Reclusión con paredes invisibles
En un proyecto educativo lo recomendado por Gandhi no puede ser más útil. Formar, capacitar y educar personas son procesos generosos en decisiones, cuestionamientos y dificultades pero también en satisfacciones. En Colombia, la mejor inversión que se puede hacer es la educación. Si es a nivel personal, no se corre el riesgo de terminar despojado. El conocimiento adquirido permanecerá hasta nuestro último día. Por eso la mejor herencia que se puede dar a los hijos es una educación adecuada, tanto en cantidad como en calidad. Esa inversión estará protegida y será rentable toda la vida.
Cuida tus pensamientos porque se volverán actos;
Cuida tus actos porque se harán costumbre;
Cuida tus costumbres porque formarán tu carácter;
Cuida tu carácter porque formará tu destino.
Y tu destino será tu vida…
GANDHI
En un proyecto educativo lo recomendado por Gandhi no puede ser más útil. Formar, capacitar y educar personas son procesos generosos en decisiones, cuestionamientos y dificultades pero también en satisfacciones. En Colombia, la mejor inversión que se puede hacer es la educación. Si es a nivel personal, no se corre el riesgo de terminar despojado. El conocimiento adquirido permanecerá hasta nuestro último día. Por eso la mejor herencia que se puede dar a los hijos es una educación adecuada, tanto en cantidad como en calidad. Esa inversión estará protegida y será rentable toda la vida.
A nivel social, la educación también es una excelente inversión. Lograr que todos los ciudadanos tengan un mínimo de años de escolaridad es una de las formas de asegurar la construcción de un tejido social sano que permita el progreso y la satisfacción, la convivencia. En general, esto afecta positivamente todas las variables implicadas en el mejoramiento de los estándares de vida de la sociedad.
Los objetivos son claros. El problema está diagnosticado; sin embargo, no se despega. Tenemos una educación pública llena de vicios, de baja calidad. Podemos discutir muchas horas si hay razón o no, lo cierto es que los resultados son evidentes: tenemos los más bajos promedios nacionales en los exámenes de Estado, una educación superior inexistente, muchos jóvenes perdidos para una sociedad productiva, no hay oportunidades, no hay esperanza, no hay conocimiento de los posibles caminos; se está en una reclusión con paredes invisibles.
¿Qué hacer para salir de esto? Por ahora los invito a reflexionar. Escribamos qué caminos podríamos tener. Construyamos pensamientos de salidas positivas. Pensemos cómo romper las paredes invisibles. Si no podemos hacerlo solos, construyámoslo en grupo. Busquemos compañeros, instituciones que hayan tenido la oportunidad de abrir la brecha, de tener pensamientos que se puedan transformar en actos. Volver los pensamientos hechos reales son logros de vida.
Insertarse en la sociedad productiva es el objetivo del último ciclo de la educación, ya sea técnica o universitaria. Para ello es necesario pensar en ella. El proceso no debe ser doloroso, sino más bien consecuente, gradual; para ello debe darse según las posibilidades que se vayan presentando. En los países desarrollados, la motivación a entrar a la educación final es hacia la técnica. Las posibilidades son ciertas y alcanzables. Aproximadamente el 30 % de los jóvenes entran a un nivel profesional.
Pero aquí en Colombia está invertido el concepto. La mayoría son profesionales y no atendemos la técnica, lo cual trae como consecuencia una serie de profesionales frustrados por la baja empleabilidad que se registra. Muchos profesionales entran a ocupar los puestos de los técnicos, y el sentimiento de frustración se generaliza. La única posibilidad es buscar empleo, pero hay baja sensibilización hacia el emprendimiento.