La niña que ‘renació’ en Altos de la Florida

Cuando se pensaba que las posibilidades de sobrevivir eran prácticamente nulas, una milagrosa recuperación le permitió a Julieth Obando ‘volver a la vida’, luego de superar un grave accidente que sufrió el pasado 8 de agosto cuando regresaba a su casa después de cumplir con su jornada escolar. La joven no ha podido regresar al colegio, además la falta de un computador ha impedido que avance en las tareas que le envían sus docentes.


Julieth, de 14 años de edad y estudiante de noveno grado, es una niña soñadora que siempre le ha sonreído a la vida, a pesar de los obstáculos que ha tenido y las duras pruebas que ha enfrentado. De esas pruebas, la más dura más dura sin duda fue un trágico accidente ocurrido en la noche del 8 de agosto, cuando en medio de extrañas circunstancias cayó del campero que había abordado para llegar a su casa en Altos de la Florida. Lo grave para Julieth no fue el hecho de haber caído del vehículo, sino que este le haya pasado por encima completamente:

“La niña venía del colegio a eso de las 8:00 pm, esa es la hora en la que usualmente regresa a casa con sus hermanos, que estudian en el mismo colegio. Yo estaba en la casa esperándolos a todos, de un momento a otro la hermanita de Julieth llegó a la casa y me dijo que la habían llevado al hospital porque se había caído de un carro, y que además le pasó por encima. Ella cayó debajo del carro y este la embistió con su parte trasera. En el momento en que eso pasó, afortunadamente la niña se corrió, porque de lo contrario el vehículo le hubiera pasado totalmente por encima. Fue un accidente mortal, algo durísimo que nos dejó muy mal a todos. Sin embargo, hoy le doy gracias a Dios y al Divino Niño Jesús por hacerme el milagro de recuperar a mi hija. Yo la puse en oración, igual que hicieron muchísimas personas, porque cuando el médico me dijo que la niña estaba viva gracias a los aparatos a los que estaba conectada, sólo quedaba esperar la voluntad de Dios, pero afortunadamente él me la regresó a la vida”, explicó Blanca Inés Rojas, madre de Julieth.

Momentos de angustia:

Luego del accidente, el panorama para Julieth y su familia no era nada alentador. Lo primero que se hizo fue trasladarla al Hospital Mario Gaitán Yanguas, donde desafortunadamente la atención no fue la mejor, a pesar de la gravedad de la situación y el riesgo que ese momento corría la niña, pues según dijo la propia mamá de la menor, “si se hubiera quedado allí, tal vez estaría muerta”. No obstante, quizás por suerte o porque el destino tenía previsto que Julieth y su familia iban a superar esta difícil prueba, la niña fue trasladada al Hospital de la Misericordia en la ciudad de Bogotá, donde los médicos procedieron de inmediato para evitar que lo de Julieth se convirtiera en una tragedia:

“Tan pronto llegamos al Hospital Mario Gaitán tuvimos que esperar cerca de siete horas para que la atendieran. Ella aguantó demasiado porque es una niña muy fuerte, por eso como mamá la admiro y la felicito, por tener tanta fuerza para haber soportado ese dolor, pues nunca se desmayó y siempre estuvo consciente de todo. Cuando fue trasladada estaba casi sin signos vitales, además en la ambulancia la llevaron como si estuvieran trasladando a una paciente con heridas superficiales, casi como si tan sólo se hubiera fracturado un dedo. Ya cuando llegamos a la Misericordia, de inmediato los médicos empezaron a valorarla. Le conectaron cuanto aparato había para ver qué había sucedido.

Posteriormente, la doctora dio su diagnóstico, ella dijo que el accidente de la niña era gravísimo, y me preguntó que si sabía de la gravedad de este. Me aseguró que había que entubarla y subirla a cuidados intensivos, porque estaba muy delicada, entonces me pidió que firmara una serie de documentos para autorizar varios procedimientos”, agregó la mamá de Julieth, quien además dijo que:

“Llegó un momento en el que no podía respirar, pues el pulmón se estaba llenando de sangre. También vomitaba sangre, realmente estaba muy grave. La morfina no le hacía efecto y tuvieron que inducirle un coma regresivo para poder estabilizarla y realizarle todos los procedimientos correspondientes. Por fortuna todo lo estaba cubriendo el SOAT del carro, pero eso no era ninguna garantía de que mi hija se iba a salvar. Se pensaba que la recuperación iba a durar unos seis u ocho meses, y que durante este tiempo iba a permanecer hospitalizada. Sin embargo, Julieth salió del hospital en tan sólo 15 días, la verdad no estuvo más tiempo porque su evolución fue una cosa extraordinaria, día tras día mejoraba más y más, y los medicamentos le empezaron a hacer efecto. Fueron varios órganos los que se vieron afectados, tuvo lesiones en la vejiga y en los pulmones, se le rompieron dos costillas y se le quebró la pelvis”.

