Uribismo se mantiene firme en el gabinete
Carlos Holmes Trujillo y Claudia Blum llegan al Ministerio de la Defensa y a la Cancillería, respectivamente, con numerosos retos en lo técnico y lo político.
La búsqueda de un nuevo ministro de la Defensa obligó al presidente, Iván Duque, a mover su gabinete. La decisión del mandatario fue ubicar a Carlos Holmes Trujillo en la cartera de Defensa y, en su reemplazo, en el Ministerio de Relaciones Exteriores, nombrar a la exsenadora, Claudia Blum. Estos nombramientos se convierten en los primeros cambios profundos en el Gobierno. Se mantiene la línea del uribismo.
Con la designación de Holmes Trujillo, el Gobierno le apuesta, una vez más, a una mirada más política que de conocimiento del sector de defensa y seguridad para dicha cartera.
Esa es, por lo menos, la percepción que quedó entre los analistas consultados por EL COLOMBIANO quienes, a pesar de insistir que llega alguien sin experiencia en temas militares o policivos, coinciden en que la decisión del Gobierno fue acertada al nombrar a una persona con amplia experiencia en relaciones internacionales y con la capacidad de restablecer las relaciones del Ministerio con el Congreso y la opinión pública.
Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, afirma que con Trujillo se asegura un ministro de más argumentos y menos fanatismo. “Se requería de un político que pueda construir mejores relaciones. Creo que fue un buen cálculo para no incendiar más las cosas en momentos de crisis”.
A pesar de esto, el experto ve la falta de experiencia en temas de defensa y considera esto un riesgo. “Las curvas de aprendizaje en temas de seguridad son muy largas. A esto se le suma que debe estabilizar una situación interna y externa en las Fuerzas Militares. En esa toma de decisiones podría haber nuevos miembros en la cúpula militar”.
Para Erich Saumeth, analista e Investigador en temas de Defensa y Seguridad, el nuevo ministro de la Defensa cuenta con la actitud y autoridad para ser “esa persona que salga a responder con efervescencia, que sea contestataria. Esa persona que no tenía el actual Gobierno”.
“Sabrá interpretar su puesto”
Para el presidente Iván Duque, la “vasta experiencia en la administración pública, capacidad diáfana para trasmitir ideas y de armonizar la política local de seguridad con la política internacional en seguridad”, son los principales argumentos para confiarle a Holmes Trujillo la cartera de Defensa.
Esos conocimientos (ver protagonista) deberán ser canalizados, según lo pidió el jefe de Estado, en la lucha contra el narcotráfico, erradicación de cultivos ilícitos, el combate a los grupos armados organizados, el avance en programas sociales y las denominadas Zonas Futuro. Pero hizo énfasis en una labor: la seguridad ciudadana, cuya nueva estrategia será publicada la próxima semana y se enfocará en la reducción del hurto a personas, homicidio, extorsión y secuestro.
“Tiene la tarea de avanzar con la seguridad en el Bajo Cauca antioqueño, Arauca, Pacifico Nariñense, Catatumbo y también avanzar en el plan social del Cauca. Deberá evaluar todos los riesgos a la seguridad nacional y avanzar en los temas de desminado y protección a los derechos humanos. Son bastantes retos, pero sabemos que lo va a interpretar bien y tendrá una gran relación con las Fuerzas Militares”, recalcó el presidente Duque.
Llegó con promesas
La primera intervención de Carlos Holmes Trujillo como ministro de la Defensa llegó con varios deseos (ver claves).
Enfatizó que en su nuevo despacho “no se tolerarán” violaciones a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario, el entrante Mindefensa aseguró apoyo total y fortalecimiento a las Fuerzas Armadas “para defender la soberanía e independencia de nuestro territorio nacional”.
Uno de los anuncios del nuevo ministro, vinculado con su antiguo trabajo como canciller, tiene que ver con el fortalecimiento de las relaciones con países aliados en la región, con la que se buscará, tal cual lo aseguró el funcionario, “garantizar paz, tranquilidad y estabilidad”.
Sobre este tema, Néstor Rosanía cree que gracias a su paso por la Cancillería y su experiencia diplomática, la situación que se vive con el gobierno de Nicolás Maduro y la zona de frontera puede ser manejada de otra manera.
