A propósito de la Educación y el Emprendimiento

Actualmente encontramos una gran dificultad en la relación educación-emprendimiento que se ha planteado en los nuevos planes de educación propuestos en Colombia, esta dificultad comienza con el modelo educativo, ya que durante mucho tiempo se creyó que aprender era acumular datos en la memoria y la forma de enseñar estuvo basada en una clase magistral, o en lo que decían los Libros, donde el protagonista era el erudito profesor, poseedor de la sabiduría que se dignaba a transmitir a sus alumnos, quienes asumían una actitud pasiva, sólo escuchando, ejercitando la percepción y memoria.


Se le daba más importancia a saber cosas que a saber hacer cosas. En este modelo educativo, las normas, mandamientos y prohibiciones son la base del componente unilateral de socialización; la autoridad hace que se mantenga el orden y conduce a una adaptación más rápida. Según este tipo de educación, el educando debía ser enseñado y controlado por aquellos que poseían la autoridad.

Para lograr un proceso pedagógico verdadero en emprendimiento debemos romper este paradigma, En la escuela tradicional no se fomenta la capacidad de soñar. Los métodos tradicionales están más basados en la obediencia, en ajustarse a reglas y en memorizar datos, por ello, no es de sorprenderse que cuando somos adultos nos cueste montar empresas o ser innovadores y preferimos ser eternamente empleados. Sin embargo, hay que resaltar que la nueva política educativa de emprendimiento pretende cambiar nuestro entorno formativo…a partir de ella se quiere que el joven colombiano crea firmemente en que se puede comenzar a soñar ahora y pensar en los proyectos que nos gustaría hacer o en lo que nos gustaría convertirnos en el futuro.

Dentro de esto, es muy importante que la mentalidad de nuestra sociedad cambie y reconozca que los sueños pueden hacerse realidad y que para hacerlo se debe tener el coraje, el compromiso, la organización y la motivación suficientes, además de la alta estima personal y el concepto mental de que sí puede lograrse, así como ciertas competencias y conocimientos que debe desarrollar un emprendedor.

Lo que un emprendedor piensa que es como persona, condiciona lo que haga y lo que de hecho será en un futuro próximo. Un verdadero emprendedor se comporta como cree que es y aquí está el primer elemento de cambio. Nunca se alcanzará una verdadera educación en emprendimiento si no se trabaja primero en la concepción positiva de sí mismo en el estudiante, en el docente y en su entorno social, en esto también influyen los roles que se desempeñan, la comparación social, los juicios de los demás, las experiencias de éxitos y fracasos, la cultura e incluso las influencias genéticas.

Desde esta perspectiva, la Escuela debe cambiar, el docente debe cambiar, la malla curricular debe cambiar y hasta el Padre de familia debe cambiar, todo esto está relacionado con la adecuada actitud mental efectiva. Como dice Sun Tzu, en su libro “El Arte de la Guerra”: “El vencedor antes de entrar en la batalla ya ha ganado”. Y así funciona la vida, si piensas que vas a perder, pierdes. Si crees que puedes ganar, tienes muchas más posibilidades de conseguirlo. Por ello, si lo que en verdad se desea es desarrollar el talento de un emprendedor, el punto de partida ha de comenzar en él mismo y en su lenguaje interior, no en los últimos grados de educación sino desde la primera infancia.

En las palabras de Goethe: “Trata a un hombre tal y como es y seguirá siendo lo que es. Trata a un hombre como puede ser y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe ser”, es decir, el emprendedor será lo que sea capaz de soñar y lo lejos que pueda llegar depende del alcance de sus deseos; lo que sea capaz de conseguir obedece a sus expectativas. Su futuro está escrito y lo escribió él mismo con sus sueños y confianza en lo que pueda hacer.

En consecuencia, podemos ayudar a los emprendedores dándoles como escuela, como docentes, como familia y como sociedad el apoyo y seguridad que requieren, pero la confianza, convicción, deseo, motivación y esfuerzo necesario para emprender los debe desarrollar él mismo, con nuestra ayuda y desde muy niño, pero desarrollarlos el mismo…

El camino apenas comienza, son muchos los obstáculos a vencer y las cosas que cambiar, se ha dado el primer paso y debemos afrontar este reto con la firme convicción de que nada reemplaza la importancia del esfuerzo y la constancia, con ilusión suficiente para aliviar la fatiga del camino y saborear anticipadamente el triunfo, solo así, lograremos que nuestros jóvenes se conviertan en verdaderos emprendedores que cambien a futuro la realidad de nuestra patria.

Un gran abrazo de Sol para todos.

John Faiber Garzón Urrea.

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