Un territorio atrapado
Suacha posee uno de los territorios más extensos de la sabana de Bogotá, a nivel geomorfológico está comprendido por dos zonas; la montañosa al oriente y la plana al occidente. En la primera zona se ubica el corregimiento uno que está conformado por 8 veredas y el corregimiento dos constituido por 5 veredas, lugares que son desconocidos por la gran mayoría de la población que actualmente habita el municipio y que en cierta medida han sido importantes en el “desarrollo” e historia local.
El corregimiento uno afronta problemas bastante serios ligados a la explotación minera que cada vez avanza más en dirección hacia el bosque montano y el páramo donde nace el río Suacha, cauce que a su vez también ha sufrido los impactos de esta actividad, por otro lado se sacrifican áreas aptas para la implementación de cultivos debido a su constante avance. El corregimiento dos a su vez enfrenta dificultades igual de serias que las del uno, en este caso se trata de la influencia de las aguas de los ríos Bogotá (uno de los más contaminados del planeta) y Suacha, pero en este lugar existe otro fenómeno igual de complejo para la sostenibilidad del territorio, y es la constante expansión urbana efectuada por empresas que se dedican a este lucrativo negocio con la avenencia del gobierno municipal.
La cuestión aquí es referir que en nuestro territorio convergen serios impactos ligados a una falsa concepción del desarrollo, que por lo visto no ha hecho de nuestro pueblo uno de los mejores para vivir. Es necesario recordar que a pesar de la extensión del sector urbano que crece constantemente, el sector rural es más amplio y que allí convergen varios lugares que bien podrían constituirse como la memoria de un gran pasado asociado a diferentes épocas. No obstante más allá de lo histórico también está el aspecto ambiental que es un componente esencial para el desarrollo de la vida; en los bosques, en el páramo y nuestra parte de sabana se concentra una alta biodiversidad que lamentablemente es desconocida por la mayoría de las personas que habitamos este gran territorio.
El supuesto “desarrollo” que se implementó en nuestro pueblo fue en detrimento del medio ambiente y de nuestra historia, por lo que nos estamos convirtiendo en un pueblo sin pasado y lamentablemente sin vida. La falsa visión del progreso ha atrapado vorazmente todo lo que compone el territorio Suachuno, y ello ha provocado una crisis en nuestro medio ambiente como en el desarrollo de las relaciones sociales. Es necesario pensarnos el territorio desde amplios espacios de reflexión, de discusión, de dialogo y de construcción que permitan plantear posibles soluciones, ojalá se lograran integrar todos los sectores de la población para que entiendan la magnitud de la crisis que afrontamos con nuestro espacio geográfico y social.
Pienso que en el seno de las instituciones educativas como colegios y universidades deben generarse las bases de este proceso y desde allí nutrirlo paulatinamente con la comunidad. Nuestra Suacha está atrapada por una economía de base depredadora que ha destruido la estabilidad de las personas que la habitan así como de su medio ambiente, y es nuestro deber contribuir a la construcción de un territorio “vivo” que de manera verdaderamente democrática como armónica sea organizado y posibilite la liberación del mismo.
Julio Guasta,Integrante del grupo para la difusión de la historia y cultura local: Suacha, Memoria, Identidad y Territorio
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