“Él sabe cuál es el mapa político, sabe cómo se puede mover en la Organización de los Estados Americanos, OEA, y otros organismos. Ha hecho permanentemente una estrategia diplomática, faltaba el componente militar y ahora puede emplear para construir una estrategia disuasiva”, asegura Rosanía.
Enroque en momento clave
Pasaron 15 meses de gobierno para que el presidente hiciera cambios sustanciales en su equipo de trabajo más cercano.
Trujillo llega en un ambiente caldeado por las críticas al Gobierno por el bombardeo en Caquetá en el que murieron menores de edad y una tibia relación política con el Congreso. La cara nueva en el gobierno es la de Claudia Blum de Barberi, exsenadora, recordada por ser la primera mujer en llegar a la presidencia de esa corporación y de férrea militancia uribista.
Blum fue embajadora ante la ONU en el segundo gobierno de Álvaro Uribe, hecho que confirma que Duque mantiene una “línea de mando” cercana al uribismo.
De hecho, en varias columnas suyas publicadas en el diario El País de Cali, Blum fue crítica con el Acuerdo de paz y aseguró que su implementación deterioraba los valores. La dirigente, junto con su esposo Francisco Barberi, fue financiadora de la campaña de Duque a la Presidencia en 2018.
Andrés Felipe Bernal, profesor de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad La Gran Colombia, considera que “con la falta de representación que ha manifestado el Centro Democrático en el Gobierno, el enroque de Carlos Holmes en el Ministerio de Defensa permite que con la llegada de Claudia Blum a la Cancillería se maten dos pájaros de un solo tiro”.
Para el analista, Blum “es reconocida como propia de las bases del Centro Democrático y cumple con las exigencias de su bancada, y a la vez tiene gran cercanía con Vargas Lleras, lo que en últimas le permite al Gobierno tender puentes con uno de los partidos independientes que le ha hecho contrapeso en el Congreso”.
Al frente de las relaciones exteriores, la dirigente política tendrá como desafío la relación con Venezuela, fortalecer la política antidrogas con Estados Unidos, resolver el conflicto diplomático con Cuba por proteger miembros del Eln y darle vida al Grupo de Lima.
Estos cambios coinciden con momentos difíciles para el Gobierno. Desde lo político por la denuncia del bombardeo del senador del Partido de la U, Roy Barreras, que ocasionó la salida del exmindefensa Guillermo Botero, desde lo social, comunidades indígenas, campesinas, estudiantiles y centrales obreras preparan, el próximo 21 de noviembre un paro nacional.
Esta convocatoria ha causado el choque de extremos en la agenda nacional, incluso, la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez dijo que muchos estaban llamando a la violencia y que los promotores del paro “no quieren a Colombia”. El paro se convierte en un primer examen de orden público para el ministro Trujillo.
Cambios en la política
Mejorar las relaciones del ejecutivo con el legislativo es otra meta a corto plazo para el Gobierno. Para ello, el presidente Duque ha hecho algunos ajustes en sus asesores más cercanos y en el Ministerio del Interior.
Ayer se posesionó Daniel Palacios como nuevo viceministro del Interior. Fue Concejal de Bogotá por el Centro Democrático y asesor del expresidente Álvaro Uribe. A su cargo tendrá la coordinación de la agenda legislativa.
Para fortalecer los lazos con los congresistas, Duque confirmó a Karen Abudinen, actual alta consejera para las Regiones, como consejera Política, cargo que ocupaba Jaime Amín. Abudinen es barranquillera, cercana a la casa Char y, dicho por miembros del gabinete que no quisieran dar su identidad, es quien mejor se mueve con las bancadas.
Desde septiembre, María Paula Correa, quien ejercía como secretaria de Presidencia (e), pasó a ser jefe de gabinete y mano derecha del jefe de Estado.
Estos movimientos, para Ángel Tuirán, director del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de Uninorte, se dan por “la posible no aprobación de la ley de financiamiento, a pocos meses del cierre de la legislatura y la moción de censura contra Guillermo Botero que dan cuenta de un Congreso que no está dispuesto a dejar pasar por alto las debilidades que pueda tener el Gobierno. El reto es encontrar la estrategia que permita que el Congreso apoye las iniciativas gubernamentales, para que pueda implementar su plan de desarrollo a cabalidad”.
Tomado de: elcolombiano.com
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