Madres comunitarias de Soacha también están en paro

De manera pacífica, las madres comunitarias del ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) de Soacha están exigiendo mejores condiciones laborales y el reconocimiento por parte del Estado para con la labor que cumplen con la niñez colombiana.


Desde el lunes pasado, cerca de 500 madres comunitarias del municipio decidieron unirse al paro que se adelanta en todo el país. Para ello, se inició la protesta con un plantón en el puente peatonal de Soacha, allí en medio de la lluvia se comenzó a gestar la conformación de mesas de trabajo en las que se han venido discutiendo las peticiones que este grupo de mujeres tiene para el ICBF.

“Estamos terminando el documento oficial, pero ya estamos a punto de radicarlo al ICBF y esperamos tener la opción de llegar al Senado porque es que Soacha no puede ser un municipio más porque su problemáticas es muy grave y es distinta a lo que sucede en Girardot, por ejemplo, donde allá hay 90 hogares y aquí hay 500”, indicó Sonia Castillo, una de las mujeres afectadas.

Vale la pena destacar que si bien estas madres se han venido reuniendo en la Universidad de Cundinamarca y se encuentran realizando una protesta, a diferencia de ciudades como Bogotá en donde las madres comunitarias han realizado el cese de actividades mientras se define la situación, en Soacha las mujeres participantes de esta movilización no han dejado de cumplir sus labores diarias como preservadoras de los derechos de los niños.

Dentro de las exigencias que se están planteando, se encuentran las siguientes:

1. Los nuevos Centros de Desarrollo Infantil (CDI) deben ser administrados por las madres comunitarias, asociaciones y comunidad en general de manera directa, y no por la contratación de entidades privadas que, según ellas, no genera estabilidad laboral como se ha comprobado.

2. La profesionalización de las madres comunitarias. Ellas son personas conocedoras del contexto y tienen el contacto directo con los niños y niñas de la comunidad, junto a la experiencia para seguir aportando lo mejor de ellas, no solo como técnicas sino además como profesionales.

3. Revisar y analizar hasta donde las políticas de Estado cumplen en su totalidad con los derechos de los niños y niñas de la comunidad.

4. El reconocimiento del Estado frente a la labor que se realiza con la niñez, una pensión digna para las personas que con su vocación de servicio dieron y dan lo mejor de sí, y que no están siendo compensadas como se debiera.

Por otra parte, expresan su inconformismo porque la administración municipal no las ha apoyado ni ha brindado un reconocimiento a la labor que estas mujeres cumplen con los niños que apenas comienzan a vivir la primera infancia, teniendo en cuenta que no se les ha ofrecido una estabilidad económica, lo cual ha ocasionado la inconformidad general.

“Es un municipio que no cuenta con los recursos económicos y en donde se violentan constantemente los derechos de los niños en cuanto a seguridad alimentaria por la economía y los trabajos de las familias, y por el hacinamiento en casas e inquilinatos; el alcalde no se ha dado cuenta de cuál es la necesidad verdadera”, dijo otra de las personas inconformes con su situación contractual, quien además enfatizó en la barrera que representa para un niño desplazado el llegar proveniente de otro lugar del país con una estratificación con la cual no se puede recibir en alguno de los hogares comunitarios.

A pesar de encontrarse por fuera del país, las madres comunitarias extendieron una invitación al Alcalde Juan Carlos Nemocón para que se haga presente en la universidad de Cundinamarca con el fin de buscar una solución o para que contribuya de alguna manera a que estas peticiones sean escuchadas y atendidas por las instituciones requeridas para tal fin.

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