La historia detrás del transporte de especies exóticas que llegaban a Bogotá desde la Costa
Las especies marinas se mantenían vivas, luego de su viaje por carretera. Así cayó la banda que le hacía este daño a los animales.
Durante varios meses, una red criminal se dedicó a extraer de forma ilícita especies marinas protegidas en zonas costeras del Caribe colombiano para luego transportarlas a Bogotá y comercializarlas tanto en el país como en el exterior. La estructura operaba principalmente en Santa Marta (Magdalena) y Bocachica (Bolívar), desde donde obtenía especies como corales, peces tropicales y caballitos de mar, que eran retirados de su entorno natural mediante métodos prohibidos, incluyendo trampas, redes y mallas.
El esquema comenzaba en las aguas de Taganga y Bocachica, donde presuntamente buzos locales eran inducidos a sumergirse en áreas sensibles de los ecosistemas marinos para capturar fauna marina exótica. Esta operación, según revelaron las autoridades, contaba con el respaldo logístico de personas que conocían las zonas de pesca y los ciclos naturales de las especies.
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Una vez extraídas, las especies eran enviadas por vía terrestre a la ciudad de Bogotá, donde eran almacenadas y mantenidas vivas en condiciones artificiales. Desde allí, los ejemplares eran ofrecidos en venta a través de redes sociales y plataformas digitales, tanto a compradores nacionales como internacionales, incluyendo contactos en Estados Unidos y Perú.
De acuerdo con las investigaciones, el cabecilla de la organización sería un hombre de apellido Cuellar, quien coordinaba la operación desde Bogotá y gestionaba la distribución de las especies. Su actividad en redes sociales habría sido clave para conectar con potenciales clientes interesados en flora y fauna marina con fines comerciales o decorativos, en clara contravía de las normativas ambientales nacionales e internacionales.
Junto a él, fueron identificados otros cuatro presuntos integrantes de la red, señalados de promover y facilitar la pesca ilegal en las zonas marítimas del Caribe, y un hombre y una mujer, quienes, según la Fiscalía, tenían a su cargo el almacenamiento y manejo logístico del transporte hacia la capital.
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Las especies más afectadas por esta actividad ilegal incluyen corales abanico y flor, peces lorita azul, boquinete (también conocido como doncella), anémonas y caballitos de mar, todas consideradas vulnerables por su rol en los ecosistemas y su estado de conservación. Además de los métodos de extracción no permitidos, las autoridades alertaron sobre el impacto ecológico de alterar los arrecifes y las cadenas alimenticias en estas zonas marinas.
Como resultado de la investigación, liderada por la Dirección Especializada para los Delitos contra los Recursos Naturales y el Medio Ambiente de la Fiscalía General de la Nación, fueron capturadas las cinco personas involucradas y presentadas ante un juez de control de garantías.
En audiencia, la Fiscalía les imputó los delitos de daño a los recursos naturales, pesca ilegal, aprovechamiento ilícito de los recursos naturales, concierto para delinquir y manejo ilícito de especies exóticas. La imputación fue respaldada con evidencia recopilada durante varios meses, incluyendo interceptaciones, seguimientos, testimonios y análisis de redes sociales.
Las autoridades ambientales celebraron la desarticulación de esta red, que venía operando con relativa impunidad en ecosistemas marinos altamente frágiles y protegidos por legislación nacional e internacional. Por su parte, la Fiscalía anunció que continuará adelantando investigaciones para determinar si existen más personas o redes dedicadas a este tipo de tráfico ambiental.
Foto: Fiscalía General de la Nación