Testimonio de una luchadora:

“El accidente que tuve fue algo muy duro, la verdad que no se lo deseo a nadie, porque ha sido algo muy difícil. Sin embargo, a pesar de que es una prueba bastante dura, me siento muy bien y muy unida con mi familia, pues la verdad hubiera sido mucho peor si hubiese tenido que enfrentar esto sin la ayuda de ellos. Me siento muy bien porque me he recuperado muy rápido, teniendo en cuenta lo que fue el accidente y lo que tuve que pasar, me encuentro bastante bien. Una mujer siempre tiene un sexto sentido para las cosas, pero uno de joven no tiene a veces ese sentido común de seguir las intuiciones que siente. Yo sí presentía que el accidente iba a ocurrir, pero no me previne en seguir esas intuiciones”, manifestó Julieth.

Con total serenidad y un impresionante grado de madurez, Julieth indicó que luego de haber superado este difícil episodio, quiere seguir adelante con su vida y todos sus proyectos, además sacar su bachillerato adelante. La niña dijo que su situación no ha sido fácil, que tener un aparato que le ayuda a moverse instalado en su cadera le ha impedido hacer muchas cosas, y que incluso aún está muy adolorida, además hay veces que sufre desmayos y otros percances:

“Aunque es algo complejo, hago lo mejor que puedo para sobreponerme. Creo que he aprendido a dejar de ser tan terca, a seguir las instrucciones tal como me las dicen y hacer lo que tengo que hacer. Gracias a Dios mi familia está unida, tengo un inmenso apoyo para seguir luchando por ellos y por mi estudio, porque debido al accidente quedé imposibilitada para ir al colegio, aunque de todos modos me han mandado los trabajos, entonces con eso estoy reactivando mi estudio. Me encuentro un poco desubicada, las tareas a veces requieren que averigüe muchas cosas, pero no puedo ir a realizar consultas porque casi no puedo caminar. Necesariamente necesito un computador, en la casa tengo uno pero no funciona, por eso es necesario este equipo, porque aunque mi hermano Gabriel me trae las tareas del colegio, me quedo atrasada en algunas cosas”, aseguró la joven Julieth.

Dos luchadoras:

“La enseñanza que me deja todo esto es que todos debemos cambiar nuestra actitud hacia la vida, porque yo creo que Dios no es el que nos manda las tragedias, pues casi siempre la gente dice que es él quien provoca estos acontecimientos, pero no es así. Lo que hace él es llamarnos la atención para que a través de estas cosas cambiemos para bien, todos tenemos que valorar más la vida, ser más unidos y amar a nuestra familia. Pero sin duda, lo mejor es que sin importar qué pase, debemos seguir y debemos luchar, no lamentarnos y tampoco quejarnos, eso no le sirve a uno para nada, en cambio sí sirve hacer las cosas, proponérselo y lograrlo”, resaltó la señora Blanca Inés.

“Mis amigos me extrañan mucho porque yo he sido una persona que ha colaborado bastante en el colegio. En mi habitación tengo algunas cartas que ellos me han hecho, también me han enviado muchos mensajes. Por otra parte, mi profesora María Helena Montes ha estado muy pendiente de mí, me ha ayudado mucho, ha ido al hospital y me ha colaborado demasiado. Tengo que seguir adelante porque hay que continuar luchando por mis sueños. Yo quiero estudiar Criminalística y ser una gran profesional en esta área, es algo que me gusta mucho porque requiere de mucha investigación y es muy curioso. Sé que algún día seré una gran investigadora, aunque también me gustaría ser profesora para enseñar a los jóvenes que deben seguir sus sueños, porque sin eso no somos nada. También quiero hacer mi casa más bonita”, concluyó Julieth Obando.

Para terminar esta historia, de acuerdo a la pequeña dificultad que Julieth tiene para ponerse al tanto con sus quehaceres académicos, debido a la falta de un computador y una conexión a internet, tanto ella como su familia hacen un llamado para que, si alguien tiene la disponibilidad y la facilidad de ayudarles a obtener un equipo, lo pueda hacer. Para ello, los interesados se puede comunicar con la mamá de la menor al celular: 313 8956500.

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