En Soacha se volvió costumbre dejar obras inconclusas
Al pésimo estado de las vías y a la mala calidad en las obras, ahora se suman los trabajos inconclusos de los contratistas que repercuten directamente en el perjuicio a la comunidad. Lo delicado del caso es que desde la alcaldía es poco lo que se hace para poner en cintura a los responsables de este tipo de anomalías.
Obras inconclusas hay por todo lado, sin embargo las que tienen que ver con servicios públicos son la referencia más común. En este caso, hay un ejemplo evidente en el barrio Girasoles de la comuna uno.
Desde enero de 2015 empezaron las obras de pavimentación y sistema de alcantarillado en este sector, las cuales prometían mejorar los problemas de movilidad y redes de acueducto con la realización del contrato 889. Transcurrido más de un año de haber iniciado la obra, la comunidad alega que no han sido concluidos los trabajos, los cuales cuentan con varias irregularidades que causan perjuicios a los residentes del sector.
Habitantes del barrio Girasoles aseguran que los inconvenientes que han tenido desde el inicio de las obras han sido varios, entre ellos el que más perjuicios les causó fue la tardanza en el desarrollo de los trabajos, ya que tuvo un impacto directo sobre la actividad económica de aquellos que poseen establecimientos comerciales.
“La obra empezó en enero y para entonces nos dijeron que tardarían un tiempo aproximado de ocho a nueve meses, puesto que debía intervenirse el sistema de aguas lluvias y residuales, conjuntamente nos prometieron que el resultado solucionaría los problemas que como habitantes del barrio siempre nos habían acompañado. Empezamos a ver las irregularidades cuando los ingenieros nos expusieron lo proyectado para las redes de alcantarillado, evidenciamos que no tenían claro que aún no contábamos con redes para soportar las obras que tenían planeadas, sin embargo no nos escucharon”, manifestó Clara Rodríguez, residente de Los Girasoles.
Precisamente, de acuerdo a las manifestaciones de la comunidad, la falta de planeación para la adecuación de las redes de alcantarillado ya han empezado a perjudicar a los habitantes, pese a que la Calle 14 sur, donde se llevó a cabo la obra, ya está pavimentada; la situación del alcantarillado ya ha influido en pequeñas inundaciones que vecinos y residentes temen que puedan llegar a ser mayores en época de invierno.
“Cuando empezaron las obras nos dijeron que conectarían las redes que iban a hacer en la transversal novena, pero nosotros les dijimos que ahí no había sistema de alcantarillado, aun así no quisieron atender nuestra sugerencia. Después de quince días perdidos nos dijeron que teníamos razón y desplazaron la conexión al otro extremo de la Calle 14, pero ahí unieron aguas lluvia y pluviales en una salida de ocho pulgadas, insuficiente para las necesidades de la comunidad de todo un barrio”, resaltó Alejandro Ruiz, presidente de la Junta de Acción Comunal Girasoles.
Los acabados del espacio público han sido el dolor de cabeza de los residentes, puesto que varios aseguran que aún falta culminar varios detalles, y en otros casos que el diseño de las rampas de acceso a los garajes de las viviendas quedaron mal hechos, razón por la que varios habitantes han tenido que optar por pagar parqueaderos para guardar sus vehículos, ya que no pueden usar el paso diseñado por la constructora a cargo del contrato.
“Varias de las rampas de acceso para los vehículos las dejaron demasiado empinadas o con formas que imposibilitan el acceso de los mismos, ya que las personas perjudicadas argumentan que al intentar guardar sus carros los dañaron porque la rampa rozaba con la parte inferior”, resaltó Alejandro Ruiz.
La mayor inconformidad de los habitantes es que a pesar de los detalles por concluir, los trabajadores y contratistas abandonaron las obras desde octubre. En vista de dicho comportamiento, la JAC se dirigió a la Secretaría de Infraestructura haciendo referencia a las falencias de los trabajos, sin embargo recibieron como respuesta que el plazo máximo de entrega era hasta el 17 de marzo, fecha para la cual los habitantes del barrio tienen certeza de que no habrán culminado las obras ni corregido los errores que los perjudican.
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