Región Metropolitana: debate técnico si, politiquero no
Por: Hernán Castellanos Ramírez
Hace mucho tiempo, Bogotá y la Sabana requieren que sus relaciones sean reguladas; el fuerte proceso de metropolización, en algunos casos de conurbación, ha hecho que la interrelación constante entre el Distrito y los municipios adyacentes se haya convertido en algo traumático para las partes, especialmente para los habitantes de la región.
Las decisiones tomadas desde el gobierno central en la década del 50, satanizaron el tema del área metropolitana, la anexión de seis municipios de la sabana cundinamarquesa (Bosa, Engativá, Fontibón, Suba, Usaquén y Usme) hizo que de ahí en adelante el tema de trabajar conjuntamente con el Distrito se volviera un asunto político y no administrativo.
Las demás ciudades de Colombia fueron regulando sus relaciones con los municipios circunvecinos mediante la constitución de áreas metropolitanas, entre tanto Bogotá jamás pudo adelantar una discusión seria respecto a la posibilidad de constituir el área metropolitana en su zona de influencia. Inmediatamente el tema era mencionado, el fantasma de la anexión aparecía en el referente ciudadano, en la memoria colectiva.
Hoy se ha avanzado en el planteamiento de la tradicional área metropolitana y pasamos al modelo de Ciudad Región, que contó con la muy activa Mesa de Planificación Regional de la cual se derivaron infinidad de documentos que seguramente sirvieron de base para lo que finalmente resultó en la Región Metropolitana, que nace del Acto Legislativo 02 de 2020, hoy Artículo 325 de la CN, reglamentado por la Ley Orgánica 2199 de 2022.
Sin embargo, hay que afirmar que tanto el Acto Legislativo como la Ley Orgánica le torcieron el cuello al espíritu participativo que el constituyente del 91 le imprimió a la Constitución Nacional que nos rige, ya que esta última en todo lo que concierne a las decisiones que afecten la administración, la autonomía o el territorio de las entidades territoriales obliga la necesaria consulta de la ciudadanía y en este caso en particular, donde se afecta el mayor conglomerado urbano del país, se omitió esa posibilidad.
Tan solo exige la realización de un cabildo abierto por parte de los concejos en la discusión del proyecto, no como un espacio de consulta para ser tenido en cuenta, sino como un espacio de participación que puede o no ser tenido en cuenta, por parte de los concejales de cada municipalidad.
Por otro lado, el artículo 325 de la CN habla de propiciar consensos y más adelante expresa que no habrá poderes con posibilidad de veto, pero acto seguido establece que sin el voto afirmativo de Bogotá y Cundinamarca no se podrán tomar decisiones que tengan que ver con el director de la Región Metropolitana o de inversiones de la nueva entidad administrativa.
Es decir, que si bien hoy no existe una ciudad núcleo, que tiene preponderancia en el modelo tradicional de área metropolitana, existen dos entidades territoriales que cuentan con un derecho superior, por encima de los municipios de Cundinamarca susceptibles de ingresar a la Región Metropolitana.
Son dos circunstancias no menores que se presentan alrededor de la legislación de la Región Metropolitana, pero que no impiden comenzar a trabajar el proceso de asociatividad, sin olvidar el debate que se debe dar frente a estos dos temas y en paralelo comenzar a trabajar en construir conjuntamente el desarrollo necesario para otorgar soluciones a los problemas comunes de los habitantes de la región.
Temas como movilidad, infraestructura vial, servicios públicos, racionalización en bienes y servicios mejor distribuidos y ubicados, pensados como región, así como los necesarios e inminentes procesos de armonización de los POT de los diferentes municipios y ciudades que compondrían la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca, entre muchos otros temas que se presentan en la cotidianidad de los moradores de esta zona.
Importante seria que tanto el alcalde de Soacha, como el Gobernador Rey y el alcalde Distrital Carlos Fernando Galán, antes de plantear el ingreso de Soacha, realizaran foros por toda la sabana de Bogotá socializando la propuesta e invitando a los protagonistas de las diferentes áreas metropolitanas constituidas en el territorio nacional para conocer las bondades de la asociatividad y del trabajo conjunto entre entidades territoriales para bienestar de sus habitantes.
Invitamos a dar el debate técnico y académico alrededor del ingreso de los municipios y ciudades de Cundinamarca a la Región Metropolitana y dejar el discurso politiquero para otro momento.
Una pregunta para los opositores del ingreso de Soacha a la Región Metropolitana es si su postura sería la misma si su jefe político aun hiciera parte de la cuerda política del Gobernador, de la cual proviene y sabemos que el distanciamiento no obedeció a este tema en particular. ¿Estarían haciendo tan vehementes ataques? o ¿serían fervientes y ciegos defensores del ingreso?
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