Sobre el espacio público en Soacha. Recuento histórico I
Si consideran leer unas líneas sobre la problemática del espacio público en Soacha a partir de la experiencia objetiva de un exfuncionario y un ciudadano residente hace más de 30 años en este Municipio, permítanme informarles:
Soacha ha sido uno de los municipios que más ha trabajado el concepto de espacio público en Cundinamarca a partir de los proyectos y las estrategias desde el año 1995, máxime cuando la administración optó por adoquinar la calle 13 y aprobar planes de comercio en la Avenida 30 de San Mateo y las vías de ingreso a Compartir.
En la administración del Dr. Jorge Ramírez se abordaron tres conceptos básicos que sirvieron como apoyo para tratar el tema del espacio público como un problema público y tema de las políticas públicas en el municipio. El concepto de lo público primaba con un carácter determinante, pues el espacio público se reconocía como un bien común y la Administración estaba en la obligación de asegurar su uso. Así, para tomar solo un ejemplo, había nacido la idea de adoquinar y convertir en peatonal la calle 13 desde la Autopista Sur hasta la carrera 8ª, con una perspectiva tradicional de disfrute del espacio público para quienes visitaban el centro del Municipio. Luego de inaugurada, se notó el sentido de pertenencia y la ciudadanía reclamo más espacios como estos, así como el comercio formal ya establecido vio la necesidad de ampliar sus locales, convirtiéndose en una gran vitrina de exhibición; se entendió en ese momento histórico de Soacha el derecho que tienen todos los habitantes a utilizar los recursos del lugar donde habitan.
A la par, la ciudadanía no entendió la utilidad común de estos espacios y que atañe al colectivo; que concierne a la comunidad y veía con complacencia cómo unas personas iniciaron sus ventas en el adoquinado y compraban sus productos en forma tal, que para el mes de Diciembre del año 1995 bien parecía una venta de feria y se iniciaba la pérdida del espacio público en la Calle 13 de Soacha. El comercio formal guardaba expectante silencio. Se comenzó a idear la implementación de lo público en el municipio, experimentando encuentros con la ciudadanía y con los ocupantes del espacio público, censos proponiendo formas de asociación compatible con las necesidades de los ciudadanos, ampliación de andenes, adecuaciones con materas y plantas ornamentales a lo largo de la Calle 13 (se ha tomado el ejemplo la Calle 13 de Soacha para no abarcar otras zonas del municipio, pues nos haríamos muy extensos) la construcción de parques en otras zonas de espacio público y la creación e implementación de la Oficina de Guardas del Espacio Público, dependiente de la Secretaría de Gobierno de Soacha.
Efectivamente el Concejo municipal aprobó en ese entonces una partida para el funcionamiento y puesta en marcha de este plan que, como fue sustentado ante el Concejo, contenía dos etapas: La disuasiva con programas, censos, reuniones y búsqueda de soluciones entre la Administración y las ventas ambulantes o ambulantaje; luego venía la etapa operativa que se representaba en el despliegue de fuerza y aplicación de las normas de policía por parte de los inspectores de policía con desalojos masivos, decomiso de mercancías y procesos policivos en colaboración con la Policía Nacional y las FFMM en cordón exterior de apoyo. Este programa “Guardas del espacio público” contó con los debidos permisos de la Policía Nacional y se estructuró con 30 unidades uniformadas y dotadas con bastón de mando, radio, motocicletas y dos vehículos camionetas que todavía están al servicio de la Alcaldía de Soacha. Se realizaron más de sesenta desalojos con decomisos de mercancía pirata y se agotaron más de doscientos procesos policivos en el lapso de ocho meses.
Estos resultados se mostraron al Concejo de Soacha y a la ciudadanía, manteniéndose despejados en esos meses los espacios públicos y el parque principal de Soacha. Se tienen muchos detalles de este programa como también cómo se dio por terminado: Falta de presupuesto. Algunos concejales de esa época vieron como fuente de votos las dos asociaciones de vendedores ambulantes existente en esa época y, a cambio de esa votación para salir elegidos, presionaron a la Administración para que terminara el programa por falta de presupuesto asignado a la Secretaría de Gobierno. Toda administración municipal: La del Dr. Ramírez, la del Dr. Cabra, la de “monseñor” Ochoa, la “efímera de Jiménez, la del Dr. Martínez, la del Arq. Nemocón y la del actual “Profe” Eleázar, saben la imposibilidad de tratar el tema del espacio público.
Créanme señores que los Alcaldes saben que el Estado tiene el poder y el deber constitucional de “velar por la protección de la integridad del espacio público y por su destinación al uso común, el cual prevalecerá sobre el particular”; que “el espacio público está destinado para el disfrute universal de los ciudadanos y que debe buscar “la satisfacción de las necesidades urbanas colectivas que trascienden los límites de los intereses individuales de los habitantes”.
Como se ha publicado en muchas columnas en este medio de comunicación, la Alcaldía de Soacha ha: 1) Identificado el problema 2) Desarrollado programas 3) Ha puesto en marcha programas 4) Ha evaluado estos programas 5) Ha terminado algunos de estos programas como quedó dicho.
Pero ya en el año 2018, el ambulantaje se ha convertido en una actividad más generalizada que no se limita a las ventas o prestación de diversos tipos de servicio en los espacios públicos, como lo fue hasta el año 2000, sino que sirve de apoyo a la delincuencia común, a la extorsión, al cobro gota a gota por el uso del espacio público, al cohecho, a la extorsión, al pirataje y otras modalidades del delito. Ya el ambulantaje no se presenta como una condición de vida, tanto así que hemos visto varios candidatos al Concejo de Soacha que representan a los vendedores ambulantes y dos de ellos han salido elegidos con votos de estas asociaciones a sabiendas de sus actividades.
En estas condiciones, con inspectores de policía que no les interesa su municipio, sino solo lo que “les llega a sus escritorios”; con una policía que está pendiente de su “Smartphone” su “chateo” y sus negocios y que no se les puede decir nada porque se “sienten” y dejan de prestar la poca colaboración que dan a la Administración municipal; con unas autoridades nacionales que están ocupadas en sus negocios políticos o han vuelto a ver a la HC. Betty Zorro, como reitera el señor Fonseca en sus comentarios.
No señor, en estas condiciones la Administración “hace lo humanamente posible” y no olvidemos que en este problema de ocupación del espacio público es un PROBLEMA PUBLICO donde están involucrados quienes compran (o no han visto que en espacios públicos donde las ciudadanías no compran no hay invasión del ambulantaje?) los que hacen política de votos; la administración municipal; los medios de comunicación; una policía eficiente y proactiva (No solo para los desfiles y las carrozas y las medallas de honores para los altos mandos que vienen a Soacha cada vez que su comandante de Soacha ha conseguido que lo condecoren). Señores, con respeto, sobre este tema hay mucha tela que cortar y mucho por hacer.
Por: Oscar Rodríguez
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