Siete bosques escondidos en municipio de Cundinamarca a 30 minutos de Bogotá: no necesita pagar peaje

Un bosque cercano a la ciudad ofrece la oportunidad de desconectarse, disfrutar de la naturaleza y vivir diferentes experiencias al aire libre.

A pocos minutos de Bogotá existe un lugar que sorprende incluso a quienes creen conocer todos los planes naturales cerca de la capital. Se trata de una reserva que combina siete tipos de bosque, senderos empinados que se esconden entre la neblina y alojamientos que van desde camping hasta casas en los árboles.

Su cercanía, sumada a la posibilidad de entrar sin pagar peajes, lo ha convertido en uno de los refugios favoritos para quienes necesitan una escapada corta sin renunciar a la aventura.

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Salir de la ciudad y llegar hasta este parque no toma más de media hora, pero el contraste es tan abrupto que parece un cambio de mundo: la humedad del bosque, el olor a tierra mojada, el silencio profundo y el constante rumor de las aves y quebradas construyen un ambiente que resulta imposible en Bogotá.

Por eso muchos lo describen como un “respiro inmediato”, ideal para fines de semana, vacaciones cortas o escapadas improvisadas.

Actividades que muestran el parque de día y de noche

Una de las experiencias más llamativas es la caminata nocturna, que se realiza sin costo adicional cada fin de semana y festivo a las 8:30 p. m. El recorrido se hace en el Bosque de Robles, uno de los más representativos y únicos del parque.

Con linternas tenues y un guía que acompaña el trayecto, los visitantes descubren sonidos que de día pasan inadvertidos: insectos, aves nocturnas y el viento filtrándose entre las raíces gigantes de los árboles.

Otro plan muy buscado es el avistamiento de aves, una actividad guiada que permite recorrer senderos específicos para identificar especies locales y migratorias. No es casualidad: la reserva supera las 400 especies registradas, lo que ha convertido al parque en un punto de referencia para fotógrafos, investigadores y aficionados a la ornitología que viajan desde distintas regiones del país para observar aves propias de los bosques de niebla.

Hospedarse en medio del bosque

El parque ofrece múltiples formas de alojamiento, según el nivel de aventura o comodidad que busque cada visitante.

El Hostal Refugio de Montaña es el punto central para quienes desean una experiencia más tranquila. Construido en madera y rodeado de árboles altos, cuenta con habitaciones familiares, camas dobles y camarotes, restaurante, sala de televisión y un balcón-mirador donde muchos se sientan a observar cómo la neblina entra y sale del valle.

Aunque los baños son compartidos, las habitaciones se asignan exclusivamente a cada grupo para garantizar privacidad.

El camping es una experiencia distinta: en la zona alta se pueden instalar carpas y cocinar, siempre siguiendo la normativa del parque. Las fogatas están permitidas solo en áreas designadas y durante las temporadas autorizadas, mientras que en la zona baja está prohibido encender fuego o cocinar. A cambio, los campistas pueden utilizar duchas calientes, baños y áreas comunes del Refugio.

También existe alquiler de carpas y equipos básicos, aunque con disponibilidad limitada. Para quienes no cocinan, el restaurante Arboloco ofrece desayunos y almuerzos por reserva previa.

Para las familias o grupos grandes hay cabañas privadas y la particular Bellota de madera, que ofrecen un ambiente cómodo sin perder el contacto con la naturaleza. Estas opciones cuentan con acceso al restaurante y otros servicios adicionales.

Pero sin duda, el alojamiento más singular son los Nidos, cabañas construidas en la copa de los árboles. El Nido Tangara, ubicado en un Nogal a ocho metros del suelo, permite escuchar la montaña desde una altura donde el viento y el canto de las aves parecen más cercanos. Tiene terraza, cama doble, cama sencilla, lavamanos y baño seco privado, además de un baño completo con agua caliente en la base del árbol.

Su ubicación privilegiada, a solo siete minutos del Refugio, lo convierte en uno de los alojamientos más solicitados. Las tarifas oscilan entre $283.000 y $543.000 por noche, dependiendo de la temporada y el tipo de plan. El parque también cuenta con otras casas en árboles similares, incluyendo una tradicional que se encuentra en renovación.

Un territorio donde conviven siete bosques distintos

La mayor riqueza del parque, sin embargo, es su ecosistema. En un mismo recorrido es posible caminar desde zonas húmedas cubiertas de niebla hasta áreas más secas y frías, pasando por bosques densos, cascadas, riachuelos y laderas cubiertas de palmas.

Los siete tipos de bosque que convergen en la reserva incluyen:

  • Bosque de Robles, único en Latinoamérica y fundamental para el equilibrio ambiental. Sus árboles pueden vivir varios siglos y alcanzar más de 30 metros de altura.
  • Bosque de Niebla, donde la humedad permanente crea un ambiente brumoso que envuelve los senderos durante gran parte del día.
  • Bosque de Montaña, presente en la parte alta, con especies adaptadas a la altitud y temperaturas más frías.
  • Bosque de Orquídeas, ubicado en el sendero del Roquedal, famoso por su variedad de plantas exóticas que se aferran a las rocas y troncos.

  • Bosque de Palmeras, observable desde el sendero de Las Dos Quebradas, que aporta un paisaje más luminoso y abierto.
  • Bosque Ripario, que acompaña quebradas y ríos con vegetación asociada al agua.
  • Bosque Andino, donde predominan encenillos, robles y plantas características de las montañas colombianas.

Los caminos permiten apreciar esta transición natural. Con más de 20 kilómetros de senderos ecológicos, el parque ofrece rutas para caminantes casuales, deportistas y aventureros que buscan recorridos más exigentes. Varias de estas rutas pasan por vistas panorámicas, miradores naturales y cascadas que pueden alcanzar los 70 metros de altura.

¿Cómo llegar?

Llegar al parque es sencillo. En carro, se toma la autopista sur desde Bogotá y se accede por el desvío hacia la vereda Cascajal. Una carretera destapada conduce hasta la portería principal y el parqueadero está incluido en la entrada.

Para quienes van en transporte público, los fines de semana funciona el servicio de Expreso Chicaque, cuyos buses salen desde el puente peatonal de la estación Terreros de TransMilenio, junto al edificio de Profamilia.

Aventuras para todos

Además de los senderos tradicionales, el parque ofrece actividades diseñadas para quienes buscan experiencias adicionales:

  • Arborismo, una subida guiada por un Ficus de más de 30 metros, con descenso en rapel.
  • Barcoloco, una zona de juegos en madera, ideal para familias y grupos.
  • Tirolesa, un recorrido de 340 metros que cruza sobre el bosque y llega a alturas de hasta 100 metros.

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  • Cabalgatas, con trayectos cortos entre la Portería y el Refugio y rutas largas disponibles para grupos.
  • Árbol de los sueños, una experiencia grupal alrededor de una fogata que mezcla tejido, conversación y conexión con el entorno natural.

Con esta combinación de ecosistemas únicos, actividades variadas, alojamientos singulares y una ubicación privilegiada, el Parque Natural Chicaque se mantiene como uno de los destinos más completos y accesibles de ecoturismo cerca de Bogotá. Un lugar donde quienes buscan silencio, aventura o simplemente un cambio de aire pueden encontrar en pocas horas todo lo que la naturaleza andina tiene para ofrecer.

Foto: Parque Chicaque

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