La desobediencia a las medidas preventivas por el coronavirus es un mal que invade a Soacha
Ni las altas cifras de contagio, ni el pico y género ni mucho menos el toque de queda, inmuta a muchos residentes de Soacha porque siguen saliendo como si no pasara nada.
En los 44 días de cuarentena (incluyendo el simulacro vital), la constante ha sido violar las medidas y desafiar la vida propia y la de las familias de aquellos que desobedecen. Cientos de habitantes aún no las acatan y ponen en riesgo su salud y la de su entorno.
La situación de desobediencia a las medidas implementadas por la actual pandemia del coronavirus se evidencia todos los días en las calles del municipio de Soacha, Cundinamarca, donde a pesar del alto número de casos de contagio registrados (66 hasta hoy), muchos habitantes aún no dimensionan la magnitud ni el peligro que corren al no acatar las normas.
Periodismo Público habló con algunos ciudadanos que estaban en las calles y cada uno justificó su salida: “Salí porque necesito comprar mercado, además es bueno tomar aire porque al estar encerrado uno se enferma más”, sostuvo un residente de San Mateo.
“No pues yo salí a dar una vuelta hasta donde mi hermana que vive allí a dos cuadras. Voy a traer unos huevos porque la verdad a mí se me acabaron y debo darle a mi hija de 6 años”, aseguró Leydi, una habitante de Ciudad Latina.
Y así cada uno justifica su salida, a pesar del elevado número de contagios y de las medidas impuestas en el municipio. Muchas calles permanecen llenas, como un día normal, incluso hay presencia de vendedores ambulantes.
“Es que si no salgo no como, yo tengo una esposa y tres hijos a los cuales debo mantener, entonces me toca salir y arriesgarme a vender en mi carreta porque a nosotros el gobierno nos dio un mercado hace más de 15 días y ya se nos acabó, entonces es simple, si no salgo a trabajar, no como”, sostuvo un vendedor de verduras.
Y es que a pesar de las medidas impuestas por el Gobierno Nacional y de las tomadas a nivel municipal como el toque de queda y el pico y género, hay calles de Soacha que siguen llenas de personas. Igual sucede con el comercio, muchas tiendas de barrio, misceláneas, y supermercados continúan atendiendo en horarios no permitidos.
Lo cierto es que en Soacha se evidencia un contraste mortal en medio de la pandemia porque muchos deben arriesgar su vida para salir a las calles a buscar comida. Sin embargo también es real que un número significativo de ciudadanos sale porque su espíritu es desafiar las leyes y se creen inmunes ante un virus que ha matado a 314 personas en el país y a más de 240 mil en el mundo.
Por Ricardo G. – Foto: referencia
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