Lo que pierde el comercio de Bogotá con las marchas estudiantiles

En la antesala de la movilización de ayer miércoles y prevista como la jornada de protesta más grande del sector educativo, transportador y trabajador, en las vías principales de Bogotá se apreció un tráfico vehicular más parecido al de un día festivo y no propio de un día de actividades rutinarias en la capital. Una inusual imagen que fue registrada en redes sociales por cientos de usuarios.


El panorama se mantuvo así en muchas partes de la ciudad a la expectativa de lo que se llamó por los líderes de la marcha como ‘la gran toma de capitales’. La particular escena dista mucho de lo que sucede con el comercio en un día normal, pues las ventas en jornadas como estas se van a cero en algunos sectores.

La Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Seccional Bogotá, calcula que cada vez que hay una movilización en la ciudad, frecuentes desde octubre pasado, las ventas del comercio en general disminuyen por encima del 50 por ciento en toda la ciudad. “Por los lugares donde pasan las marchas el comercio cierra y las ventas se van a cero, dado que hay temor de ser víctimas del vandalismo”, señala Juan Esteban Orrego, director de Fenalco Bogotá.

De acuerdo con el directivo, en un día así la gente está concentrada en cómo llegar a su trabajo y en cómo llegar a su casa y cualquier posibilidad de ventas desaparece. “Es difícil que la gente vaya a hacer mercado un día de marchas. Por ejemplo, el sector de vehículos se afecta porque la gente deja los carros en casa y, en general, las ventas del comercio pueden caer por encima de un 50%», explicó Orrego.

Pero el comercio no solo se resiente con las movilizaciones estudiantiles. La educación pública también pierde recursos entregados para su funcionamiento y que en parte reclaman los estudiantes en cada jornada. Así lo aseguró la rectora de la Universidad Nacional de Colombia, Dolly Montoya, al señalar que una universidad cerrada se hace daño a sí misma.

“Además, el daño que no se puede calcular en las personas que no se gradúan, a las que no pueden entrar, a los que están esperando el examen de admisión. Es afectar las vidas de muchos estudiantes del país, además, las pérdidas económicas son muy altas en la universidad y pueden superar los dos mil millones de pesos diarios”, anotó hace unos días.

Por su parte, Jairo Herrera Murillo, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Transportadoras de Carga por Carretera (Asecarga) comentó que la jornada en el país no generó mayores inconvenientes y que en Bogotá los vehículos que pararon son los que tienen capacidad igual o menor a cinco toneladas.

«El impacto para el sector es bajo y hasta ahora no lo hemos cuantificado. Más que todo pararon los camiones pequeños, que son lo que nosotros llamamos ‘turbo’, de cinco toneladas hacia abajo, pero el transporte de más de 30 toneladas no ha sufrido inconvenientes importantes», precisó.

Fuente:portafolio

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