad para ello, debe desaparecer de la nómina municipal, porque de lo contrario, no habrá esperanza en Soacha.

José Ignacio Galarza M.

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