Homenaje al padre de Luis Carlos Galán
La Universidad Industrial de Santander le hizo un justo homenaje a uno de sus artífices: el abogado Mario Galán Gómez.
El nombre de Luis Carlos Galán y su destino prominente, truncado por el narcotráfico en 1989, es un momento fundamental de la memoria colombiana. Lo que el país estaba en mora de conocer, en detalle, fue la vida extraordinaria de su padre Mario Galán Gómez, un abogado con generosos servicios a la sociedad, cuya dimensión humana y profesional merecía un registro correspondiente a su vasta obra. A buena hora lo viene a aportar Gabriel Galán Sarmiento, su segundo hijo, de 12, que se educaron bajo la sombra protectora de un hombre que alcanzó las condiciones de maestro de maestros.
Con abuelo combatiente liberal de la Guerra de los Mil Días y prósperos padres que negociaban ganado, víveres o textiles a principios del siglo XX, Mario Galán Gómez, nacido en febrero de 1910, comenzó a leer con avidez desde sus días de estudiante en la escuela pública de Charalá, o en las aulas del Colegio Universitario de Socorro. Lo hizo con tanta pasión, como con la que se fue también destacando en pequeños negocios que le dieron ahorros suficientes para viajar a Bogotá y matricularse en el Liceo de La Salle de los hermanos cristianos.
Su propósito, y lo repetía a su padre, era algún día hacerse obispo. Pero desde muy joven tuvo otra vocación, la de librepensador, y primero cuestionando la existencia del infierno, y después reivindicando a Judas como una víctima histórica, llegó a una conclusión que le anticipó el provincial: “Usted es una persona brillante, hará grandes cosas en la vida, pero jamás será hermano cristiano”. Y así fue. Se graduó bachiller, hizo dos años de ingeniería, pero finalmente se decidió por el Derecho en la Universidad Externado. De manera simultánea empezó a dictar conferencias políticas en los pueblos de Santander, autorizado por la Dirección Nacional Liberal.
El criterio y los resultados de su insaciable lectura llevaron a que sus amigos postularan su nombre para la Asamblea de Santander en 1935. Apenas tenía 25 años cuando salió electo. Fueron tres años dedicado a impulsar buenas ideas para su departamento, con ejecutorias como la creación del Colegio de Santander o la Escuela de Artes y Oficios, de la cual se beneficiaron muchos de sus paisanos. Cuando concluyó su ciclo político, orientado al quehacer económico, fue nombrado director de educación en su región natal, la plataforma que, junto a otros líderes, le permitió años después impulsar la apertura de la Universidad Industrial de Santander (UIS).
En abril de 1943 dejó el frente educativo y, al ser designado contralor de Santander, cargo que desempeñó hasta 1947, emprendió otro derrotero de reconocidos logros: el ejercicio fiscal. La prueba es que después fue promovido como contralor auxiliar de la Nación. Después fue auditor externo de Naciones Unidas y subgerente técnico de la Asociación Nacional de Industriales. En los comienzos del Frente Nacional le ofrecieron el Ministerio de Fomento, pero no lo aceptó porque no le alcanzaba el salario para sostener a su familia de 12 hijos. No obstante, le esperaba un destino adecuado a su talante.
En 1963 fue nombrado presidente de Ecopetrol y durante once años, a través de tres gobiernos, fue la persona que posicionó la estatal de petróleos, cuadruplicando sus inversiones, ampliando su capacidad de refinación o creando las condiciones adecuadas para convertir la empresa en una gran industria. Cuando Mario Galán dejó Ecopetrol en 1974, ya era un reputado hombre de empresa, al punto que se dedicó a labores de asesoría internacional y presidió una firma de emulsiones asfálticas que dirigió hasta 1995. A los 85 años vendió la empresa a la Shell y regresó a su estado natural, el de buscador del conocimiento autodidacta.
Una vida con múltiples facetas desconocidas, como su eterna búsqueda del saber espiritual en la filosofía oriental, la cosmovisión cristiana o la síntesis científico religiosa de Teilhard de Chardin, entre otras fuentes. Su largo y estable matrimonio con su coterránea Cecilia Sarmiento; la relación personal y solidaria con su familia directa y circundante; o el estrecho contacto que siempre tuvo con Luis Carlos Galán, su tercer hijo, quien reconoció que la persona más influyente en su vida fue justamente su padre, Mario Galán. Sus valores éticos, sus ideas filosóficas, políticas y empresariales, fueron las suyas propias. De Galán a Galán sólo hubo un legado de deber y persistencia.
Un ingeniero biógrafo
Nacido en Bucaramanga, Gabriel Galán Sarmiento es el segundo hijo de Mario Galán y Cecilia Sarmiento. Ingeniero eléctrico de la Universidad Industrial de Santander, ha tenido una exitosa carrera profesional en el campo de la petroquímica. Pero no sólo en el campo empresarial ha demostrado su conocimiento. También en el mundo académico, en especial en Santander.
Como él mismo lo admite, escribió la biografía de su padre para que inicialmente su familia y los beneficiarios de su vasta obra lo conocieran. “Conocer en detalle a un hombre que fortaleció tanto la conciencia de los colombianos, es importante. Yo sé que mi hermano Luis Carlos pasó a la historia por su sacrificio y su valor. Ahora quiero que sepan quién fue su mejor maestro”.
Fuente: Jorge Cardona Alzate. El espectador.
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