¿Y qué hacer? A propósito de las próximas elecciones

Muchos esperamos que la ciudadanía de Soacha asuma una postura moderada ante la crítica, más racional ante los argumentos, pero sobre todo mirar sus propias experiencias en las próximas elecciones regionales.


No darle importancia a las formas de estigmatización que nos han “vendido” en las últimas contiendas electorales, que son originadas en el prejuicio y las caricaturas que se reproducen en las redes y los discursos sobre el otro. Ejemplo: “el comunista castrochavista”, “el uribestia”, “el mamerto”, “la chusma” o “el moisés”, que desencadenan en afectos o desafectos innecesarios y que desvían la atención de lo fundamental: El mejoramiento de la calidad de vida de los soachunos.

Tenemos que olvidarnos de esas formas de sentir, de reaccionar y de actuar que hacen percibir al otro como amenaza para la salud, para la estabilidad económica y en muchos casos para una pretendida creación de una nueva sociedad.

En las pasadas elecciones palpé los comentarios groseros, hirientes y por decir lo menos, “emotivos”, que encerraban a las personas en sí mismas calificando a otros de lo peor y la culpabilización de un otro que se responsabiliza de todos los daños sociales padecidos. De la inseguridad, de la falta de educación digna, de la ausencia de hospitales, de espacio recreativos… Se responsabiliza siempre al otro: Ya sea Los “Ramírez”, “el cura”, “el Nemocón” y ahora le tocó el turno al “Profe”.

Noté igualmente algunas formas de odio, de resentimiento, de miedo y la deliberada atención a las promesas para un futuro que se presenta como aterrador, generando un efecto de desconfianza.

También se nota algunas formas de escepticismo, descreimiento sobre la posibilidad de cambiar las cosas que proliferan en Soacha y ahora en toda Colombia por el fenómeno de Duque, por la desconfianza en las instituciones, las formas de despojo y corrupción que tienen una larga historia en nuestro municipio y en el país.

Me interesa que pensemos con actitud crítica (ver más allá del discurso político, de la promesa, del tamal, del aguardiente, de la biblia engullidora y alienadora), con una mejor forma de pensar, con capacidad de visualizar transformaciones reales que puedan realizarse y que transformen nuestra calidad de vida. Si seguimos en las condiciones sociales anteriores, de rencor, resentimiento, descalificación y emotividad del momento, por el discurso “veintejuliero” del político, del líder, del pastor de iglesia cualquiera que ella sea (¿Cuántos pastores y representantes de las iglesias han pasado por el Concejo de Soacha y de otros municipios, y no ha servido de nada su cantico bíblico para mejorar la calidad de vida?)

¿Y qué hacer?

Fijarnos en las condiciones (económicas, sociales, políticas) en las que estamos; sentir la importancia de nuestro voto; visualizar que si estas condiciones siguen no tendremos chance de una buena calidad de vida, pero sobre todo ser consciente del programa de gobierno serio y realizable frente al presupuesto que ya tenemos para el 2019, y que no cambia mucho para el próximo mandatario.

P.D. Y por favor no creamos en los mesías, ni en los pastores de ovejas descarriadas, ni en los discursos sin sentido y emotivos, y menos en “el que dijo…” o el que recomienda “el congresista….el diputado…..” o el que “en nombre de Dios……” porque la experiencia reciente nos ha demostrado que no son la solución.

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