La violenta herencia de inseguridad y zozobra que se mantiene en Soacha
Limpieza social, tierreros, corrupción política, microtráfico, pobreza extrema, víctimas del conflicto, desplazamiento, instrumentalización de menores, actores armados y bandas asociados a los narcóticos, son entre otros los fenómenos que se vienen reproduciendo año tras año en Soacha y que repercuten en la concentración de la violencia, el miedo y zozobra.
Esa lista de fenómenos de violencia que aterran a cualquiera forma parte del informe revelado por el Centro de Investigación y Educación Popular CINEP (Programa por la Paz), y que da cuenta de los efectos de la violencia política en el municipio donde a su vez dan a conocer cifras alarmantes que hasta el momento deja la confluencia de factores criminales en el municipio.
El Banco de Datos de Derechos Humanos del Cinep, revela que en los últimos cinco años se ha registrado un aumento en la tasa de homicidios en Soacha, siendo 2014 el año con el registro más alto de víctimas: 121. El informe revela que el fenómeno ha dejado tres efectos claros: el silencio, el desplazamiento y la afectación directa a jóvenes, mujeres y niños.
Dice el informe que el primer fenómeno (silencio), se deriva de la recomposición de fuerzas ilegales en el territorio, producto del mismo panorama de conflicto que se replica en varias regiones del país. Las autoridades han alertado sobre la presencia y consolidación de grupos como las Autodefensas Gaitanistas, los Rastrojos, las Águilas Negras, el Eln, disidentes de la desmovilizada guerrilla de las Farc e incluso los Paisas (vinculados con la Oficina de Envigado), que se han extendido, ocasionando el aumento de bandas de microtráfico.
Los efectos y consecuencias del accionar de estas bandas se ve reflejado en restricciones a la movilidad, toques de queda, panfletos de amenazas de limpieza social, extorsión y cobro de vacunas, amenazas contra líderes, salida de organizaciones de ayuda, vinculación de líderes a grupos ilegales y un debilitamiento comunitario.
Pero según el Cinep, lo anterior tiene un agravante: la negación de la presencia de estos actores por parte de las autoridades y la Fuerza Pública en la jurisdicción del municipio.
La investigación dice que estos grupos ejercen un control territorial “en zonas estratégicas del municipio, con fines de manejo de los circuitos de expendio de sustancias psicoactivas, cooptando a bandas del crimen organizado locales, grupos de delincuencia común, pandillas, parches y combos, los cuales tienen presencia en el municipio y regulan diferentes aspectos de la vida cotidiana de la población”.
“Hay un tema de microtráfico estructural. La ciudadanía que estaba en el Bronx y que salió tras la intervención de la Alcaldía de Bogotá se desplazó al sur y por eso es tan normal que ahora haya un turismo de drogas en Soacha”, dijo José Luis Bohórquez, abogado integrante de la Mesa Esperanza de este municipio.
Otro aspecto delicado, según el informe, es el reclutamiento de jóvenes para el microtráfico y la penetración de bandas en colegios y centros educativos. “Los jóvenes son los más usados para realizar este tráfico de drogas y armas. La gente del sector está manejada por grandes grupos de narcotraficantes y de distintas organizaciones que los contratan para formar combos y disputarse el control de los sectores”, explicó la hermana Norma Inés Bernal, de la Asociación Codo a Codo.
En cuanto al tema de mujeres, dice el informe que es cada vez más crítico debido a los graves abusos y vulneraciones de derechos humanos cometidos por todos los bandos del conflicto armado de manera diferencial, así como las condiciones de discriminación, estigmatización e impunidad. Un análisis que se soporta en las cifras de la Unidad para la Atención y Reparación Integral de las Víctimas señala que en Soacha se han registrado 2.586 victimizaciones de mujeres en el marco del conflicto armado.
“La persistencia y prevalencia de patrones sociales estructurales que fomentan la segregación y la exclusión de las mujeres en el municipio (y a lo largo del territorio nacional) con los alarmantes niveles de violencia y subordinación, implican no solo desventaja para afrontar las consecuencias del impacto del conflicto, sino también las condiciones de una vida cotidiana”, sostiene el informe.
Finalmente, se suman los temas de desplazamiento, ya conocido en Soacha, y la xenofobia por la presencia de venezolanos en el municipio. “El último panfleto del que tuvimos registro en la Mesa Esperanza amenaza a toda la población venezolana del territorio de Soacha y a los vendedores de dulce de Transmilenio. Que tienen que irse, de lo contrario los matan, porque están quitando campos de trabajo, subsidios, atención social y un montón de cosas”, sostuvo el abogado integrante de la Mesa.
El Cinep ya denunció en un informe previo que la mayoría de las amenazas y asesinatos de líderes sociales son ahora anónimas y que estos grupos criminales ya no buscan fijar una posición política con sus actos, sino acabar con aquellos que no son de su agrado.
Fuente: Informe Cinep y el Espectador
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