Mujeres le dan vida a Corazones de Cazucá, galletas hechas en Soacha
Al llegar a la Parroquia del barrio El Arroyo, en la comuna cuatro de Soacha, un olor a galletas recién horneadas atrae a propios y visitantes; una deliciosa mezcla de mantequilla, harina, azúcar, esencia de limón, vainilla y una pizca de sal es el secreto de la receta que utiliza una micro empresa liderada por madres fuertes, trabajadoras, dulces y dedicadas, llamada: Corazones de Cazucá.
Este es un negocio que empezó como un pequeño sueño. Sueño que hoy es una dulce realidad. No solo porque ya son 12 las mujeres comprometidas que en dos turnos llegan todos los días a hacer la magia con sus galletas, sino porque son un ejemplo para quienes creen que en sectores golpeados a veces por la indiferencia como estos, no se puede lograr algo productivo, original y rentable.
Johana González es una de las líderes de esta empresa, y haciendo memoria, recuerda que desde siempre han contado con el apoyo de Fundehi y de la hermana Beatriz Char, dos columnas vertebrales de incalculable valor, que a través de su fundación le devuelven la vida al sector de Cazucá y al barrio El Arroyo. Iniciativas como la formación pastoral, las escuelas deportivas y culturales, actividades educativas y por supuesto el emprendimiento con esta microempresa de mujeres entregadas, son solo un poco de todo lo que han contribuido en más de 10 años a la comunidad.
“Nosotros le ponemos el corazón a estas galletas, nos gustan que nos digan que son deliciosas y ahora que vamos a hacer el proyecto de reforestación aquí cerca de nuestra empresa, sabemos que podemos contribuir con nuestras manos trabajadoras para que sea una realidad”, dice Johana.
Así es, la CAR, la comunidad, Fundehi, la Parroquia El Arroyo y El Club de Leones de Bogotá, quieren darle algo más a este barrio y a su comunidad. Por eso ya pidieron el apoyo técnico y social de la Corporación para construir un bosque de más de 2 hectáreas donde 4.000 especies de árboles nativos aportados por las fundaciones, el Club de Leones y la comunidad, le devolverán la vida y la calidad del aire a sus hijos, ancianos, jóvenes talentos, y por supuesto, a las madres que todos los días amasan las más deliciosas galletas para sostener sus hogares.
Mujeres como Johana, saben que lograr el reconocimiento y que el negocio salga adelante no ha sido tarea fácil. Pero hoy, estas mujeres y sus galletas cuentan con el aval y el registro del Invima, con contratos y clientes que les han apoyado comprando su ingenio y su talento de sabores, como Compensar, Colsubsidio, supermercados locales y los clientes que ya encuentran en el directorio el nombre de Corazones de Cazucá como una opción para dar un dulce detalle a quienes aman, el mismo que se ofrece envuelto en cajas y empaques que también tienen ese sello que solo las madres con un dulce corazón pueden ingeniar.
“Nosotros sabemos que la comunidad debe vincularse y ayudar a construir ese bosque que tanto queremos, pero también sabemos que es un proceso como nuestras galletas, como nuestros hijos, usted debe ir viendo como amoldar, darle forma y sabor a las cosas de la vida, para que sean un beneficio para la gente que los rodea, así vamos a contribuir y de eso nos vamos a encargar”, finaliza Johana, mientras termina de cerrar las bolsas y empacar las galletas recién horneadas que acaban de salir.
Por: Yessica Leandra Cepeda Villarraga
Comunicadora Social y Periodista